En el 600 aniversario de la llegada del Pueblo Gitano a España, es hora de recordar la vida y milagros de Ceferino Giménez Malla, más conocido como «El Pelé», primer gitano beatificado por la Iglesia Católica. El Frente Popular fusiló a Giménez Malla el 2 de agosto de 1936 por un sencillo motivo: ser católico.

Nacido en una familia gitana católica, hijo de Juan Jiménez y Josefa Malla, Ceferino fue bautizado en Fraga, provincia de Huesca. Su infancia estuvo marcada por la pobreza y un estilo de vida nómada, común entre muchas familias gitanas de la época. Su padre, comerciante de ganado, abandonó a la familia alrededor de 1880, lo que llevó a Ceferino y sus parientes a establecerse en Barbastro, donde un tío le enseñó el oficio de tejer cestas de mimbre.

Apenas cumplidos los 20 años «El Pelé» se casó con Teresa Jiménez Castro en una ceremonia tradicional gitana, y años más tarde formalizaron su unión en una ceremonia católica en 1912. Disfrutaron de un matrimonio feliz durante 40 años hasta la muerte de Teresa en 1922. Aunque no tuvieron hijos biológicos, adoptaron a Pepita, la sobrina huérfana de Teresa, alrededor de 1909.

Ceferino se ganó una reputación por su honestidad y generosidad, convirtiéndose en una figura respetada tanto en la comunidad gitana de Barbastro como entre los no gitanos. Inicialmente trabajó como artesano de la cestería y tratante de caballos, pero prosperó al comprar y vender mulas excedentes del ejército francés tras la Primera Guerra Mundial, un negocio financiado por una familia agradecida a la que ayudó durante una enfermedad. A pesar de no haber recibido educación formal —permaneció analfabeto toda su vida—, Ceferino era conocido por su sabiduría, mediando en disputas entre gitanos y no gitanos y apoyando a los pobres, prestándoles dinero o alimentándolos.

Profundamente religioso, Ceferino era un católico devoto que asistía a Misa diariamente, rezaba el rosario con regularidad y se unió a varias asociaciones religiosas, como la Tercera Orden Franciscana y la Sociedad de San Vicente de Paúl. Tras la muerte de su esposa, además, se convirtió en catequista, enseñando a niños gitanos bajo la guía de un sacerdote local.

En julio de 1936, en medio de la creciente violencia provocada por el Frente Popular, Ceferino intentó defender a un sacerdote de los milicianos republicanos en Barbastro. Fue arrestado y encarcelado, y le ofrecieron la libertad a cambio de entregar su rosario, pero se negó. El 9 de agosto de 1936 fue ejecutado por un pelotón de fusilamiento en un cementerio, supuestamente con su rosario en la mano y al grito de «¡Viva Cristo Rey!». Su cuerpo fue enterrado en una fosa común y nunca ha sido recuperado.

«El Pelé» fue beatificado por el Papa San Juan Pablo II el 4 de mayo de 1997, en un evento al que asistieron aproximadamente 3.000 gitanos de todo el mundo. De esta forma, Ceferino se convirtió en el primer gitano en ser elevado a los altares. En su homilía, el pontífice polaco alabó las virtudes del beato Ceferino: «También en Barbastro el gitano Ceferino Giménez Malla, conocido como El Pelé, murió por la fe en la que había vivido. Su vida muestra cómo Cristo está presente en los diversos pueblos y razas y que todos están llamados a la santidad, la cual se alcanza guardando los mandamientos y permaneciendo en su amor».