Telefonía móvil en África | Reuters

No hace mucho tiempo, la tecnología financiera se encontraba totalmente ausente de los principales debates económicos y políticos en África, tanto desde el punto de vista público como privado. Aunque el acceso a los servicios bancarios tradicionales sigue siendo poco menos que una ilusión para la mayoría de la población del continente, la creciente disponibilidad de teléfonos móviles ha permitido a millones de personas acceder al dinero móvil.

Pese a que alrededor de 390 millones de africanos viven con menos de 1,90 dólares al día (según los datos del Banco Mundial de 2013), la tasa de penetración móvil de la región se encuentra entre las más altas del mundo. Esto está haciendo del continente el escenario perfecto para el desarrollo de los métodos que combinan la tecnología y las finanzas, conocidos como fintech. El sector creció rápidamente durante la crisis financiera mundial en 2008, a pesar de obstáculos como la infraestructura deficiente, el analfabetismo y la expansión limitada de Internet.

De hecho, más del 57 % de las cuentas mundiales de este tipo se encuentran en el África subsahariana. Aún más, se pronostica que el mercado fintech del continente crecerá desde alrededor de 200 millones de dólares en valor en 2018 a cerca de 3.000 mil millones en 2020, según la Asociación GSM. El informe de investigación de McKinsey “La próxima frontera de crecimiento de la banca minorista africana” afirma que los servicios financieros móviles innovadores se están expandiendo rápidamente, incluidos los préstamos P2P, los microcréditos y los microseguros, entre otros.

Excepto por el sector financiero desarrollado de Sudáfrica, la presencia de bancos en la mayoría de los países africanos ha sido históricamente muy baja, especialmente en las áreas rurales. La penetración bancaria en el África subsahariana es inferior al 35 %. De hecho, aproximadamente el 80 % de la población africana no tiene acceso directo a los servicios bancarios tradicionales.

Como casi todos los sectores económicos del continente, la industria bancaria de África está limitada por las fluctuaciones de la moneda y la baja oferta de productos (transacciones de ahorro, seguros, crédito y pagos) para grandes segmentos de ciudadanos. Existe una percepción generalizada de que la banca es para los ciudadanos de mayor renta, en un continente en el que operaciones financieras tan simples como abrir una nueva cuenta bancaria pueden ser irritantemente burocráticas. En contraste, el África subsahariana es la única región del mundo donde cerca de un 10 % de las transacciones se producen mediante dinero móvil, según el FMI.

Tecnología para superar obstáculos

La expansión del dinero móvil ha demostrado que se trata de un negocio ágil y exitoso en África. Los proveedores que operan en el continente han llevado la banca a sectores de población no bancarizados al poner dispositivos móviles en manos de millones de habitantes de numerosos países. Los últimos años están confirmando que la tecnología es la mejor manera de superar todos los obstáculos, ya que los teléfonos tradicionales están siendo reemplazados por teléfonos inteligentes potentes y baratos, lo que propicia el uso de nuevas e innovadoras aplicaciones financieras móviles ofrecidas por los nuevos actores de fintech en el mercado, que están cambiando radicalmente las formas tradicionales de hacer finanzas en la región y convirtiéndose en actores clave en un sistema en clara evolución.

Cada avance brinda a los bancos la oportunidad de no quedarse atrás en relación a las empresas eminentemente tecnológicas. Compañías como Jumo, proveedor móvil de servicios financieros digitales; Tulaa, start-up para la agricultura; Ecocash, servicio de pagos móviles; Zoona, proveedor de transferencia de dinero móvil; o Cellulant, el principal sistema de pagos panafricano, están forzando un cambio en el enfoque general africano de los servicios financieros. Así, los bancos minoristas tradicionales se ven obligados a cambiar su filosofía para integrar sus servicios con estas empresas de nueva creación de fintech y así fomentar la expansión de su papel en los mercados no bancarizados.

La revolución fintech de África se basa en la profunda comprensión del sector de los clientes a nivel personal. Sus soluciones, pensadas principalmente para pymes, suelen ser específicas empresa a empresa, lo que tiene un enorme impacto en términos de confianza entre los proveedores de servicios financieros, empresarios y clientes. Según la encuesta Findex del Banco Mundial, la inclusión financiera en el continente ha “aumentado drásticamente” de un 23 % en 2011 a un 43 % en 2017. Todos los días se desarrollan nuevos productos, métodos y tecnologías de ámbito regional, con el potencial de brindar beneficios significativos a sus usuarios.

En consecuencia, los inversores extranjeros han incrementado su respaldo a las empresas regionales de tecnología financiera, al tiempo que ellas desarrollan soluciones adaptadas a África, no sólo financieramente sino también con más industrias. La tecnología financiera no es una forma simple de financiar ni un sector en sí mismo. Más allá de eso, es un facilitador tecnológico, con un poderoso impacto en el continente en términos de inclusión financiera, así como un catalizador para el desarrollo de innovaciones en muchos otros campos.