La victoria del autodenominado socialista Zohran Mamdani sobre el exgobernador Andrew Cuomo en las primarias demócratas para la alcaldía de Nueva York es un síntoma paradigmático del estado de salud política de las grande ciudades de los Estados Unidos. El resultado evidencia que, aunque el socialismo fracase en el mundo real, funciona en la política electoral urbana del país.
Unos días antes de la votación, los «expertos» sostenían que, si bien Mamdani había llevado a cabo una campaña entusiasta e interesante, centrada en hacer que Nueva York fuera «asequible», Cuomo se impondría gracias a su prestigio y experiencia como gobernador. Su renuncia por acusaciones de acoso sexual aparentemente no ha sido un problema importante. Sin embargo, el día de la votación (24 de junio), algunas encuestas mostraron que la contienda estaba muy reñida, con Mamdani cerca de lograr una victoria ajustada mediante el sistema de votación por orden de preferencia. Ese día, sobre la bocina, los encuestadores acertaron.
En un desglose demográfico, los votantes menores de 50 años se inclinan por Mamdani por un margen de dos a uno, mientras que Cuomo lidera entre los de 50 a 59 años en una proporción similar (63% a 37%) y los votantes mayores de 60 años (56% a 44%). Si los votantes hispanos apoyan a Cuomo con el 60% frente a un 40%, y los negros conel 62% frente a un 38%. Mamdani lidera entre los votantes blancos (61% frente a 39%) y los asiáticos (79% frente a 21%). Cuomo supera a Mamdani entre los votantes sin un título universitario de cuatro años, con el 61% frente a un 39%, mientras que Mamdani supera a Cuomo entre los votantes con educación universitaria, con el 62% frente al 38%. En lo referente a sexos, los hombres apoyan a Mamdani con el 56% frente a un 44%, mientras que las mujeres se inclinan por Cuomo con el 52% frente a un 48%.
A medida que el Partido Demócrata continúa moviéndose hacia la izquierda, Nueva York es un reflejo de lo que sucede en todo el país. Para muchos estadounidenses, el socialismo es una alternativa atractiva y, si la candidatura de Mamdani sirve de referencia, parece ser más atractivo para los blancos y asiáticos con educación universitaria.
A mayor renta, más socialismo
Como en todos los condados con rentas más altas, existe una desconexión evidente: los socialistas afirman representar y apoyar a los pobres y oprimidos (las minorías), pero el apoyo de Mamdani proviene del grupo demográfico más adinerado de Nueva York: blancos y asiáticos con estudios universitarios.
Si se analiza el programa de Mamdani, es evidente que está pensado para atraer a las personas con rentas bajas. Al menos en teoría.
- Un salario mínimo de 30 dólares para el año 2030.
- Congelación de alquileres y más controles gubernamentales sobre la vivienda.
- Prometió «triplicar la producción de viviendas de la ciudad permanentemente asequibles, construidas por sindicatos y con alquiler estabilizado, construyendo 200.000 nuevas unidades en los próximos 10 años».
- Creación de tiendas de abarrotes municipales que venderán alimentos a precios bajos.
- Eliminaría todas las tarifas de los autobuses urbanos.
- Implementaría cuidado infantil gratuito para todos los neoyorquinos de seis semanas a cinco años, garantizando una programación de alta calidad para todas las familias. Y aumentaría los salarios de los cuidadores infantiles —una cuarta parte de los cuales actualmente vive en la pobreza— para equipararlos con los de los maestros de escuelas públicas.
Como, el plan contempla una política fiscal agresiva. Una subida indiscriminada de impuestos.
- Aumentar la tasa impositiva estatal máxima para las empresas al 11,5%, la misma tasa que la de Nueva Jersey. Recauda 5.000 millones de dólares al año.
- Añadir un impuesto sobre la renta del 2% a la ciudad de Nueva York para quienes ganen más de un millón de dólares al año. Recauda 4.000 millones de dólares al año.
- Reforma sensata de las contrataciones públicas. Recauda 300 millones de dólares al año.
- Recaudación de dinero adeudado a la ciudad. Recauda 690 millones de dólares al año.
Es evidente que muchos votantes de Mamdani no le votarán por su propio interés económico. Es dudoso que pudiese utilizar muchos de los nuevos servicios «gratuitos» que el candidato a la alcaldía ha prometido. Aunque a nadie le gusta pagar más alquiler, lo más probable es que no utilicen los autobuses urbanos y probablemente no se muden a las viviendas permanentemente asequibles, construidas por sindicatos y con control de renta ni acudan a los supermercados municipales.
Si bien los partidarios de Mamdani pertenecen principalmente a grupos de altos ingresos, la mayoría ganan menos de un millón de dólares al año y no estarían sujetos a un aumento de impuestos. El nuevo impuesto de sociedades podría tener un efecto indirecto negativo en ellos, pero aún es difícil de cuantificar.
Virtue signaling
La mayor parte de su apoyo político proviene de personas que probablemente no se beneficiarían directamente de su propuestas, pero tampoco verían aumentar sus impuestos. Es razonable argumentar que buena parte de la base electoral de Mamdani opta por él como forma de alardeo moral (el llamado virtue signaling), una elección sentimental, frente a quienes se basan en la realidad y entienden sus limitaciones y, sobre todo, las de los políticos.
Los partidarios de Mamdani son los mismos que han apoyado a Bernie Sanders y Alexandria Ocasio-Cortez, quienes también se identifican como socialistas. De hecho, tanto Sanders como AOC —junto con el exsecretario de Trabajo de Bill Clinton, Robert Reich— han respaldado a Mamdani. Como Mamdani, Sanders y AOC han prometido a los votantes muchos bienes y servicios gratuitos que otros pagarán, pero a diferencia del flamante candidato, también pueden prometer la condonación de los préstamos estudiantiles.
En la política moderna, no hay mayor alardeo moral que votar socialista, sobre todo si no se tiene que pagar la factura de manera directa. Si el lema del candidato es Permitirse vivir y permitirse soñar, tan biensnonante, el éxito es casi una obligación. En cambio, hasta quien ofrece bienes y servicios «gratis» sabe que alguien los tiene que pagar, y eso significa cobrar a las empresas ubicadas en la ciudad y a los hogares que ganan más de un millón de dólares al año. El impuesto de sociedades sería el mismo que el de Nueva Jersey y otros estados vecinos —todos demócratas—, eliminando así el incentivo de mudarse.
La gran renuncia
Las empresas, sin embargo, se van de Nueva York cuando los costes son demasiado altos, y lo hacen con frecuencia. En 2023, 56 grandes compañías se traladaron a Florida, por ejemplo. Nueva York no es el único gran perdedor, ya que California también ha visto salir un billón de dólares en activos financieros hacia Florida, Texas y otros estados con impuestos más bajos.
Miles de familias también han emigrado de Nueva York a estados donde la vida es más asequible y los impuestos menos insoportables. Como tantos otros gobiernos de izquierdas en otros estados y ciudades, es de suponer que una Nueva York gobernada por Mamdani facilitaría la expulsión de los trabajadores con rentas más altas, pero no tan altas como para poder permitirse un alcalde socialista en una de las ciudades con uno de los costes de vida más altos de Occidente.