El 18 de agosto se cumple el 85 aniversario de uno de los episodios más famosos de la Guerra Civil, el asesinato de Federico García Lorca. La noche del 18 de agosto de 1936 España perdió uno de sus poetas más universales, pero lo cierto es que su figura ha trascendido de su obra y ha sido objeto de una utilización política nauseabunda. El poeta granadino se convirtió, con los años, en un arma política.

Durante 40 años se ha utilizado al autor del Romancero Gitano como arma política, haciendo la izquierda de Lorca uno de sus mitos ideológicos, un mártir de la lucha por la libertad y contra el fascismo. No han demostrado jamás ningún interés por conocer las verdaderas circunstancias de su muerte. No interesa su vida, ni siquiera su obra; únicamente les ha servido para utilizarlo políticamente. Algo que, por cierto, Lorca hubiese detestado.

Para ello han contado con la ayuda inestimable de algunos historiadores como Ian Gibson, que, aunque hay que reconocerle su labor para ayudar a conocer la vida del poeta, no es menos cierto que ha orillado ciertos datos de su biografía para ayudar a crear el personaje deseado por la izquierda.

Entre unos y otros, nos han vendido la idea de que Lorca murió exclusivamente por causas políticas, cuando la realidad fue bien distinta.

En los últimos años, los historiadores Miguel Caballero y Pilar Góngora han aportado una serie de datos muy importantes para conocer y entender toda la trama que rodeó el asesinato del poeta granadino. Datos desconocidos durante muchos años sin los que no se puede construir el puzle de lo ocurrido en agosto de 1936. No deja de ser sorprendente que hasta hace unos pocos años no se hayan descubierto estos datos, pues sobre Lorca se han escrito ríos de tintas durante décadas. Y no es menos sorprendente que una vez descubierto estos nuevos datos, se orillen de manera intencionada a la hora de hablar de la muerte del poeta.

Choca esto bastante con ese presunto interés de determinados investigadores e historiadores por la figura de Lorca, pues si tanto les interesa su figura, lo lógico es que se hubiesen interesado por conocer todos los datos acerca de la muerte del poeta, aunque ello hiciese caer el mito. Pero no les interesa la verdad; les interesa el relato.

Con este artículo no se pretende hacer utilización política de la figura de Lorca; simplemente se van a detallar una serie de circunstancias que rodearon su muerte y que se han pasado por alto durante estos años para no destruir el mito del poeta de izquierdas.

El último viaje a Granada

La noche del 13 de julio de 1936, el día del asesinado de Calvo Sotelo, Federico García Lorca cogería el que sería su último tren con destino a Granada, donde sería asesinado apenas un mes después. Aquella noche quedó sellado el destino del poeta, pero lo cierto es que la trama de su muerte había empezado a tejerse muchos años atrás.

Habría que trasladarse incluso 50 años antes de aquella fatídica noche veraniega de 1936 para conocer la verdad sobre la muerte del poeta, fruto de los enfrentamientos entre las tres familias más poderosas de la Vega de Granada: Los García Rodríguez, familia del padre del poeta; Los Roldán, primos del poeta, y los Alba.

La familia de Federico, desde finales del siglo XIX, era una de las más poderosas de la zona, contando con grandes extensiones de terreno e importantes negocios. En esa época, las tres familias se casan entre ellas para aumentar su poder económico y social, llegando por ello a ser primos en la época de la guerra. El padre del poeta era un verdadero tiburón para los negocios.

A principios del siglo XX, empezaron a proliferar en la Vega de Granada los negocios de remolacha azucarera. García Rodríguez, el padre de Lorca, se convierte en 1904 en accionista de la azucarera Nueva Rosario. Los Roldán harían exactamente lo mismo en el año 1909, convirtiéndose en accionistas de una nueva fábrica que se creó con el nombre de San Pascual. En ese momento, García Rodríguez compra todas las tierras que rodean la fábrica de los Roldán para evitar su expansión. Años más tarde, en 1931, Federico García Rodríguez presenta una denuncia por contaminación de las aguas del río y logra paralizar la producción de San Pascual, consiguiendo así que toda la venta de remolacha vaya a parar a la fábrica de Nueva Rosario, de la que él era accionista. Aquello provocó un enfado enorme entre los Roldán.

