El «derecho a la blasfemia» está pensado para hacer las delicias del ateo mundialista o de esa derecha 'neocon' (antiguamente trotskista) a la que interesa la amalgama
La semana pasada, después del episodio colombiano, le tocó a una lumbrera de Unidas Podemos reclamar la guillotina. Es la muestra de cómo algunos proyectos ideológicos, aquí o en Seattle, no están más que para servir de comparsa a los que ocupan los despachitos
Es porque «nadie tiene la verdad absoluta» o por esa obsesión de tender puentes, aunque sea sobre una base mal cimentada, por lo que el pensamiento centrista se somete a las reglas de un adversario que lo desprecia
Existió una España política sin excesiva mentalidad de nuevo rico y pose de 'influencer', que no transmitía esa preocupante sensación de provisionalidad, ineptitud y bisoñez
Una cosa es que existan menos límites de los que pensamos para aparecer con dignidad ante los demás y otra, bien distinta, es caer en el exceso de pensar que no existe código alguno