A diferencia de la crisis migratoria de 2015, cuando miles de sirios transitaron hasta la UE, ahora Polonia y Hungría no se han quedado solas en su postura contraria a la entrada irregular de refugiados.

Al tiempo que las voces oficiales de la Unión Europea intensifican su promoción de la acogida de refugiados entre los Estados miembros, varios de ellos se han posicionado en contra. Esta vez, el reparto de refugiados entre los Estados miembros de la Unión Europea parece más difícil que hace seis años.

Entre ellos, el canciller de Austria, Sebastian Kurz, ha sido firme en sus declaraciones: “No acogeremos ni a un solo inmigrante ilegal o refugiado que quiera entrar en nuestro país”. Su ministro de Interior, Karl Nehanmer, ha ido aún más allá y ha propuesto que los refugiados afganos sean enviados a centros situados en países vecinos musulmanes.