Hace unas semanas, Morante rompió su silencio en una gran entrevista realizada por Jesús Bayort para el ABC de Sevilla. El diestro cigarrero se abrió sobre su enfermedad, el tratamiento y sus perspectivas a futuro.
Para el que no lo sepa, Morante tiene una enfermedad denominada disociación de la personalidad que le provoca constantes cuadros depresivos de los que nunca termina de recuperarse. Consciente de su responsabilidad como figura y con la intención de recuperar al hombre a través del torero, se está sometiendo a una terapia con electroshock que tiene como efecto secundario una amnesia transitoria. Afirma no recordar faenas legendarias como la del traje verde manzana en Sevilla o el ya mítico rabo en la feria de Abril de hace dos años.
Independientemente de la opinión de cada uno sobre la tauromaquia, José Antonio Morante Camacho es un artista de culto. En él se encarnan todas las vicisitudes del héroe clásico, los desvelos del romántico y el hartazgo del bohemio en un mundo de masas.
¿En qué marismas se habrán perdido los duendes, José Antonio, para que tú Verdad le haya cogido tanto gusto al olvido? En la confusión del hombre muchas veces se encuentra al artista, en la excentricidad al genio y en los pliegues de lo ordinario lo sublime.
Caravaggio supo magistralmente reflejar que también las sombras pueden ser una fuente de luz, que dentro de lo oscuro es el abismo en el que nos señala el camino. Igual que Morante, ha habido unos pocos que han tenido que mortificarse a través de sus obras. Los que no fueron valorados en vida anduvieron por un purgatorio de pecados no cometidos y los que disfrutan del éxito sienten los pesados grilletes de un memento mori que no pasa.
Para muchos la muerte es una solución a sus desvelos, una última musa a la que brindar tributo, para otros la interrupción de una eterna lucha inconclusa. Morante en la entrevista dice que ha pensado en ella, pero que ha sido la responsabilidad la que lo ha retenido ¿Es el hombre digno de acabar con el artista? ¿Está sometido a un destino escrito por una mano superior en destreza?
Separar al hombre del torero es imposible, pues dividir contenido y continente no es cuestión de fórmulas aritméticas. Como artista, el hombre trata de elevarse para ver más de cerca las estrellas, como ser humano se aferra a la tierra ante la incertidumbre de lo desconocido. Es en ese limbo que los separa donde los genios vencen sus demonios para confeccionar piezas que se sobrepongan al paso del tiempo.
Morante está en el proceso de volver a ser José Antonio y no podemos salvo darle las gracias. La obra está hecha, él ya hace tiempo que dejó atrás la orilla de lo corriente. Su leyenda por contar, pues aun le quedan versos sueltos para completar un poema épico de redención al que le falta poco tiempo para ponerle final.