Cosas más inútiles que Pachi López

Es verdad que a priori no se me ocurren muchas. Una de las cosas más absurdas que he visto en mi vida son las esponjillas de maquillaje. Que absorben todo y al usarlas ni te maquillas, ni te esponjas —si es que eso se puede hacer—. Pero al menos a la esponjilla, en su último día de vida, cuando te quedas sin base, la cortas por la mitad y te pintas con lo que se ha ido quedando ahí guardado. Pachi López me parece igual de inútil en una pieza o en dos.

Representa perfectamente lo que es el PSOE. Gente gris dispuesta a todo para seguir con su historia criminal y tapar las vergüenzas de su jefe y de Vergoña Institución Gómez, para su maridín, que a estas alturas ya no se pueden tapar ni con el techo del Bernabéu. Cuando veo a Pachi no responder a los periodistas que no le hacen la pelota cada semana, entiendo cómo es posible que no sepa ni las operaciones matemáticas básicas para entender que el diputado José María Sánchez, de 61 años, no pudo de ninguna manera apoyar a los nacionales en la Guerra Civil. No debemos descartar que Pachi no conteste porque simplemente no le sea posible. Más allá de «Perro guapo» o «¿a ti qué más te da?», probablemente no pueda decir nada. Dudo mucho que sepa elaborar subordinadas.

Pero lo cierto es que Pachi, en realidad, sí tiene una utilidad en la vida. Y no menor. Cumple una función social. Como la Iglesia. Estoy convencida de que Pachi es al que le sueltan a Yolanda Díaz, y anteriormente a Irene Montero, para que se sientan listas cuando no tienen a mano a José Manuel Albares. Albares es el Soraya de Sánchez. Los dos son bajitos con mal carácter y afición a poner manitas y bocas tontas, como de ursulina. Cuando el marido de Instituciones Gómez y yerno de Saunas Gómez caiga, en su escaño habrá una mariconera de Albares. No tengo dudas. Albares, igual que Pachi, tiene cualidades que aparentemente no sirven para nada. Como saber elegir un vestuario que le haga parecer de una altura de metro veinte cuando estoy convencida de que en realidad mide metro treinta. Pero no nos desviemos. Yolanda Díaz, con su paupérrimo nivel intelectual que provoca que le diga a Garamendi que está muy guapo —¡dos veces!— y que le dé unos biquiños, al lado de Pachi parece Albert Einstein. Incluso el resto de socialistas lo parecen.

Además, se anuda esas corbatas que parece que le ha robado a un conductor de funeraria como si quisiera ahorcarse con ellas, por lo que entiendo que se le ha asignado una segunda obligación: que los hombres que se lo crucen se sientan miembros de la Cámara de los Lores a su lado. Siendo el hortera de Sánchez, con sus trajes morados su jefe, también tiene todo el sentido.

Así que valoremos a Pachi. Que no es guapo, no es elegante, no es fino, no es inteligente y está sin educar. Pero cumple perfectamente con su cometido.