Bolivia lleva dos décadas atrapada por la franquicia delictiva llamada Socialismo del Siglo XXI. Los efectos se sienten en la dificultad para conseguir dólares, las colas por combustible, la inflación, la devaluación de la moneda y, en especial, la desesperanza de la gente. La dictadura, que ya no puede ocultar la crisis económica, hace de todo para convencer a la ciudadanía de una supuesta normalidad.
Uno de los relatos que usó fue afirmar que Bolivia no debía preocuparse de la falta de dólares, pues éramos parte del nuevo sistema monetario, el Yuan. Sin embargo, hay dos grandes detalles, la economía de China es un castillo de naipes y el dólar está lejos de perder su condición de moneda internacional de intercambio y reserva de valor.
La crisis del sector inmobiliario con la que China empezó el 2024 son el resultado de las políticas típicamente keynesianas de estimular la demanda agregada. Pero también ha revelado algo muy importante: El rasgo autoritario de Xi Jinping.
Según Alfred Wu, profesor asociado de la Escuela de Políticas Públicas Lee Kuan Yew de la Universidad Nacional de Singapur: «Mientras la esperada recuperación poscovid aún no se ha materializado del todo, los jóvenes luchan por encontrar trabajo, los inversores lidian con las pérdidas del mercado y los propietarios de pequeñas empresas luchan por mantenerse a flote. Ha ido aumentando el escepticismo sobre la dirección trazada por el líder y su nuevo equipo. Xi también ha supervisado una sacudida política en sus propias filas, lo que ha empañado aún más el inicio del nuevo mandato. Puede que estos retos no supongan una amenaza para Xi, que es el líder más poderoso y con más autoridad de China en décadas. Pero la forma en que su equipo aborde estas preocupaciones tendrá implicaciones no solo para el futuro de China y sus 1.400 millones de habitantes, sino para la economía mundial en general».
Los inversores mundiales, además de varios millonarios chinos, no están dispuestos a arriesgar su capital en lo que parece ser el retorno al maoísmo más radical, pues, hasta finales del 2023, más de 10.000 millones de dólares habían abandonado el Dragón Rojo.
Según Andrew Amoils, Jefe de Investigación de New World Wealth, esto podría ser más dañino al país que en años anteriores, ya que el crecimiento general de la riqueza en China ha disminuido recientemente. En síntesis, el gigante asiático se desmorona. Por otro lado, el Yuan derrotando al dólar en una guerra de divisas no es más que un cuento que la dictadura de China y sus socios del Socialismo del Siglo XXI han intentado imponer, puesto que en los mercados mundiales el dólar ocupa el 88%.
Los mandones bolivianos están plenamente conscientes de lo anterior, ya que, mientras apoyan la narrativa del Yuan, buscan desesperadamente que la Asamblea apruebe créditos en dólares para, entre otras cosas, seguir financiando el Gasto Público y la ilusión de estabilidad.
Pero ¿qué implica que Bolivia no solamente apoye los cantos de sirena respecto al Yuan, sino toda la agenda antioccidental de las dictaduras de China, Irán y Rusia? Como mínimo, en especial en términos económicos, sanciones por parte del FMI, y, de continuar con sus bravuconadas, la expulsión del acuerdo de Bretton Woods. En su artículo, Arce ratifica su política exterior antioccidental al estrechar su vínculo con Irán y China, Mauricio Ríos expresa lo siguiente: «Recordemos que Bolivia es signataria del Acuerdo de su creación en 1944 junto a otros 44 países. Este gran pacto, y las instituciones que de él derivan (FMI y Banco Mundial), fueron establecidas principalmente por las potencias occidentales, especialmente Estados Unidos y Europa Occidental, quienes alcanzaron la victoria frente al Partido Nacionalsocialista Obrero Alemán en la Segunda Guerra Mundial y las grandes inestabilidades económicas globales que de ella derivaron; no es que el FMI va a derrumbarse si acaso Bolivia no es parte de sus miembros permanentes, pero el mensaje que lanza y la postura que asume frente a las principales amenazas geopolíticas globales no quedará en la indiferencia si acaso se diera una escalada en la que ha contribuido decididamente».
En conclusión, las incontinencias verbales de Evo Morales, David Choquehuanca y, últimamente, de Luis Arce Catacora han puesto a Bolivia en serios aprietos diplomáticos. Pero lo preocupante acá es que no se ve a una fuerza opositora que considere estos puntos, parece que todo se resumen en esperar cual de las dos facciones del Movimiento Al Socialismo va a ganar la disputa interna para subirse a ese carro.