Ya en la recta final de la Cuaresma y a las puertas de la Semana Santa proponemos a los lectores de La Iberia diez historias de la gran pantalla para vivir mejor este tiempo de ayuno, oración y limosna. No son las típicas películas recomendadas para estas fechas. Como nuestros selectos lectores conocen de sobra que La Pasión o Ben-Hur son imprescindibles, se ha optado por acudir a otros títulos que mucho pueden enseñarnos de este momento tan señalado en el calendario litúrgico.
Y es que el séptimo arte es una vía fabulosa de educación y formación en materias de fe: en otro artículo hablamos precisamente de cómo es necesario configurar una suerte de canon de películas que permitan hablar de los temas más profundos de la existencia siguiendo la estela de los Grandes Libros. Guiados por este método literario de éxito y con el fin de ahondar en algunos aspectos de este momento especial de conversión, a continuación se enuncian algunos largometrajes inhabituales sin orden ni concierto que ayudan a meditar y reflexionar en este sentido.
1 Solo ante el peligro (1952)
Un sheriff encarnado por el mítico Gary Cooper tiene que enfrentarse a un forajido a quien encarceló. Ha amenazado con regresar al pueblo acompañado de sus esbirros a vengarse: ¿tendrá que enfrentarse a él solo o logrará algún aliado entre los vecinos? Este clásico del western dirigido por Fred Zinnemann puede ayudarnos a comprender la traición experimentada por Jesús cuando (casi) todos le abandonaron en la hora de la verdad: la mayoría de quienes le vitoreaban a su entrada en Jerusalén a lomos de un pollino pidió su crucifixión unos días después.
2 Hasta el último hombre (2016)
Por si a sus discípulos no les había quedado claro, Cristo insiste en la Última Cena: «Éste es mi mandamiento: que os améis los unos a los otros como yo os he amado. Nadie tiene amor más grande que el de dar uno la vida por sus amigos». Desmond Doss, un joven estadounidense que juró no disparar jamás un arma, decidió aun así participar en la 2ª Guerra Mundial para salvar todas las vidas posibles de conocidos y desconocidos. Su sentido del deber y su vocación de servicio le sirvieron para ser el primer objetor de conciencia en la historia de EEUU en ser galardonado con la Medalla de Honor del Congreso, una de las más altas distinciones.
3 Un hombre para la eternidad (1966)
Poco que decir de Santo Tomás Moro: padre, abogado, pensador y hombre de Estado. Su trayectoria vital y profesional alcanzó la cima al ser nombrado Canciller de Inglaterra por Enrique VIII… Y desde ahí su fidelidad a Roma le llevó al Cielo por la vía del martirio. Antes de ser ejecutado sentenció que moría siendo buen servidor del rey, pero primero de Dios. Como a Jesús en las tentaciones del desierto, se le ofreció el poder y la gloria mundanas, pero él, insigne jurista, prefirió obedecer la lex cordis que el Creador ha escrito en el interior de cada uno de nosotros.
4 Matar a un ruiseñor (1962)
Un must del cine judicial para entender el clima de rechazo, indiferencia y burla por el que fue juzgado Jesús injustamente ante el Sanedrín, Herodes y Pilatos. Atticus Finch, abogado honrado e íntegro de una pequeña ciudad de Alabama durante la Gran Depresión, debe defender la inocencia de un joven negro a quien nadie quiere representar ante el tribunal en un contexto social marcado por el racismo. Con una interpretación soberbia de Gregory Peck, el letrado hará todo lo posible por defender la verdad ante un tribunal que no atiende a razones ni emociones.
5 Dies irae (1943)
El tiempo cuaresmal es tiempo de reconciliación con Dios, por lo que el sacramento de la confesión juega un papel fundamental. La gracia del perdón y la visión del pecado es una de las principales diferencias entre el catolicismo y el protestantismo. En esta película vemos precisamente eso: una historia sobre el pecado y sus consecuencias en las personas en una pequeña villa danesa del siglo XVII. En una sociedad donde no hay perdón posible para quien comete faltas y omisiones (es decir, cualquiera de nosotros) el ambiente se vuelve opresivo e irrespirable: lo propio del cristiano es, entonces, recomenzar una y otra vez.
6 Gran Torino (2008)
Clint Eastwood, el último fordiano, interpreta a un anciano estadounidense que carga con su duro pasado y desconfía de todos los cambios en su barrio, especialmente sus nuevos vecinos de origen asiático. No obstante, una serie de acontecimientos le hacen cambiar de perspectiva y con el tiempo aprende a perdonar y a sacrificarse por el otro. Una historia con tintes de parábola del buen samaritano, donde el odio muta en afecto y el afecto se transforma en amor.
7 Marcelino Pan y Vino (1955)
El papel de la Virgen María en el tiempo de Semana Santa es esencial: es uno de los pocos testigos de la Pasión de su Hijo. Por eso en esta lista no podía faltar este clásico del cine español donde la madre del pequeño Marcelino es la protagonista indiscutible. Nadie podrá olvidar la escena en la que el muchacho, manteniendo una entrañable conversación con el Crucificado, le pregunta cómo son las madres: «Las madres nunca son feas», responde. Así debería ser nuestra oración en Cuaresma y el resto del año: tierna, confiada y sencilla como la de Marcelino, que se conmueve frente al crucifijo.
8 El discurso del rey (2010)
Es conocida la historia del rey Jorge VI: hereda la corona británica de forma inesperada y ha de liderar a la nación en un momento histórico delicado… Siendo tartamudo. Cuando su esposa le propone un logopeda para superar su pánico a hablar en público, al principio es reticente: su soberbia le lleva a rechazar su ayuda. Sin embargo, poco a poco reconocerá humildemente que solo no puede superar este obstáculo. El monarca recuerda a San Pedro en el lavatorio cuando dice a Jesús: «Señor, ¿lavarme los pies tú a mí?». Quien luego sería el primer vicario de Cristo refleja ese orgullo tan humano que todos llevamos dentro y que en ocasiones nos suele llevar al rechazo de la mano tendida de quien nos redimió.
9 Matrix (1999)
A Neo, el protagonista de una de las películas más laureadas de la historia de la ciencia ficción, se le da a elegir entre ver la realidad tal y como es o mantenerse dormido y ajeno al mundo que le rodea. Un dilema parecido nos presenta Jesús: «El que quiera salvar su vida la perderá; pero el que pierda su vida por mí, la encontrará». Si tomamos nuestra cruz cada día con perseverancia y siendo ayudados por su gracia, Él nos promete la vida eterna. La cuaresma es un momento único del calendario litúrgico muy apropiado para meditar qué estoy escogiendo en mi vida.
10 El séptimo sello (1957)
Un caballero medieval regresa de las cruzadas a su Suecia natal lleno de preguntas sobre la existencia de Dios y el sentido de la vida hasta el punto de conversar con la propia Muerte. Bergman imprime en este clásico del cine su sello personalísimo y simultáneamente su visión de la fe, muy influenciada por su padre, pastor luterano. La película no es apta para todos los públicos por su guion: el espectador con conocimientos previos en materia teológica aprovechará y disfrutará más los debates filosóficos y trascendentales de los protagonistas. O bien puede serle interesante como incentivo para profundizar en lo metafísico: más de un oyente del Mesías en sus predicaciones debió de sentirse así de interpelado.