Distintas complicaciones laborales y algunos viajes me impidieron escribir el Haleakaloha que debía salir el último viernes de febrero. Les aseguro que no fue por falta de material: en el cargamento que ha llegado a la isla hay buenas lecturas de sobra. Así que este mes habrá entrega doble de la sección. Diré, en mi defensa, que como el requisito principal de los textos que incluyo en esta atípica revista de prensa es ser intemporales, este retraso de unos días no es excesivamente grave.

A comienzos de febrero, Hughes nos regaló una de esas columnas textiles que tanto nos divierten en Haleakaloha, Se titula «El acolchamiento o la muerte del abrigo» y parte de un vídeo de Pantomima Full con mucha miga. «Todos acolchados, por tanto, como corresponde a un país de tiesos», resume. «Con unos acolchados a los que les asoma la manga (propietarios) y otros (quizás a lo mejor incluso entrepreneurs) a los que les asoma el blazer. Pero la base general ya es el acolchamiento». Está en La Gaceta.

Paula Fernández de Bobadilla nos recomienda en Alfa y Omega un libro con una pinta estupenda: Confesiones de un publicitario, de David Ogilvy, un Don Draper británico que revolucionó la publicidad en los 50-60. Me quedó sus sabios consejos vitales: «Esforzarse mucho, pagar bien, dar ejemplo, disfrutar. Ideas simples y muy poderosas, tan fáciles de aplicar como de olvidar, sorprendentemente».

En esta casa, La Iberia, Pablo Mariñoso aborda la relación estrecha entre dos conceptos muy humanos, la memoria y el amor. Sus conclusiones: «Quien olvida, decía, pierde su capacidad de amar, que es en el fondo la capacidad de ser». Una idea sencilla, redonda y potente.

Ideas, suplemento cultural de La Gaceta, nos sorprende con un texto sobre Yukio Mishima que destila su cosmovisión, «tan deudora de la ética samurái como de la épica grecolatina». Más que del autor, nos habla del personaje, fascinante y contradictorio, y de su final. El autor es Luis Landeira Caro. Los impresionables pueden saltarse la última foto.

En El Debate, Jorge Soley conversa con Arnaud Imatz, historiador francés de origen vasco, que nos regala varios hallazgos. Sobre los nacionalismos, se pregunta: «¿Alguien fuera de Europa ha creído alguna vez sinceramente que estaba despareciendo el Estado-nación?» Y cierra con una confesión personal: «De forma igual a Obélix, yo también caí en un caldero, el del amor a España». Vale la pena leerla entera.

Nos vemos a finales de mes en las costas de Haleakaloha con la segunda entrega de marzo.