Olivos y barras de bar

Textos sobre personas, objetos, lugares o productos, incluso libros o series, que nos arraigan a nuestro mundo

|

Frente al auge de los vendedores de humo, la selección de mayo de Haleakaloha viene cargada de cosas tangibles. Arranquemos, por ejemplo, con el ecologismo de lo concreto, el de Scruton o Delibes, tan distante de las proclamas hechas de vapor ideológico. El ecologismo de los árboles, por ejemplo. «No hay infancia digna de ese nombre si no se ha tenido un árbol en el que inventar historias», dice Esperanza Ruiz en La Gaceta. Su artículo, en particular, habla de los olivos, sustituidos hoy por océanos de paneles solares. Se titula Plateado Jaén.

Otra especie en peligro de extinción son los bares de siempre. Carlos Marín Blázquez entona su elegía, también en La Gaceta. «Contra la opresión de un mundo desangelado», defiende, «el bar representa todavía la posibilidad de una isla de bienaventuranzas cercanas».

Por cierto: si los bares, como dice la canción, son lugares «gratos para conversar», Enrique García-Máiquez nos propone en El Debate «vivir en conversación», una espléndida receta para construir una sociedad civilizada. A propósito del pensador francés François-Xavier Bellamy, joven maestro de conservadores, nuestro columnista de cabecera nos llama a filosofar juntos y a «no renuncia[r] a la verdad se halle donde se halle».

En Alfa y Omega, Iñako Rozas recomienda en breve una de las series de ficción histórica más potentes de los últimos años: Exterior noche, sobre el secuestro y asesinato de Aldo Moro. Me sumo sin dudarlo a su sugerencia. «Personajes de un relato entrelazado que concluye con más incógnitas que respuestas sobre el silencio del Estado, su autoprotección a través de sus propias cloacas y una pregunta casi retórica: ¿quién secuestró a Aldo Moro?».

Seguimos con un joven colaborador de esta cabecera que trabaja como nadie lo concreto, la anécdota que revela categorías: Dimas Garay. En Un caballero en Madrid —guiño a Amor Towles— nos habla de Jorge. Uno de esos perfiles que logran que al lector le apetezca tomarse un vino con el perfilado.

El cierre le toca a Aurora Pimentel. Su columna esta en el blog de la Fundación Disenso, y el título es provocador: Usted sí sabe (algo), desconfíe de los expertos. Breve, redonda y convincente, es todo un canto al realismo y al sentido común. «Vd. es posible que sepa, además, lo más importante: que va a hacer lo que buenamente pueda y sepa como padre, como madre, como profesor o como agricultor o empresario, pero que no todo está en sus manos en ninguno de esos casos».

Hasta aquí el cargamento de mayo, con cinco textos dignos de ser leídos en una isla desierta. Nos leemos en unas pocas semanas en las costas de Haleakaloha.

Resumen de privacidad

Esta web utiliza cookies para que podamos ofrecerte la mejor experiencia de usuario posible. La información de las cookies se almacena en tu navegador y realiza funciones tales como reconocerte cuando vuelves a nuestra web o ayudar a nuestro equipo a comprender qué secciones de la web encuentras más interesantes y útiles.