Corbatas, pajaritas y gabardinas

Este mes, la selección de Haleakaloha habla de moda masculina. Bueno, más o menos. De corbatas, pajaritas y gabardinas. Y juro que no me patrocina la sección de caballeros de El Corte Ingles.

Lejos de mí la fea tentación del victimismo, pero diré que me anudo a diario la corbata en una ciudad con temperatura media cercana a los 30 grados y una humedad cercana al 80%. Donald Trump, por su parte, no se quitó la suya —roja, claro— ni para servir cuartos de libra en un McDonald’s. La escena le sirve a Enrique García-Máiquez para reflexionar sobre uno de sus temas favoritos en La Gaceta. «Por cierto, que no digo que Trump sea un Petronio, árbitro de la elegancia», aclara, «sino que no renuncia a su estilo para ir haciendo la pelota a unos y a otros, y eso ya es elegante. Demuestra que no hay que camuflarse para ser popular o, incluso, populista».

Pasemos de la corbata a la pajarita. Pablo Mariñoso se congratula de que Rodri recogiera el balón de oro «con un esmoquin de esos normales y no con terciopelos granates o solapas con brillantes. Lo que es un esmoquin, vamos». Por eso y por otras cosas, claro. En tres palabras: por la «revolución de normalidad» que supone el jugador del Manchester City. Pueden leerlo aquí mismo, en LA IBERIA.

Otro joven talento de esta cabecera, Pelayo Moreno, circulaba por la Línea 7 del Metro de Madrid con una de las mejores novelas españolas de todos los tiempos entre manos: Madrid de Corte a Checa, de Agustín de Foxá. Entre otras anotaciones a lápiz, nos subraya una frase del genial diplomático-escritor: «Aquella hora misteriosa y delgada hermanaba a todos, veían únicamente tres muertos, a la luz verdosa del amanecer». El artículo se titula El velatorio de Foxá. Su texto también de va de elegancia, en el sentido profundo de la palabra.

Hughes me gusta siempre, tanto cuando se pone político y cuando juega a la columna de costumbres, género que, con otros autores, me suele aburrir. A comienzos de mes le dio por lo segundo, y nos regaló un articulazo en La Gaceta titulado La gabardina. «Es una prenda contra los elementos», la define, «pero también, cada vez más, un intermedio de entretiempo, la forma airosa y chic de salir del verano».

Los malos también pueden ser estilosos. Hasta los gánsters. Iñako Rojas nos recomienda en Alfa y Omega una serie que tengo en mi lista de espera: Boardwalk Empire, ambientada en Atlantic City. ¿Sus protagonistas? «Unos irlandeses que, aunque no sé cómo se dirá en gaélico, padecen de una especie de morriña gallega o saudade portuguesa, que la serie transmite muy bien». Apetece hincarle el diente, ¿no?

El último producto del cargamento no se lee, se escucha, y lo trae Gonzalo Altozano en su podcast La mesa de la cocina. Encaja en esta selección, entre otras cosas, por el porte aristocrático de su protagonista, espía y conspirador, con una vida llena de aventuras y desventuras (diría que más de las segundas). Dediquen quince minutos a la historia de Alfredo Izaguirre y la Operación Patty Candela. Está en Spotify y en iVoox.

Hasta aquí mis textos favoritos de octubre. Nos vemos en un mes en esta isla. Aunque estemos en un rincón de la Polinesia, no olviden ponerse elegantes.