En una de sus innumerables tertulias a lo largo y ancho del mundo preguntaron a San Josemaría Escrivá, fundador del Opus Dei: «¿Cómo podemos vivir enamorados y qué podemos decirles a los que no creen en el amor? Este santo aragonés, con su desparpajo habitual, respondió entonces: «Hija mía, pregúntame: “¿Cómo podemos vivir si no estamos enamorados?”. Porque yo no lo entiendo. Yo vivo porque estoy enamorado, ¡yo vivo porque estoy enamorado! ¿Está claro? Si no, no sería vida esto. ¡Loquito estoy! Y ya me han llamado loco más de una vez, y no me importa nada, tienen razón. Estoy de acuerdo con los que dicen que estoy loco. De modo que ¡que enloquezcas de amor, ¿eh?».

Aquel 12 de diciembre de 1972 San Josemaría pronunciaba sin saberlo unas palabras que todavía hoy, más de cincuenta años después, resuenan en los corazones de miles de personas en todo el mundo. Esta locura del amor es acaso una de las expresiones más repetidas del santo español, y ahora ha sido recuperada en Camino enamorado (Ediciones Palabra), el último libro de Patricia San Miguel y Gema Pérez Herrera.

«¿Cómo podemos vivir si no estamos enamorados?», se preguntaba retóricamente san Josemaría. Las autoras de este sugerente ensayo se han preguntado sobre la pregunta, de una duda que nace de la admiración —o incluso envidia, reconocen— por cómo aman los santos. Si san Josemaría decía de sí mismo que estaba loco, «loquito del amor de Dios», ¿Cómo podemos los demás amar así a Dios? ¿Es algo accesible para todos o está reservado a unos pocos? ¿De verdad es posible «enamorarse» de Dios? ¿Y para siempre?

Cuando las dos autoras buscaron en Camino, primer libro de san Josemaría, la idea del «enamoramiento» aparecía en todos los puntos, pero fue el último de ellos, el 999, el que les movió a escribir estas páginas: «¡Enamórate? y no le dejarás!». Pérez y San Miguel explican en las páginas de Camino enamorado que Dios nos invita a que todos le amemos con todo nuestro corazón y con todas nuestras fuerzas.

Así, en las páginas de este libro el lector encontrará el comentario a 99 de los puntos «enamorados» de san Josemaría, que esbozan la senda que recorrió hacia el amor de Dios en tres etapas: buscar, encontrar y amar a Cristo. A través de este 10% de Camino, obra original de san Josemaría, las dos escritoras ponen el foco en esa primera persona de un verbo que puede llevar a que los corazones ardan en el amor a Dios. «Una ruta para tu vida de cristiano. Un pequeño geolocalizador que te ayudará a dirigirte hacia el Corazón amante de Cristo: la Esperanza que no defrauda», sentencian.

En su primer capítulo —El secreto—, la dos autoras reconocen precisamente esa línea inevitable que san Josemaría trazó entre la perseverancia y el amor: «Perseverar, no tirar la toalla, comenzar y recomenzar cada día en nuestro camino de santidad solo tienen un único secreto: “el Amor”. El Amor que Dios tiene por cada uno de nosotros, el que nos lleva a amarle con locura y a vivir enamorados. No podemos olvidar que al final del camino solo se nos preguntará cuánto hemos amado, si hemos tratado de amar a Dios y a los demás como lo hizo el autor de Camino y como Jesús en su Evangelio nos pidió».