La selección de Haleakaloha no suele ser monotemática: los artículos elegidos son los que más me han gustado en el mes, e intento unirlos por un hilo conductor, a veces casi invisible, otras más grueso. En esta ocasión, el hilo es de espumillón. Sin iconoclastia forzada, he limitado mi selección a los mejores artículos navideños publicados en la prensa digital. Lo esencial: pese a ser un tema tan viejo como nuestra civilización, en estos textos hay pocos tópicos. Nuestros columnistas favoritos encuentran ángulos nuevos u olvidados para hablarnos de estos días, lo que tiene mucho mérito.
Empecemos por nuestra casa, es decir, por LA IBERIA, que se ha lucido con su especial navideño. Toni Gallemí define estas fiestas como Tiempo de propósito, y nos invita a parar el reloj. «Si ese acontecimiento nos llama a la detención, a la lentitud, a la contemplación… lo mejor que podemos hacer es detenernos, elentecer, contemplar».
En Nuestro Tiempo, Marcela Duque vuelve a Scrooge, nuestro misántropo de cabecera. «Dickens nos avisa de que el suyo no es solo un cuento de Navidad, sino una canción (A Christmas Carol), no compuesta de capítulos sino de estrofas. Eleva así el texto al plano de la música y la poesía, a donde pertenecen también las grandes gestas. Toda vida humana es una historia épica, con dragones por vencer, montes que escalar y princesas a las que rescatar, pero es casi siempre una épica que se lucha muy dentro del corazón».
Me gusta especialmente el enfoque que nos propone Pablo Mariñoso en LA IBERIA: fijémonos en la mesa. Su texto no es una colección de las mejores recetas navideñas, sino una reflexión fina sobre el valor y el simbolismo del banquete navideño. «Comer», nos dice, «es un don que merece todas nuestras plegarias, desde luego, pero en Navidad ese don se vuelve casi un dogma doméstico». Estos días, y eso lo añado yo, son perfectos para volver a paladear El festín de Babette, que no transcurre en Navidad, pero es profundamente navideña (de espíritu).
No podía faltar en nuestro surtido navideño una columna de Enrique García-Máiquez, siempre inspirado en estas fechas. Aunque no comparto su entusiasmo por la corona de Adviento, su colección de ritos navideños es digna de imitación. Por si fuera poco, finaliza el artículo con un maravilloso villancico titulado Las sevillanas de gallo. Lo publica La Gaceta.
Hughes nos habla, también en La Gaceta, de su primera navidad como padre, con el gancho del vídeo navideño de Pantomima Full, que tiene su miga. «Siempre pensé que estaría alegre, pero estoy igual. Más preocupado quizás, y un pelín cansado. Porque siempre estuve contento en Navidad. He concretado mi alegría en un Belén que vino por Amazon y va soltando musgo; el otro belén: una bandejita con surtido de mantecados y turrón del blando; y hoy mandaré los mensajes navideños y haré acopio de una alegría como de tonto de pandereta que se irá acumulando y en la cena será felicidad por los que están cerca y añoranza y amor (seguramente culpable) por los que no. Hay un hilo entre la alegría y la emoción, aunque también puede ser el efecto de la paternidad sobre la testosterona».
Cerramos con Antonio O’Mullony, fundador y editor de esta cabecera, que arranca su texto con un recuerdo compartido con su abuelo. «Aquella mañana, mientras Ariel Sharón visitaba la Explanada de las Mezquitas y estallaba la Segunda Intifada —de aquello nos enteraríamos por la noche—, nosotros hacíamos algo infinitamente más trascendente apenas veinte kilómetros al sur. Ajenos al caos, pasábamos las horas en la Basílica de la Natividad». Tiren del hilo en LA IBERIA.
Desde la isla de Haleakaloha, les deseo una muy feliz Navidad y un excelente 2026. Nos vemos en enero con la primera selección del año.


