Mi club de fans

La educación diferenciada tiene muchas ventajas, pero está bien que alguna mujer con experiencia vital te dé collejas didácticas

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Este curso me ha ocurrido en dos ocasiones conocer a alguien que me lee. Las dos veces fue en el mismo bar. Ambas en febrero, con dos semanas de distancia. La primera fue una chica y luego fue un chico. Se presentaron, yo dije mi nombre y dijeron que ya me conocían. Habían leído algún artículo a través de X (antes Twitter). Puede que escribir columnas proporcione alguna satisfacción mayor, pero yo no la he experimentado.

También he confirmado que algunos artículos suscitan más interés que otros. Los más leídos suelen ser los relacionados con el amor, parejas y romances. Al final la gente quiere salsa. Las reflexiones profundas sobre temas trascendentes te pueden solucionar un curso de retiro. Pero, en general, la mayoría prefiere leer chascarrillos mientras espera al autobús.  

Otro punto que he percibido es que hay artículos que interesan más a las chicas y otros a chicos. Aunque todavía no domino las temáticas que inclinan la balanza. Seguiré investigando. Eso sí, mi sensación es que tengo más lectoras que lectores. Yo, que tendré el doble de contactos masculinos que femeninos (así a ojo), suelo recibir más comentarios de mujeres que de hombres. También es cierto que hay chicos que me leen y no lo dicen. Las chicas suelen ser más comunicativas.

Poco a poco voy teniendo seguidores sueltos: un filósofo en Roma, un cura en Zaragoza, un amigo en México, una artista en San Sebastián. Creo que la lista va creciendo, pero son puntitos separados en el mapa. Durante los dos últimos años, sin embargo, he conseguido tener un club de fans. A ver, así dicho suena un poco pretencioso. Podría haber escrito un grupo de lectoras incondicionales que coinciden geográficamente. Pero, entonces, a poca gente le interesaría el artículo. Ya hemos dicho que la gente quiere salsa. Así que hay que buscar el golpe de efecto.

Mis seguidoras no son muchas: yo diría que cinco o seis. Todas son mujeres, la mitad tiene la edad de mi madre y las otras podrían ser mis hermanas mayores. Trabajan conmigo y me comentan sus impresiones sobre mis textos. Lo que les gusta, lo que no les termina de convencer, las historias que les hacen gracia, que hace mucho que no escribo sobre no sé qué tema… Me viene bien conocer su opinión. Al final, yo he crecido entre chicos. Tengo más hermanos varones y he ido a un colegio masculino. La educación diferenciada tiene muchas ventajas, pero está bien que alguna mujer con experiencia vital te dé collejas didácticas. Como que siempre hay que apuntar a la baja en términos de edad. O que no se puede repetir el mismo cumplido dos veces. Se acuerdan.

En septiembre me cambio de colegio. Me voy a uno de solo chicos, como el cole donde estudié. Creo que puedo crecer más allí y me gusta mucho el proyecto. Pero echaré de menos a un club de fans que lea mis textos y me corrija cuando desbarro.

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