El 6 de noviembre se cumplen dos años del comienzo de las protestas en Ferraz, y para muchos no hubo nada antes ni después que se le parezca. Ferraz ya no será más la calle de la sede el partido que ha causado más daño a España, ahora es también la calle mayor de España, que representa la unión de muchos reinos patriotas para asaltar simbólicamente la tienda del Miramamolín de 2023. El de ahora es un sayón con hechuras de bolero que había amnistiado a los culpables del golpe independentista catalán. Ante la amnistía, una España aplaude y consiente, otra calcula y se modera, mas otra España nace, como escribiera Antonio Machado. La España del cincel y de la maza, / con esa eterna juventud que se hace / del pasado macizo de la raza.
En realidad, el 3 de noviembre, viernes, tuvo lugar la primera movilización. Nos concentramos por el lado interior de Ferraz, el que da a la misma sede del PSOE. La investidura de Pedro Sánchez iba a requerir el voto a favor de los independentistas catalanes de ERC y Junts y estos le pedían amnistiar a los culpables del golpe independentista de 2017. Sánchez, después de haber jurado y perjurado que no amnistiaría a los golpistas, reunía al sanedrín socialista para comunicarles su cambio de opinión. Así, el sayón socialista, con el acuerdo para la investidura en la mano, se dirigía al comité federal del 28 de octubre defendiendo la amnistía, por el «interés de España y en defensa del interés de los españoles».
También un 28 de octubre pero de 1982, el PSOE ganaba las elecciones en España. Cuarenta años después, la dirigencia del PSOE aplaudía que intentar romper España se perdone sin que los secesionistas pidan perdón. Nada ha cambiado en cuarenta años en esa casa de Ferraz, ni en todos los anteriores de existencia. No es que se pudiera esperar otra cosa del partido que homenajea a Largo Caballero, pero lo de la amnistía parecía demasiado. Desde aquel día de octubre del 2025, la buena España, aplicó el cincel tuitero a organizarse y expresar con contundencia la rección.
El Estado no ayuda
La eterna juventud se rebelaba. Aquí ya no hay Estado. Mis padres asfixiados a impuestos, mi viejo, autónomo, tiene que cerrar por la presión fiscal, normas de todo tipo, si montas una empresa no te dejan vivir; a mi vecina de 80 años le han okupado un piso y aún tiene que pagar la luz, se va a quedar sin casa y sin la renta necesaria para completar su pensión; no hay ayudas y de ir al hospital ni hablamos, listas de espera eternas porque les pagamos la sanidad a los de fuera. Si eres varón, poco menos que un orangután violador y culpable por defecto.
¿Nos hablan de Estado de Derecho, de Constitución, de «el que la hace la paga» y todas esos cuentos para búmers? Mira los indepes estos. Dicen que España les roba, pero están hasta las orejas de corrupción. Se declaran independientes. Montan la de Dios en el referéndum. En la movida aquella, les abren la cabeza a varios policías. Cogen a los políticos que armaron el lío, menos al que se fugó, Les juzgan, les condenan y dice el Sánchez este que aquí no ha pasado nada. Y aún irá el rey y firmará esta basura. Anda ya. Entre ellos se defienden, pero ¿quién me defiende a mí? Dónde está mi escudo. ¡Anda ya! Todos a Ferraz
Y la juventud acudió en masa a Ferraz, esta vez por el lado de Marqués de Urquijo. En la esquina del santuario del Inmaculado Corazón se concentra gente y más gente. Marea de banderas de España, de todos los tipos. También algo novedoso: banderas con el escudo recortado. La decepción con el régimen y sus símbolos es grande. El mensaje estaba claro y era muy contundente. La imagen, muy poderosa. La defensa de la nación frente a un Estado depredador. La imagen de las banderas de España con el escudo recortado recordaba a las ya míticas de Budapest de 1956. Los rebeldes húngaros recortaron el escudo como oposición a la URSS y los jóvenes de 2023 abrían el hueco, dejando fuera al emblema del Régimen del 78 que les ha defraudado.
La nación gaseada
Gritos habituales, patriotismo e indignación. El día 6, los gases y las primeras estampidas delante de los policías. Si la acción represiva del Estado tenía como intención disuadir la protesta, fracasó. El día 7 más gente, y más el día 8. Noviembre ya era Nacional. La cita de las 20.00 en Ferraz era fija. Delante los policías de Marlaska que, a eso de las 22.00, bajaban las viseras de los cascos y se lanzaban a dispersar las convocatorias. No se paraban ahí, hubo pelotazos en la calle Princesa, persecuciones de jóvenes hasta el arco de Moncloa.
En la batalla de las Navas de Tolosa, la tienda de Miramamolín era defendida por la Guardia Negra. Nos dice Antonio Herrera Casado: «Forzudos guerreros-esclavos del Senegal que fueron sujetos por cuerdas y cadenas al suelo, para que solo tuvieran dos opciones: o luchar a muerte o morir, en la defensa de su señor, que vestía de riguroso verde, el color del Islam, llevando en la una mano un ejemplar del Corán y en la otra una cimitarra». Otros historiadores nos dicen que esos guardianes eran voluntarios que aceptaban esa misión extrema como un honor.
Los manifestantes de Ferraz no tenían las mismas intenciones que los caballeros navarros y de Medina del Campo que rompieron las cadenas de la tienda mora. Su asalto era la expresión de la indignación. Pero la tienda hacia la que dirigían esa indignación de un pueblo hastiado, si estaba protegida por una nueva guardia negra. La de la nueva tienda del nuevo Miramamolín, que cumplía órdenes, pero no tenían que llevar al extremo del precedente mencionado su deber de obediencia. Como el uso del gas picante. Protegieron, no cabe duda, la tienda socialista, pero dejaron al aire el flanco del afecto del que fueron rodeados, con toda justicia, en Cataluña. La grieta queda, la decepción también y algunas preguntas. ¿Fueron sancionados los que se excedieron? ¿Los sindicatos policiales mayoritarios los denunciaron como denuncian las órdenes que reciben en otros casos?
De Ferraz a Paiporta
Días después se empezó el rezo del Rosario en las gradas de entrada al Santuario de la Inmaculada. Desde aquel día 12 de noviembre de 2023 hasta el 31 de mayo de 2025 se rezó todos los días, ininterrumpidamente. Un grupo de católicos se reunían en torno a José Andrés para ir desgranando las cuentas en oración por España. El hecho llamó la atención de muchos católicos en el mundo que se conectaban a través de YouTube para unirse en oración. El mexicano Verástegui y otras personalidades se pasaron por ese punto fijo de oración. Aquello debería haber sido un motivo de orgullo para la Iglesia oficial española pero el cardenal Cobo, arzobispo de Madrid, lo criticó. «La fe está por encima de las ideologías», señaló sin venir a cuento. Sí fueron, en cambio, muchos curas aquellos días por los alrededores de Ferraz, a pesar del desprecio de la jerarquía de la Iglesia.
La calle aún recuerda las garras, de esos buenos españoles que se unieron bajo una sola bandera. La hermandad vivida en Ferraz fue la semilla que germinó un año después en la riada Valencia. Los mismos jóvenes, la misma gente. El patriotismo afectivo que sangraba en Ferraz se volvió patriotismo efectivo de pala y cepillo en Paiporta.


