Recientemente publicó el Gobierno de Aragón en sus redes sociales que la Comunidad Autónoma está trabajando en una alimentación del futuro eficiente y sostenible, con tecnología aplicada a granjas de insectos. La excusa en la que se ampara el ejecutivo aragonés se debe a cambios legislativos que se están desarrollando. Es decir, el gobierno regional impulsa estos cambios no porque se sustenten en realidades materiales, sino que admite tácitamente que es por presiones legislativas.

Querido lector, ¿ha encontrado noticia alguna sobre estos parlamentos votando qué tenemos que comer? Lejos de ser así, podemos ver que estos cambios los impulsa la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) que, en su labor de admitir o rechazar alimentos, realiza una función overtoniana al hacer que lo impensable sea legal y próximamente admitido. Los desarrolladores de estos sustitutivos cárnicos se apoyan en que los motivos culturales que subyacen a este rechazo se pueden ver alterados en el medio plazo. Son conocedores de que la cultura es maleable, para algo están las narrativas que desde series, programas, películas y demás manifestaciones audiovisuales terminan por abrirse terreno modificando el marco de creencias y hábitos del individuo; logrando hacer que lo rechazable pase a ser aceptado e incluso deseado. Es sólo una cuestión de tiempo, el mensaje irá erosionando en las preferencias del consumidor y terminará por imponerse. Este es el mecanismo al que recurre la propaganda posmoderna, sutil pero eficaz. Querido lector, asuma que en cinco años aproximadamente podrá comer gusanos como quien come pipas.

Esta publicación del ente autonómico me ha traído al recuerdo aquellos días de febrero de 2021 en los que tomaron especial relevancia la entrevista que el magnate Bill Gates concedió y en la que se aventuraba a sugerir que las naciones ricas deberían modificar sus hábitos de consumo y abandonar la carne para sustituirla por otras alternativas como la carne sintética que poco a poco van diseñando, corrigiendo y perfeccionando. De tal manera, se plantearía el escenario en el que la carne convencional fuese cambiada por dos bienes sustitutivos que rocen la perfección en la preferencia del consumidor. Así, estos dos bienes sustitutivos serían tanto la simulación proteica de carne por vegetales (la tan de moda comida sustitutiva vegana). La otra alternativa para el reemplazo de la carne natural sería la sintética, la carne artificial que procede de células madre o bien de células reproducidas in vitro después usadas para la construcción de tejidos animales. Los entes supranacionales quieren añadir los insectos a la gama de alternativas a la carne, pero prefiero centrar la atención en los simuladores cárnicos ya que el lector podrá atisbar más claramente los derroteros nada altruistas por los que deambulan estos amagos de tecnología filántropa, que pretende que mediante una alimentación sostenible abandonemos el consumo de carne de manera progresiva, política alineada con el Objetivo de Desarrollo Sostenible 12 (ODS12: Producción y consumo responsables). El Estado leviatánico, lejos de querer hombres libres pretende incluso legislar sobre qué debemos comer.

Guerra contra la carne

Como hemos visto, el objetivo de abandonar la carne tradicional por otros sustitutivos vendrá ya definido implícitamente por la Agenda 2030, la cual fue definida en 2015 al elaborar predicciones del mundo que viviríamos 14 años más tarde. Entre estas conjeturas destaca la que ocupa el presente artículo. El Foro Económico Mundial, en su cuarto pronóstico se aventuraba a decir, literalmente: “Comerás menos carne. No será un alimento básico, para el bien del medio ambiente y de tu propia salud”.

Los líderes que se reúnen en Davos proyectaron que los patrones de consumo que nos definen cambiarían por nuestro propio bien, ejerciendo así un paternalismo ni buscado ni legitimado, ya que estos líderes pertenecen principalmente al mundo empresarial, sin haber sido determinada su potestad y autoridad sobre el resto por el mandato que la soberanía popular determina.

Veremos cómo la justificación para seguir las políticas de consumo que se van a desarrollar girará alrededor de tres ejes mediante los cuales se implantará la Agenda 2030. Estos son el cambio climático y el desarrollo hacia una economía más sostenible, la digitalización que vendrá acompañada por un nuevo patrón oro digital (especial mención merecen aquí el Bitcoin, cryptos y monedas digitales); y el establecimiento de sociedades abiertas e inclusivas mediante la reforma de los contratos sociales (las constituciones de las naciones y demás leyes estatales fundamentales).

Considerando lo anteriormente expuesto, hay que destacar cómo el creador de Microsoft argumenta que la transición hacia sustitutivos de la carne estaría justificada por la reducción en las emisiones de metano que el vacuno produce. A primera vista, es un fin muy loable considerando la óptica de quienes ambicionan hacer virar el mundo hacia ese futuro predefinido, filantrópico y sostenible. Sin embargo, vivimos en sociedades economicistas y, como se dice popularmente, Bill Gates “no da puntada sin hilo”.