Ambas familias parecían perseguirse: donde está una, termina estando la otra. Hay muchísimas coincidencias en el espacio físico y temporal que provocan roces. Podríamos afirmar que la vida de ambas familias eran paralelas. La rivalidad entre ambas familias llega a unos a unos extremos ridículos, hasta el punto de que los Roldán se mudaron a Granada capital después de haberlo hecho la familia del poeta.

En 1918, Alejandro Roldán Benavides, miembro del partido conservador Acción Popular, se presentó como concejal al ayuntamiento de Granada por el distrito de San Idelfonso. La comisión provincial encargada de velar por el normal desarrollo de los comicios, anuló los resultados de las elecciones en aquel distrito, ya que quedó demostrado que un grupo de personas armadas entró en el colegio electoral y manipuló los votos a favor de Alejandro Roldán. Federico García Rodríguez, que era concejal por el partido liberal de Maura, formaba parte de aquella comisión, votando a favor de anular el resultado de las elecciones. Uno de los tres votos contrarios a anular los comicios fue el del abogado Juan Luis Trescastro, miembro del partido Acción Popular. Desde entonces, Trescastro sería una persona muy cercana a los Roldán.

Otra de las coincidencias de ambas familias tiene lugar en la universidad. Federico y Francisco García Lorca estudiaron derecho en la universidad de Granada, al igual que su primo Horacio Roldán (hijo de Alejandro). Profesor de todos ellos fue Fernando de los Ríos, que en un futuro sería ministro de la Segunda República. En el año 1922 se graduarían Francisco y Horacio, haciéndolo Federico un año después. A Horacio Roldán le calificaron el examen final con un simple aprobado, mientras que a Francisco García Lorca le otorgaron un sobresaliente. Con los años, Miguel Caballero y Pilar Góngora han analizado los expedientes de los 2 alumnos y han llegado a la conclusión de que el sobresaliente de Francisco fue exagerado, mientras que el aprobado de Horacio fue menor de la nota que realmente merecía. Además, al parecer, el padre de García Lorca intervino para que aprobasen la carrera a su hijo Federico, ya que el poeta no era precisamente buen estudiante. Todo ello haría aumentar el sentimiento de inquina de los Roldán hacia la familia de García Lorca.

El gobernador militar tras el 18 de julio fue José Valdés, siendo el principal responsable de las detenciones y la represión posterior. Valdés era vecino de Horacio Roldán, teniendo una relación fluida con la familia rival de Lorca.

Otra figura importante en todo este entramado fue la del capitán Antonio Fernández Sánchez, número dos del gobernador militar Valdés y hombre de su máxima confianza. Horacio Roldán, enemigo declarado de los García Lorca, estaba casado con su hermana. Por ello, los Roldán, enemigos de la familia García, mantenían una estrecha relación con Valdés, jefe militar de los sublevados en la provincia de Granada.

A mediados de 1936, García Lorca culmina su afamada obra La casa de Bernarda Alba, un drama basado en la “sexualidad andaluza”. La famosa obra del poeta fue publicada justo antes del estallido de la guerra civil y trataba sobre la vida de Francisca Alba, matriarca de la familia, y sus hijas. En la obra no se dejaba en buen lugar a los Alba, familia cercana a los Roldán. Fue la gota que colmó el vaso.

El poeta tuvo la osadía de dar a los protagonistas de la obra los mismos nombres que tenían los miembros de la familia en la vida real. Al parecer, la madre del poeta y su hermano Francisco pidieron al autor de Yerma que cambiase los nombres de los personajes. Federico se negó. Este hecho provocó un gran enfado tanto en la familia Alba como en los Roldán. Eran dos familias muy cercanas, que habían estrechado uniones matrimoniales entre miembros de ambos clanes. Debido a las uniones matrimoniales que durante años se habían producido entre los García Rodríguez, los Roldán y los Alba, José Benavides (Pepe el romano en la obra) era tío de Horacio Roldán.

