El Museo del Prado ha cerrado su temporada expositiva con un récord que confirma la vitalidad de la institución: la muestra Paolo Veronese (1528-1588) se ha revelado como la más visitada de los últimos cinco años, con un total de 225.026 asistentes entre el 27 de mayo y el 21 de septiembre. Durante las 17 semanas que ha permanecido abierta, la media diaria ha superado los 1.800 visitantes, una cifra que la sitúa por encima de todas las propuestas presentadas por la pinacoteca desde el Bicentenario de 2020.
La exposición supuso la primera gran monográfica dedicada en España a este maestro veneciano, uno de los grandes nombres del Renacimiento junto a Tiziano y Tintoretto. El Prado ha reunido más de un centenar de piezas llegadas de algunos del Louvre, el Metropolitan de Nueva York, la National Gallery de Londres o la Galleria degli Uffizi, que se han sumado a las obras esenciales de Veronese que conserva la pinacoteca madrileña.
El éxito del proyecto ha sido interpretado por el museo como un broche de oro a dos décadas de exploración del Renacimiento italiano, un ciclo que arrancó en 2003 con la histórica muestra sobre Tiziano y continuó en 2007 con Tintoretto. Veronese, el más escenográfico de los tres, ha confirmado el atractivo de esta trilogía que ha permitido al público español reencontrarse con los grandes maestros venecianos en profundidad.
El carácter internacional de la muestra se ha hecho notar: casi la mitad de los visitantes (46%) procedían del extranjero, con un peso destacado de los Estados Unidos y México, países que figuran entre los principales emisores de turistas culturales hacia España. En el ámbito nacional, la Comunidad de Madrid lideró la afluencia, seguida por Andalucía, la Comunidad Valenciana y Cataluña, reflejando la atracción que el Prado sigue ejerciendo más allá de su entorno inmediato.
Un hito en la programación
El Prado no es ajeno a los grandes hitos de público —recuerdos todavía recientes son las exposiciones de Velázquez, Picasso o el propio Sorolla—, pero el tirón de Veronese consolida la apuesta de la institución por combinar rigor académico y atractivo popular. La espectacularidad de los lienzos del pintor veneciano, maestro en el uso del color y en la teatralidad de las composiciones, ha encontrado un eco inmediato en la sala y en el público.
Con este balance, el Museo del Prado reafirma su posición como epicentro cultural de la capital y motor de atracción turística. Y lo hace precisamente con un maestro que, cuatro siglos después de su muerte, sigue demostrando que la belleza y la grandeza del arte renacentista no conocen fronteras ni generaciones.