En esta segunda entrega de Ilustres contra la leyenda negra vamos a seguir poniendo en ridículo a Andrés Manuel López Obrador contando la vida y obras de otro español irrepetible por su bondad que desembarcó en Nueva España (México) para entregarse a los indios y lograr el mestizaje a través del humanismo.

Vasco Vázquez de Quiroga y Alonso de la Cárcel (1472 – 1565) o Tata Vasco, como era conocido entre los indígenas purépechas de Nueva España, tuvo la suerte de nacer en el mismo municipio que la reina Isabel La Católica, Madrigal de las Altas Torres (Ávila). Fue Oidor de la segunda Audiencia de la Nueva España y primer obispo de Michoacán (México).

Un hombre de estudios

Muchísimos hispanoamericanos hablan de los españoles llegados de la península ibérica como delincuentes, asesinos, violadores, analfabetos, etc., pero la realidad al alcance de cualquier persona con interés es totalmente distinta. Vasco de Quiroga fue uno de los españoles formados que acabaron en el nuevo continente; se sabe que estudió Jurisprudencia y se licenció en Derecho Canónico, aunque se desconoce si en la Universidad de Salamanca o en la de Valladolid.

Orán. Juicios de residencia y tolerancia religiosa

Tras la conquista de los españoles en 1509, el licenciado Alonso Páez de la Ribera fue elegido corregidor de la ciudad, pero sus abusos provocaron la temprana petición de su destitución por parte de la ciudad. Quiroga formó parte de su juicio de residencia.

También actuó como representante en el tratado de paz con el Rey de Tremecén, un estado musulmán limítrofe. En el artículo 13 de este tratado se garantizaba que los vasallos del Rey no serían convertidos al cristianismo mediante la fuerza, sino que tendrían libertad religiosa y que además serían tratados en todos los dominios de los reyes españoles como vasallos de estos.

Los pueblos-hospital

La emperatriz Isabel, esposa de Carlos I, comunicó a Quiroga que había sido el elegido para formar parte de la Audiencia de la Nueva España con el fin de frenar los abusos cometidos por su presidente Nuño de Guzmán. Otro dato que desmonta el punto de la Leyenda Negra que acusa a la corona de hacer oídos sordos y permitir crueldades.

Llegó a México-Tenochtitlan en 1531 como integrante de la Real Segunda Audiencia para realizar los juicios de residencia a los miembros de la Primera Audiencia, investigar los abusos cometidos contra la población indígena e incorporarla al modo de vida europeo. Allí sobresalió por el gran amor que demostró a los naturales. Se opuso a la esclavitud y logró regular las encomiendas.

En 1532 Quiroga comenzó a comprar, con su salario y bienes, tierras a los españoles para entregárselas a los naturales. Fundó el Pueblo-Hospital de Santa Fe en las inmediaciones de la ciudad de México para atender a los indígenas, que reprodujo en Michoacán en 1533 en la rivera del Lago de Pátzcuaro al que llamó Santa Fe de la Laguna, que aún sigue funcionando y sirvió como base para la película Coco, de Pixar.

Vasco Quiroga quería que en esos pueblos primara la caridad, especialmente con los enfermos, los más pobres, los discapacitados y las viudas. Todos debían aprender al menos dos oficios, tareas del campo, trabajar con perfección, mantener la familia unida, y establecer una relación personal con Dios. Un proyecto que no constituía un hecho aislado, sino que se enmarcaba en un programa global que hundía sus raíces en el pensamiento humanista español del momento. De algún modo hizo posible la Utopía del humanista Tomás Moro que fue Gran Canciller de Inglaterra y murió mártir.

El obispo laico

Vasco desempeña el cargo de visitador de Michoacán hasta 1537, cuando el emperador Carlos lo nombra por sus conocidas virtudes, y a pesar de no pertenecer a una orden religiosa, de ser un laico cristiano más de su tiempo, primer obispo de Michoacán.

Se atribuye a Quiroga el desarrollo de muchas empresas familiares. Supo entusiasmar a los habitantes de cada pueblo para que se especializaran en algo y les proporcionaba maestros. A la vuelta de los años, cada pueblo sobresalía por una actividad que hacía cada vez mejor, le daba prestigio y le permitía comercializar productos con sus vecinos. La jornada laboral era de seis horas y los trabajos necesarios eran dispuestos por el rector y los regidores.

En la actualidad, al preguntar a muchos artesanos de dónde provienen sus técnicas de trabajo, contestan que fueron enseñadas por Vasco Quiroga, e incluso hoy se pueden apreciar los vestigios de sus enseñanzas en instrumentos musicales, utensilios, sombreros de palma, chinchorros de mallas para pescar, herrería, cerrajería, tejido bordado de las colchas, alfarería, artesanía, etc. Lo que realizó Vasco en aquella región puede analizarse hoy en función de las mejores teorías económicas actuales sobre desarrollo sostenible, ese “palabro” que gusta tanto a los posmodernistas.

Protector de las lenguas indígenas y de la organización social prehispánica

Vasco fundó en 1540 un seminario en Pátzcuaro, en el que convivían indios y españoles, bajo el nombre de Real y Primitivo Colegio de San Nicolás, adelantándose años a lo que la Iglesia determinó en el Concilio de Trento, que en cada diócesis se instituyera un seminario.

Quiroga buscaba que los clérigos instruidos en San Nicolás dominasen las lenguas indias, aprendidas de los propios naturales. Se buscaba que, en lo posible, la evangelización se realizara utilizando la lengua vernácula.

En las Ordenanzas establecidas por Quiroga aparecen también elementos vinculados a la propia organización social de los indios anterior a la llegada de los españoles. Se aceptaba el papel de los ancianos y de los cabezas de linaje en la resolución de asuntos relativos a tierras, cultivos y desórdenes internos; culto religioso y gobierno civil se imbricaban en un solo sistema, al igual que en época prehispánica, y la propia estructura espacial de los pueblos-hospital recogía, en cierta medida, elementos propios.

Quiroga, como Francisco de Vitoria, fue otro invitado a participar en el Conciclio de Trento, al que finalmente no pudo asistir. Otra prueba de que España disponía de los mejores humanistas de la época, aunque la Leyenda Negra siga difundiendo que “nos equivocamos de camino”.

Los zendales del siglo XVI

A partir de 1555, Vasco hizo hincapié, debido al grave problema suscitado por las epidemias, en la fundación de hospitales, ordenando que en todos los pueblos hubiese uno cerca de las iglesias y los monasterios donde pudiesen ser socorridos los pobres y los enfermos. Ya antes de las disposiciones del Concilio, Quiroga había auspiciado la fundación de hospitales en su diócesis. A partir de entonces, y apoyado por el clero secular y las órdenes religiosas, comenzó la expansión de estos centros benéficos.

El número de hospitales de indios en Michoacán durante el primer siglo de vida de la diócesis alcanzó casi las trescientas fundaciones, pero los hospitales para indios no solo estuvieron presentes en Michoacán, sino en toda la Nueva España.  La importancia de estos centros fue tal que durante la época colonial constituyeron uno de los espacios centrales en la vida de los pueblos de indios michoacanos.

Quiroga falleció el 14 de marzo de 1565 en Pátzcuaro. Sus restos reposan en la Basílica de María Inmaculada de la Salud, en Pátzcuaro. Ahí acuden los fieles a venerar la imagen de María Inmaculada que el Obispo mandó hacer y a pedir favores por intercesión del Siervo de Dios. Son muchos los que, luego de dar tres golpes en el mausoleo con los nudillos de su mano, le dicen: “Tata Vasco, Tata Vasco, Tata Vasco, te pido…”