El manuscrito encontrado en Zaragoza

Todos los aficionados a la literatura fantástica y de aventuras conocemos la extraordinaria novela de Jan Potocki (1761-1815) El manuscrito encontrado en Zaragoza, que en España publicaron Alianza y, después, Valdemar. Admitamos que puede parecer algo extraño que un escritor polaco escriba sobre aventuras en España, cuya literatura tiende más al realismo y al costumbrismo que a la fantasía —con excepciones notables, sin duda—. Sin embargo, a la sorpresa inicial la sustituye pronto la maravilla por el aparato simbólico, la estructura similar a las Mil y una noches y las increíbles andanzas del Alphonse Van Worden, oficial de la Guardia Valona, mientras atraviesa la Sierra Morena. A partir de ahí, no faltan los tesoros escondidos, ni las jóvenes de belleza maldita, ni los ahorcados, ni los demonios ni ninguna otra convención de la novela gótica de los siglos XVIII y XIX.

En 1965, el director de cine polaco Wojciech Jerzy Has (1925-2000) dirigió un largometraje colosal basado en la novela y que fascinó a Buñuel, Scorsese y Francis Ford Coppola. Así, los lectores de Potocki hemos tenido una alegría porque, con ocasión del 100º aniversario del nacimiento del cineasta polaco, se ha proyectado en Madrid la versión completa de la película y se prodigan las actividades en torno a este director genial. Con el apoyo de Filmoteca Española, Filmoteca Nacional de Polonia (FINA), Instituto Polaco de Cultura en Madrid y el Instituto Adam Mickiewicz (IAM), AVA Arts Foundation —una de las instituciones más importantes en la difusión de la cultura polaca— ha organizado una muestra dedicada al genial director polaco con diversas proyecciones, actividades y mesas redondas centradas en su obra. Por lo pronto, desde el pasado 9 de abril y hasta el próximo día 30 pueden verse en la Filmoteca Española sus principales películas. Habrá actos en torno a su obra en Oviedo, Santa Cruz de Tenerife, Santander, Valencia, Zaragoza y Sevilla.

La obra de Wojciech Jerzy Has —y con toda majestad El manuscrito encontrado en Zaragoza— permite adentrarse en la cultura polaca posterior al llamado «deshielo» de Gomułka, periodo que toma su nombre de Władysław Gomułka (1905-1982), secretario general del Partido Obrero Unificado Polaco. La historia es conocida: en 1956 hay una serie de revueltas y protestas en la Polonia comunista como consecuencia de las condiciones de trabajo, el precio de los alimentos y, en general, el deterioro de las condiciones de vida y la injerencia de la URSS en Polonia. A pesar de la represión que siguió a las protestas, los soviéticos vieron que debían relajar la presión social sobre los polacos. El hombre escogido para desactivar el descontento fue Władysław Gomułka. Se realizaron reformas económicas y sociales. El«deshielo» también alcanzó a la cultura: en adelante, la consigna sería tolerar cierta creatividad a los artistas a condición de que no desafiasen al partido.

Así, las décadas de los 60 y los 70 supondrían un alejamiento de las convenciones del realismo socialista y cierto espíritu vanguardista de experimentación. Dado que no se podía hacer política, cabía al menos dejar volar la imaginación y ejercitar la fantasía. El manuscrito encontrado en Zaragoza brinda momentos de una belleza surrealista deslumbrante como la entrada de Van Worden en la peligrosa cueva de las tentadoras princesas Emina y Zibedea. El Instituto Polaco de Cultura ha reeditado, por cierto, el magnífico estudio de Diego Moldes sobre esta película. La retrospectiva de Wojciech Jerzy Has y la reedición del libro de Moldes se enmarcan dentro de las actividades culturales de la presidencia polaca del Consejo de la Unión Europea.

Tomasz Kolankiewicz, director de la Filmoteca Nacional de Polonia, ha declarado que la película «se rodó íntegramente en Polonia, así que es como un viaje de vuelta simbólico a España, ya que ni Has ni el director de fotografía del filme ni tampoco los responsables de la escenografía viajaron nunca a España, pero vieron las obras de Goya y de Velázquez, y pudieron hacer esta película que, incluso Buñuel, que la vio tres veces, se creyó que había sido rodada en España».

En realidad, este película puede verse como un compendio de esa cultura polaca de los años 60 que pretendía mostrar el rostro más afable y luminoso de la democracia popular polaca. La banda sonora, por ejemplo, es del genial Krzysztof Penderecki (1933-2020), compositor de la deslumbrante Pasión según San Lucas (1966). Como me hacía ver un amigo polaco hace unos días, no faltan guiños a la fotografía ni al desnudo femenino, que encontramos por cierto en otros largometrajes polacos de la época como Los caballeros teutónicos (1960), de Aleksander Ford (1908-1980), donde vemos una escena que insinúa, de forma delicada, un desnudo femenino mientras una mujer se baña en un río. En comparación con el cine de hoy, cualquiera de estas películas sería casi conservadora, pero en comparación con lo que se podía ver en otras democracias populares, el cine polaco era realmente innovador. Gracias a esa etiqueta de excentricidad que rodeaba al arte experimental, los artistas se iban alejando del realismo socialista que tanto asfixió la creación en otras democracias populares.

Esta retrospectiva de Wojciech Jerzy Has brinda, en fin, la posibilidad de regresar a una cinematografía cuyo simbolismo, creatividad y frescura no han desaparecido con el paso de los años.