Lo pequeño. Lo cotidiano. Los gestos diarios de amor, lo concreto y real. Ahí está el misterio divino que nos rodea. En el pan, el vino, el servicio, los amigos. En lo que nos rodea es donde podemos captar el misterio de Dios. Lo trascendente se capta en lo inmanente. Ése es el inmenso regalo de la Creación y de la Encarnación. Ése es el inmenso don de los sacramentos. Y que unas manos pequeñas, las de un sacerdote, sean eco y reflejo de las inmensas manos de Dios es apabullante. Todo eso es hoy.
Y todo eso pide abrir los ojos profundos del corazón, los que captan las cosas que no se ven, el tercer ojo de las tradiciones orientales, lo invisible a los ojos esencial de El Principito. El grito de la espiritualidad mística que es la verdadera realidad de la creación que nos lanza cada día si abrimos los oídos a lo que nos rodea.
Hoy es día también en el que poder hacer un esquema horario de estas últimas horas de vida de Jesús.
18.00 horas. La Cena del Señor.
21.00 horas. La agonía en Getsemaní.
23.00 horas. El prendimiento.
01.00 horas. Jesús ante Anás.
02.00 horas. Jesús ante Caifás.
03.00 horas. Las negaciones de Pedro.
04.00 horas. Los soldados humillan a Jesús.
05.00 horas. Jesús ante el Sanedrín.
06.00 horas. Jesús ante Pilato.
07.00 horas. Jesús ante Herodes.
08.00 horas. Pilato se lava las manos y condena a Jesús.
09.00 horas. Via Crucis camino al Gólgota.
11.00 horas. Jesús es crucificado.
13.00 horas. Jesús perdona a los que le crucifican.
15.00 horas. Jesús muere.
17.00 horas. Jesús es sepultado.
