El Principio de no contradicción es un principio de la lógica y la filosofía clásica por el cual una proposición (A) y su negación (-A) no pueden ser verdaderas al mismo tiempo y en el mismo sentido, o lo que es lo mismo; dos proposiciones que se niegan la una a la otra no pueden ser al mismo tiempo verdaderas. Todo aquello que implica una contradicción es falso. Este principio es considerado una de las leyes clásicas del pensamiento lógico. Aristóteles lo describe como el primer principio del que surgen todos los demás. Parménides también dijo: “Lo que es es y lo que no es no es”.
Pero, a veces, las contradicciones las rodeamos como quien rodea una vaca en mitad de un sendero y sigue caminando. Cuando alguien nos pregunte, “¿viste a la vaca?” diremos que no, porque si nadie nos ha visto rodearla también puede ser que nunca sucedió. Siempre nos queda la posibilidad de argumentar con algún cambio de estadio en nuestra vida: “no es lo mismo Pedro Sánchez ciudadano que Pedro Sánchez presidente del gobierno”. Y tanto que no lo es, especialmente para la vida del resto. Y a lo mejor usted no era el mismo cuando rodeó la vaca, así que no se preocupe porque aunque sea la misma persona son dos fases vitales diferentes, así que no hay vaca y a lo mejor ya ni sendero. Y a otra cosa.
Pues ésta y otras cosas parecidas son las que hemos tenido que escuchar por parte de la izquierda en los últimos tiempos. Un carrusel de sinsentidos, majaderías y contradicciones que desafían a la lógica más elemental y que muchos no pensábamos que fueran posibles. A los bandazos en todo el programa político yendo de un extremo al contrario, hay que añadir el empeño de la izquierda en regular y legislar las mentes, los gustos y usos y costumbres de cada uno hasta el último rincón de los hogares. Esto ha tenido como resultado que los disparates se sucedan sin control. Aquí sólo hemos constatado algunos ejemplos sin profundizar mucho, pero queda claro que las posibilidades de combinación de unas con otras consiguen un resultado que es probable que tienda a infinito.
La izquierda: “Mi cuerpo es mi decisión”. También la izquierda: “La vacunación tiene que ser obligatoria”.
La izquierda: “Libertad de expresión sin límites”. También la izquierda: “Los piropos son delito”.
La izquierda: “Aborto libre porque mi cuerpo es mío”. También la izquierda: “Los niños no son de los padres”.
La izquierda: “Los hombres son biológicamente más violentos”. También la izquierda: “El género y el sexo lo elige cada uno libremente”.
La izquierda: “Las mujeres no pueden volver a casa seguras”. También la izquierda: “Si un señor se siente señora puede hacer uso de las instalaciones públicas exclusivas femeninas”.
La izquierda: “Defendemos la democracia”. También la izquierda: “El comunismo tiene cosas buenas”.
La izquierda: “La monarquía no tiene cabida porque las razones de sangre”. También la izquierda: “Fidel Castro / Raúl Castro. ¡Viva la revolución!”.
La izquierda: “Defendemos el colectivo LGTB”. También la izquierda: “El comunismo tiene cosas buenas”. (2)
La izquierda: “El capitalismo es el origen de todo lo malo”. También la izquierda: “¿No tengo derecho a vivir bien?”
La izquierda: “Hay que pasar página con ETA porque ya no mata”. También la izquierda: “La Guerra Civil”.
La izquierda: “Hay que tener comprensión, magnanimidad y aprender a pasar página”. También la izquierda: “Saquemos a Franco de su tumba en prime time y con un helicóptero”.
La izquierda: “El género es un constructo social que nada tiene que ver con las características físicas ni la genética”. También la izquierda: “Sí a las cuotas de género”.
La izquierda: “Juzgados exclusivos para hombres porque los porcentajes de los delitos”. También la izquierda: “¿Qué importa la nacionalidad en un delito, racista?”.
La izquierda: “Libertad sexual, mi cuerpo es mío”. También la izquierda: “Prohibición de la prostitución”.
La izquierda: “La Internacional Socialista”. También la izquierda: “Vivan los independentismos”.
La izquierda: “Defendemos a los LGTB y a las mujeres”. También la izquierda: “Todas las culturas son válidas y tienen cabida en nuestra sociedad globalista”.
La izquierda: “Luchemos contra los estereotipos”. También la izquierda: “Los homosexuales a este lado, las mujeres al otro, inmigrantes más allá, me van haciendo grupos en orden y detrás de su bandera cada uno, por favor”.
La izquierda: “Estamos a favor de la educación libre”. También la izquierda: “Estamos a favor del adoctrinamiento”.
La izquierda: “Los estereotipos de mujeres perfectas afectan a la salud mental de las niñas”. También la izquierda: “¿Pero Batman, Superman, He-man? Calla, fascista”.
La izquierda: “Ley Trans”. También la izquierda: “Ley de Violencia de Género”.
Todo esto tendría hasta gracia si no fuera porque cuando uno ha escuchado ya la contradicción número tres millones por parte del gobierno, empieza a sospechar que la izquierda piensa que somos todos igual (de perspicaces) que sus votantes. Así que las dos opciones que nos quedan a los ciudadanos que sólo intentamos que nuestra vida sea más fácil y que queremos que el gobierno se note lo menos posible son pasar del tema o enfadarnos. El problema para el Ejecutivo vendrá cuando cada vez más gente empiece a coincidir en la segunda opción.
Las contradicciones de la izquierda no conocen límites. Ni en el tiempo ni en el espacio. Iglesias lo sabe bien, y en más de una ocasión ha declarado que “hacer política supone cabalgar las contradicciones”. Les presento a la izquierda cowboy.