Fuente: Yahoo Finance, Beyond Meat, Inc. (BYND)

Para dar una mayor visión del escenario que el empresario norteamericano está planteando y así ofrecer una imagen holística de su holding empresarial, hay que destacar la siguiente noticia: Las hamburguesas veganas de Bill Gates se disparan en Wall Street. En 2019, la empresa Beyond Meat, cuyo dueño es el conocido “filántropo”, salió a bolsa, empezando a cotizar en el índice bursátil NASDAQ100, el cual alberga los valores de los gigantes tecnológicos de los Estados Unidos. En el estreno, el precio accionarial de la compañía alcanzó máximos históricos rozando el precio de los 235 dólares por acción a los dos meses de entrar en este mercado de renta variable.

En su estreno en el NASDAQ100, la empresa experimentó fuertes subidas ante la expectativa generada y el potencial que lleva aparejado, debido a que el modelo de negocio radica en la investigación y producción de bienes que irían de la mano con los objetivos de sostenibilidad marcados. Tras la fiebre alcista, la corrección bursátil se tradujo en una bajada del precio de la acción hasta reflejar valores más fidedignos a su valor real. Sin embargo, a raíz de la crisis provocada por el coronavirus, ha experimentado una constante crecida, mostrando una tendencia alcista en el largo plazo, si bien es verdad que hoy ha experimentado las correcciones bajistas que acompañan a sus compañeros bursátiles del NASDAQ100.

Esto tiene una explicación. Los sustitutivos de la carne de los que Bill Gates habla en su entrevista tienen su principal mercado en los países occidentales, las “naciones más ricas”. Éstas se identifican fácilmente con las pertenecientes a la Unión Europea, además de los Estados Unidos y los países nórdicos. Precisamente son los países de la UE los que van a encontrarse con unos fondos para la recuperación de la crisis alineados con lo marcado por la Agenda 2030 en objetivos de sostenibilidad y ecologismo. Así queda reflejado por ejemplo en los fondos Next Generation UE  y su plan de transición hacia una economía digital y verde, como se decidió en 2015 con el Acuerdo de París. Es decir, vemos cómo las naciones más ricas virarán sus mercados persiguiendo unos objetivos que quedan representados en el modelo de negocio de Beyond Meet Inc. La empresa es un agente activo en la transición hacia esta economía más verde y tecnológica al pretender ésta reducir las emisiones de metano (que el vacuno u otros animales pudieran producir) con el establecimiento de una tecnología por ella misma creada. Intuyo que el lector podrá adivinar o entender mejor las palabras del fundador de Microsoft.

A pesar de la resistencia que Donald Trump puso ante el mencionado acuerdo, la nueva administración de Joe Biden también se ha alineado entorno a la sostenibilidad. Es decir, otra potencia más que se adhiere a los objetivos que la expansión de Beyond Meet Inc. No quiere decir esto que esta compañía esté tras todos estos movimientos políticos, sino que en la adopción de políticas siempre hay ganadores y perdedores, dando la casualidad de que los triunfantes suelen ser los mismos.

Bill Gates, latifundista

Podemos observar cómo este tipo de entrevistas en las que pudiese parecer la defensa del bien común, como la concedida por Gates en febrero, tiene un doble fondo. En este caso, más bien invita a pensar que trata de marcar unas directrices que sean socialmente aceptadas y le auguren más días de prosperidad. Intenta decirle al mercado por dónde debe ir, y con él modificar los hábitos de consumo de los individuos a través de la manipulación de la oferta y la demanda.

Tierra de la que Bill Gates es propietario.

A esto se le añade otro hecho que hace que las pretensiones del multimillonario filántropo se tornen oscuras o incluso dictatoriales. Recientemente, se convertía en el mayor poseedor de tierras dedicadas a la agricultura de los Estados Unidos.

Lo que hace saltar las alarmas al respecto es que con semejante cantidad de tierra dedicada a la agricultura pueda tener la fuerza suficiente para alinear el modelo productivo agrícola estadounidense conforme a sus intereses, así como las implicaciones que ello conlleva. Es decir, si tienes capacidad de reconvertir tierras que antes eran ganaderas a tierras de productividad verde y así procedes, al final lo que estás haciendo es retirar una serie de bienes de consumo para sustituirlos por los que consideras oportunos, con el favor de la administración pública de turno, en este caso la de Biden.

Esto es sólo un simple ejemplo de cómo el poder económico concentrado puede moldear nuestro futuro, aunque no queramos que así sea. Con semejante cantidad de recursos se tiene la capacidad para ir dibujando el futuro que creas conveniente, aunque exista una masa popular que no ha tenido ni voz ni voto; una masa popular a la cual fuerces a elegir las soluciones que poco a poco ofreces, soluciones para unos problemas que incluso tú mismo te has encargado de crear. Pocas cosas hay más peligrosas que un idealista con dinero para imponer su visión del mundo.

En definitiva, al lector solo le pido que no caiga ante este tipo de entrevistas tan altruistas y que vienen a marcar cómo debería ser la sociedad futura. Toda publicación tiene una lectura más profunda que la que de primeras pudiéramos encontrarle. En este caso, vemos cómo detrás de la carne sintética existe un holding del NASDAQ100 cuyo poseedor es el mismo que sugiere de manera filantrópica la transición hacia un modelo de consumo más verde. Tendremos que ver quiénes son los principales stakeholders de la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria y cómo interaccionan en Brusales, ver qué intereses pueden haber hecho que este organismo admita la ingesta de bichos en la dieta europea, además de promocionarla. Nada es como de primeras puede parecer.