Luis Alberto de Cuenca ha sido galardonado por la Universida de Salamanca y Patrimonio Nacional con el XXXIV Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana, reconocimiento mayor de las letras poéticas en español y portugués, por su antología Verano eterno. Un libro que no sólo compendia más de cien poemas escritos entre 1971 y 2025, sino que traza el itinerario vital e intelectual de uno de los autores más influyentes de la poesía española contemporánea.
Visiblemente emocionado, De Cuenca confiesa que había estado «en el umbral» de obtener este premio en más de una ocasión. «Se produjo el milagro que casi nunca se produce cuando eres segundo muchas veces», precisa con tono irónico. «Dejé de ser jurado porque si seguía siéndolo no me lo iban a dar nunca».
El autor subraya el valor simbólico del galardón: «Es un premio muy difícil de conseguir, el jurado es muy heterogéneo y competido. De los que he recibido, este es el más importante. Y me hizo especial ilusión que lleve el nombre de la reina Sofía, que me parece una persona maravillosa».
Un canon personal de medio siglo
Verano eterno reúne más de cien textos que atraviesan todas las etapas del poeta: desde sus primeros libros de juventud hasta materiales inéditos preparados para la ocasión. La edición incorpora manuscritos facsimilares y un encarte gráfico del ilustrador Paco Roca sobre el poema La casa vacía, detalles que subrayan el carácter casi museístico del volumen.
La presidenta de Patrimonio Nacional, Ana de la Cueva, destaca que la poesía de Luis Alberto de Cuenca «parte de la tradición griega y se expresa en un verso claro, elegante y musical», capaz de traer al presente las resonancias más antiguas de la cultura occidental. El rector de la Universidad de Salamanca, Juan Manuel Corchado, abunda en esa idea al definirlo como «un prestigioso poeta que ha seducido a los más jóvenes» y un autor que ha sabido unir la tradición clásica con la sensibilidad actual «con rigor filológico». «Es un poeta con muchas horas de biblioteca, pero también con muchas horas de mundo», añade.
Una trayectoria premiada y transversal
Miembro destacado de la llamada generación del 80, Luis Alberto de Cuenca ha cultivado la poesía, el ensayo, la filología y la literatura infantil, además de una intensa actividad como traductor de lenguas clásicas. Ha vertido al español a Homero, Eurípides, Nerval y otros autores fundamentales, una labor que ha contribuido a situarlo como puente entre el humanismo clásico y la cultura popular.
Su obra ha sido reconocida con numerosos premios: el Nacional de la Crítica por La caja de plata (1985); el Nacional de Traducción por El cantar de Valtario (1989); el Premio Teresa de Ávila (2008); el Premio Nacional de Literatura, modalidad Poesía, por Cuaderno de vacaciones (2015); el Premio Internacional de Poesía Federico García Lorca (2021); y el Jaime Gil de Biedma por El secreto del mago (2023). El Reina Sofía se incorpora ahora como coronación natural de una trayectoria que ha hecho de lo culto y lo cotidiano una misma lengua poética.
Con Verano eterno, De Cuenca ofrece al lector una suerte de autobiografía lírica. Y lo hace, como suele, desde esa mezcla de ironía, clasicismo, cultura popular y vitalismo que lo ha convertido en una figura singular: un poeta que dialoga con Homero, con Baudelaire y también con los cómics, el cine o el rock, siempre con la elegancia luminosa de quien ha hecho de la literatura una forma de vida.