El día 9 de agosto, se produce en la huerta de San Vicente un registro por parte de las autoridades y algunos civiles que le acompañaban. En ese grupo se encontraban los hermanos Roldán y José Benavides, que inspiraba el personaje de Pepe el Romano en La Casa de Bernarda Alba.

Lorca, al ver que su vida estaba en peligro, abandonó la casa familiar para mudarse temporalmente a la casa de su amigo Luis Rosales, poeta afiliado a Falange y miembro de una familia formada por importantes ‘camisas viejas’ de Falange. Tanto él como su familia creyeron que en casa de unos ‘camisas viejas’ de Falange su vida no correría peligro. Allí se alojó desde el 9 de agosto hasta el 16, día de su detención.

La denuncia

El hombre que denunció a García Lorca fue Ramón Ruiz Alonso, afiliado durante muchos años al partido Acción Popular y diputado de la CEDA entre 1933 y 1936. Un dato curioso sobre este personaje es que era el padre de la famosa actriz Emma Penella. Ruiz Alonso fue tipógrafo del periódico El Ideal de Granada, del que eran importantes accionistas los Roldán. Además, Ruiz Alonso y Roldán mantenían cierta amistad porque los dos habían sido compañeros en Acción Popular. Por otra parte, hace unos años, los historiadores Miguel Caballero y Pilar Góngora pudieron comprobar que Juan Luis Trescastro era padrino de una de las hijas de Ruiz Alonso. Es decir, uno de los enemigos acérrimos de la familia del poeta tenía una relación estrecha con el hombre que denunció a Lorca. 

¿Qué llevó a Ruiz Alonso a poner la denuncia? Además de su relación de amistad con enemigos declarados del poeta, era un hombre que tenía cierto resentimiento porque había perdido su escaño por Granada en las elecciones de 1936. De alguna manera quería hacer carrera política en el nuevo régimen que se vislumbraba. Y qué mejor manera que cobrarse una pieza como García Lorca. Por otra parte, Ruiz Alonso había tenido algunas desavenencias anteriormente con la familia Rosales, la familia de falangistas que tenía oculto a Lorca. Todo ello sin olvidar la rivalidad que existió durante los años 30 entre la CEDA y la Falange.

El día 16 de agosto, se produjo la detención de García Lorca. Los que encabezaban el tropel eran Ramón Ruiz Alonso y Juan Luis Trescastro. Ambos eran muy amigos y al mismo tiempo tenían una estrecha relación con los Roldán.

Finalmente, el poeta fue fusilado la madrugada del 18 de agosto entre las localidades de Víznar y Alfacar. Entre los que formaban del escuadrón de fusilamiento se encontraba Juan Luis Trescastro, que fue el que iría presumiendo por las tabernas de Granada de haberle dado a Lorca “tres tiros en el culo por maricón”. El hombre que durante tantos años había sido rival de su padre vería en directo la muerte del autor de Bodas de sangre.

Como se puede ver, todos los enemigos de la familia García Lorca estaban relacionados entre sí. Y a su vez todos ellos tenían una relación fluida con los responsables del golpe de Estado en la provincia de Granada.

Todos los datos enumerados hasta ahora han sido conocidos gracias a las investigaciones de Miguel Caballero y Pilar Góngora, dos historiadores apasionados del mundo lorquiano que han dedicado muchos años de su vida a investigar la obra, vida y muerte del poeta.

Con todos los datos anteriormente expuestos cae por sí solo el discurso simplista y sesgado de que Lorca murió exclusivamente por causas políticas. Tuvieron más peso en su muerte los enfrentamientos con los Roldán-Alba que cualquier otra circunstancia.

Segunda parte