Dani de Fernando

Graduado en Filosofía; aún no sé si para bien o para mal. Muy de Chesterton, de cielos grises y de historias de bar.

Conociendo al ruso

En torno a las nueve y media se abrió el telón y apareció Mateo. Estaba solo. Traía una guitarra, un piano y un traje rojo y blanco más propio de un Mick Jagger ya experimentado que de un chaval argentino que no ha cumplido los treinta.

De los veranos

Es curioso que, aun veraneando en el norte, las imágenes que se reproducen en mi cabeza son siempre bajo un cielo azul y un sol de justicia.

El derecho a la nostalgia

Hay días en los que me gustaría tener la edad suficiente como...
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