¿De la mafia se sale?

Así como 'Crimen y castigo' es un tratado de la humanidad caída memorable en la literatura, 'Atrapado por su pasado' sigue, más o menos, esa línea

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Reconozco que el subgénero gánster, mafia y bajos fondos nunca ha sido mi preferido. No le tengo tirria ni nada parecido: es sólo que no me interesa. No obstante, últimamente estoy empezando a encontrar apasionante algunas de sus historias. Sumergirse en lo más oscuro de la mente humana ayuda a comprenderla aún más. Así como Crimen y castigo es un tratado de la humanidad caída memorable en la literatura, películas como Atrapado por su pasado (Carlito’s Way) siguen, más o menos, esa línea: cómo se pierde un alma… que quiere salvarse.

Brian de Palma presenta a Carlito Brigante (Al Pacino): un extraficante de caballo de origen portorriqueño salido de prisión tras cinco años con el objetivo de abandonar el mundo del crimen. Dar un portazo a todo su oscuro historial. Quiere emprender. Sí, emprender. Dedicarse a una profesión legal, tener una vida normal y reconquistar a su amante. Con la ayuda de su abogado (Sean Penn), consigue hacerse dueño y dirigir un garito nocturno: su intención es reunir varios miles de dólares, «huir» a una isla, alquilar coches y dejar atrás su Nueva York pestilente y hediondo de drogas, vendettas y líos con la policía.

Pero no es tan fácil. A lo largo de la película, el viejo Brigante supera al nuevo Brigante. Su legado pervive y nadie cree en su palabra: ¿cómo va a dejar su vida, su trabajo y toda su red de contactos y socios? Es lo más interesante de este episodio de la filmografía del director de Misión imposible, Los intocables de Elliot Ness o Scarface (1983): en ocasiones intentamos dejar atrás nuestro pasado, pero éste nos adelanta por la izquierda.

Viejas amistades, antiguos sueños, relaciones sentimentales que parecían cerradas… A veces vuelven aunque uno no quiera. Ahí se ve la fortaleza de cada uno. Su fuerza de voluntad. Brigante lucha por ello, se esfuerza por ser «un tío legal» y rehabilitarse… Lo consigue, pero recae. No es su culpa: no sabe cómo, pero acaba «pringado» por la porquería del crimen: un enfermo de las teorías deterministas. Es algo parecido a una adicción: salir de ella es harto complicado. Y entre criminales sólo sobrevive quien logra que su mentira sea descubierta la última: «Si vives suficiente tiempo recuerdas alguna razón para que todo el mundo quiera matarte: les crees a todos, pero sabes que alguien tiene que estar mintiendo. O tal vez todos mientan. Cuando ya no consigues saber si te engañan tienes problemas, chico. Tienes problemas».

A pesar de su marcado pesimismo, Atrapado por su pasado cumple con los criterios para ser considerada una obra maestra: engancha desde el simbólico primer plano, ofrece un elenco de personajes bien construidos, acompaña con una banda sonora sensacional, muestra el Nueva York de los 70 con acierto (especialmente las escenas «disco») y transmite un mensaje potente sobre las dificultades de hacer borrón y cuenta nueva.

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