El senador y precandidato presidencial Miguel Uribe ha sido asesinado. Tras más de dos meses de agonía, el político de 38 años ha muerto en la Fundación Santa Fe. El 7 de junio recibió tres disparos, dos en la cabeza y uno en la pierna, durante un acto de campaña en el parque El Golfito, en Bogotá. El ataque, perpetrado por un menor, conmocionó al país y dejó en estado crítico a una de las principales figuras de la oposición a Gustavo Petro.
El asesinato de Uribe es imposible de concebir sin el clima político que ha instaurado el actual presidente desde su llegada a la Casa de Nariño. Petro no sólo ha utilizado derante toda su carrera política un discurso de confrontación permanente contra sus adversarios, sino que ha alentado la estigmatización pública de líderes opositores. En ese clima, el atentado contra Uribe Turbay no fue un hecho aislado, sino la consecuencia lógica de un ambiente de hostilidad, amenazas y fallos deliberados en la protección de figuras incómodas para el gobierno colombiano.
La responsabilidad de Gustavo Petro en el asesinato de Miguel Uribe es innegable. Así lo ha recordado, entre otrtos, Tomás Uribe, hijo del expresidente Álvaro Uribe, que ha responsabilizado directamente del magnicidio al actual mandatario y a los herederos de las FARC: «Petro y los herederos de las FARC son responsables del magnicidio de Miguel Uribe Turbay. Su hijo de 5 años es hoy otro huérfano del narcotráfico. El narcosocialismo muta: traquetos, FARC, AUC, M-19, Bacrim. Distintos nombres, el mismo crimen. Envalentonados por la instigación constante de Petro y su promesa de impunidad total, son ellos y él los únicos responsables del magnicidio de Miguel y del encarcelamiento de Álvaro Uribe».
En una línea similar, el exsenador y exembajador Alfredo Rangel ha apuntado a un plan orquestado por la guerrilla de Iván Márquez, y no una acción aislada o mera conspiración política local. Rangel se ha mostrado «absolutamente convencido de que fueron las Farc las que están detrás de este atentado. Creo que fue una orden dada por el jefe de la Segunda Marquetalia, Iván Márquez, que tendrá algún segundón que habrá realizado el operativo, el financiamiento y la contratación del magnicidio».
A Petro le conviene que haya tensión
A Petro y a sus amigos de las FARC, como hace años a su amigo Zapatero y siempre a la izquierda, les conviene que haya tensión. Desde su entrada en política ha sembrado discordia y odio contra los representantes y votantes de cualquier opción ajena a la extrema izquierda, es decir contra la mayoría de los colombianos. Así llegó al poder tras el mandato de Iván Duque. Como ha señalado el senador Esteban Quintero, «ha sido un presidente que ha maltratado y amenazado públicamente a la oposición y a los diferentes congresistas en sus discursos populistas».
El inquilino de Nariño fue miembro del Movimiento 19 de Abril (M-19), organización guerrillera urbana activa en las décadas de 1970 y 1980. Y aunque, como el terrorista Arnaldo Otegui sobre su pertenencia a ETA, defiende que su papel fue más político que armado, él y los suyos perpetraron secuestros, atentados o la toma del Palacio de Justicia de 1985. Desde el palacio presidencial ha defendido que su gobierno «no persigue a ningún opositor» y ha decretado un día de luto oficial.
Según la Fiscalía de Colombia, al menos diez personas estuvieron involucradas en la preparación y ejecución del asesinato de Miguel Uribe. Varias fueron detenidas, mientras el autor intelectual sigue sin ser identificado en un país en el que el ambiente político permanece envilecido y la oposición señalada por quien ocupa la jefatura de Estado y sus aliados terroristas.