Debate en Telemadrid | EFE

Como cada debate electoral en cualquier parte del mundo, el de ayer entre los seis principales candidatos a presidir la Comunidad de Madrid dejó respuestas, incógnitas, dudas sin aclarar y evidencias resueltas.

Sigue resultando cuando menos llamativo que el político español con mayor capacidad para comprender el significado y el ejercicio del poder, alguien desinteresado por todo lo que suene a gestión, trabajo y compromiso, abandone el gobierno de la nación a cambio de un esperado batacazo en unas elecciones regionales. Siquiera la misión de salvar a su partido de pasar a ser extraparlamentario suena razonable para descartar alguna sorpresa de aquí a la noche del 4 de mayo en forma de noticia que cambie el resultado previsto por todas las encuestas.

No sorprende tanto, sin embargo, que Mónica García le espetase –con una “e” muy cercana a la “u”– a Rocío Monasterio: “¿Sabes quién viola, asesina y acosa sexualmente? Los hombres”. Sí, que su comentario contrario a la más mínima concepción de la libertad, la igualdad y el decoro no encontrase respuesta.

Si hubo una clave de la noche, fue el “Pablo, tenemos 12 días para ganar las elecciones” de Ángel Gabilondo, apenas semanas después de haberse comprometido a no pactar con Podemos tras el 4 de mayo. Entonces no llegó a decir aquello de que no dormiría por las noches si tuviera a Iglesias en su gobierno, como confesó Pedro Sánchez tiempo antes de nombrarle vicepresidente. Ahora no ha aguantado la mentira hasta después de las elecciones, como sí hizo el inquilino de la Moncloa y pasajero del Falcon.

El mismo Gabilondo recordó en varias ocasiones a Rocío Monasterio que Vox está solo frente a los otros cinco partidos en buena parte de las batallas de la guerra cultural. Los MENA, el género o las restricciones de los Derechos Fundamentales que durante el último año han limitado las vidas de los españoles, que Vox propone levantar tras el 4 de mayo, siguiendo el ejemplo de otros lugares del mundo y, ante todo, el más básico sentido común. En contra de la izquierda y también de Díaz Ayuso, quien, a pesar de utilizar la “Libertad” como eslogan, señaló esta semana que la Comunidad de Madrid extenderá las limitaciones existentes más allá del fin del estado de alarma. Si llega. Cuesta encontrar un argumento mejor que la soledad frente al consenso para reforzar la opinión de un votante del partido liderado por Santiago Abascal.

Un debate más de la eterna campaña electoral que desde hace demasiado es la política española. Otra exhibición del aplastante poder de implantación e imposición de la narrativa totalitaria adoptada no sólo por la izquierda en todo Occidente. El preludio de una oportunidad única con repercusiones que trascienden Madrid.

*Publicado por el autor originalmente en Actuall.