El mercado de la vivienda en España atraviesa un momento de escasez de producto en venta que recuerda a los peores años tras el estallido provocado de la burbuja. El stock disponible en el segundo trimestre de 2025 se sitúa un 9% por encima del mínimo histórico registrado en 2014. La cifra confirma que la tensión en el acceso a la vivienda no sólo se debe al aumento de la demanda o al encarecimiento de la financiación, sino también a la falta de viviendas en el mercado.
En 35 capitales de provincia los compradores encuentran hoy menos opciones que nunca. Entre ellas figuran casi todos los grandes mercados urbanos: Madrid, Valencia, Sevilla, Bilbao, San Sebastián, Alicante o Palma. El fenómeno también alcanza a ciudades medianas como Burgos, Salamanca o Valladolid.
En contraste, Barcelona y Málaga mantienen todavía cierto margen respecto a sus mínimos, con una oferta un 30% y un 17% superior, respectivamente. No obstante, también han experimentado un retroceso considerable frente a años anteriores.
Ciudades y provincias, próximas al suelo de la oferta
Badajoz es la capital de provincia más próxima a su nivel mínimo, con un stock sólo un 2% superior. Santander y Melilla le siguen de cerca, con un 3%. También Logroño (5%) y Albacete (7%) muestran niveles cercanos a mínimos.
Por el contrario, Granada es el mercado que se mantiene más alejado de ese suelo, con una oferta un 232% mayor que la registrada en su momento más bajo. Le siguen Cáceres (107%), Orense (94%), Córdoba (86%) y Jaén (80%), todas ellas con volúmenes de disponibilidad muy superiores a sus mínimos históricos.
Si se analiza por provincias, 26 de ellas se encuentran en mínimos históricos. Entre ellas destacan Madrid, Valencia, Sevilla, Vizcaya y Guipúzcoa, lo que evidencia que la tensión no se limita a mercados pequeños.
En el lado opuesto, algunas provincias mantienen un colchón amplio respecto a los registros de 2014. Granada presenta una diferencia del 173% frente a su mínimo, Orense del 154% y Alicante del 138%. Estos territorios se han visto menos afectados por la contracción del stock.
Un problema estructural
Los mínimos de oferta se produjeron mayoritariamente en 2014, cuando la resaca de la burbuja inmobiliaria redujo drásticamente el mercado. Una década después, la situación se repite, aunque en un contexto económico muy distinto: la demanda solvente se mantiene, los precios están en máximos en muchas capitales y la oferta disponible sigue reduciéndose.
La coincidencia de estos factores apunta a un problema estructural de falta de vivienda en el mercado, que impacta en los precios y en la capacidad de acceso a la propiedad de amplias capas de la población. La tensión se extiende tanto a grandes urbes como a capitales medias y provincias enteras, configurando un escenario complejo para el corto y medio plazo.
A esta dinámica se suma la presión de la demanda internacional, muy visible en plazas como Madrid y Barcelona. En el caso de la capital, el mercado de lujo se ha visto copado en los últimos años por la llegada de compradores iberoamericanos (mexicanos, venezolanos, colombianos o brasileños) que, en muchos casos, adquieren inmuebles al contado y desplazan a los compradores nacionales. Este fenómeno artificial, provocado desde el poder, explica parte de la carestía de la vivienda y representa en un factor que acentúa la brecha en el acceso a la propiedad.