Esos cinco

Cinco libros recomendados por Esperanza Ruiz, Jorge Buxadé, David Cerdá, Ricardo Ruiz de la Serna y Antonio O'Mullony

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Cinco libros recomendados por cinco amigos de LA IBERIA el primer día de cada mes. «Un desafío formidable, este de recomendar libros a los lectores de esta revista, que por el hecho de serlo valen como lectores elevados al cuadrado», como reconoce Ricardo Ruiz de la Serna. Imposible discrepar. Un centenar o dos de palabras para proponer un libro, cualquiera, actual o clásico, de ficción o no ficción. Ahí quedan los cinco primeros. Esos cinco.

Esperanza Ruiz, escritora | Margherita Sarfatti

Tras el inspirador El Abismo Democrático, después del houllebecquiano El deber de lo bello, Javier Ruiz Portella, heraldo en la piel de toro de la nueva derecha francesa, director de la revista El Manifiesto, nos sorprende con Margherita Sarfatti. Amante judía de Mussolini. Musa del primer fascismo (Ediciones El Manifiesto, 2024). Bien mirado, no hay extrañeza en la elección de la fémina a la que dedica su obra. Portella siempre se ha mostrado interesado en la belleza, lo sagrado y el arte; en combatir la fealdad y la posmodernidad, valga la redundancia. Aprendemos de su libro la relación sentimental entre la aristócrata judía y el Duce como explicación de la gestación de un sistema político que no previó el totalitarismo posterior; la mujer que insufla un soplo creador, y con él, dirige y moldea al hombre. Margherita Sarfatti es instinto, misterio, poeta, crítica de arte, pionera, luz en una época turbulenta, defensora de un ideal del que terminó víctima. El ocaso de su influencia llega tras la ruptura con Mussolini y las leyes raciales de 1938, que forzaron su exilio en Argentina. Entonces, Sarfatti se revela nuevamente como una inteligencia política y analiza, visionaria, otro crepúsculo: el de Occidente.

Jorge Buxadé, eurodiputado | El Hobbit

El Hobbit«En un agujero en el suelo vivía un hobbit». Una frase feliz que millones de personas han memorizado. Así empieza el libro. Y deseas saber, inmediatamente, qué es un hobbit.

El Hobbit, de J.R.R.Tolkien, es un cuento para niños. Aunque yo lo leí ya de mayor, de muy mayor, un enorme error. Cuando era niño, allá por el año 1988, no recuerdo por qué motivo, el Hobbit se convirtió en una fiebre de lecturas entre mis amigos. Decidí no leerlo con un triste argumento: no me gusta la literatura fantástica. Prefería deglutir la rebelión de las masas o la España invertebrada. Pero cuando nació mi hija Ana, no recuerdo cómo llegó a mis manos, leí El Hobbit casi de una tirada, y luego la versión crítica y anotada. Y volví a leerlo, luego, en voz alta, como el mismo Tolkien leía sus cuentos a sus hijos. Cuentos de sagas interminables. Cuentos de enanos, elfos, dragones, trasgos, trolls, magos y hombres. Cuentos de aventuras, viajes, sonrisas, canciones y poemas. Montañas y ríos en la Tierra Media. Cuentos de amistad y esperanza, historias inmemoriales, tradiciones y arraigos a la tierra. Historias de una ida y una vuelta. Lectura obligada.

David Cerdá, filósofo | Paideia

PaideiaHe sido un lector voraz, pero me estoy quitando: ahora soy un relector acérrimo. Tengo detrás de mí una estantería con esos libros que todo el mundo debería leer al menos una vez antes de morir, y que yo pienso —D. m.— leer unas cuantas; brilla entre ellos Paideia, la monumental obra de Werner Jaeger. Hay pocas así de grandes para quien ama la educación, la cultura y el alma humana. El autor no se limita a describir la formación de los antiguos griegos; revela cómo aquella moldea la mente, el carácter y, en última instancia, la sociedad en su conjunto. Duele comparar con lo que nosotros elegimos hoy, en nuestra opulencia; pero es un dolor que puede redimirnos. Leer a Jaeger es comprender que aprender no es solo acumular conocimientos, sino cultivar el juicio, la sensibilidad y la capacidad de vivir con sentido. Cada página es un monumento a la precisión y la belleza y despierta en el lector la más importante de las cuestiones: ¿qué significa ser plenamente humano? En un mundo donde la rapidez y la superficialidad lo dominan todo, Paideia es un precioso lugar donde reconciliarnos con nuestra necesidad de pensar, sentir y vivir con hondura; una experiencia que transforma a quien se atreve a recorrer su millar y medio de páginas.

Ricardo Ruiz de la Serna, profesor universitario | Utz

UtzEl libro que les traigo me salió al encuentro en una librería de lance. Tengo a mano la edición inglesa (989, Picador, Londres), pero hay varias ediciones en español. Es una pequeña novela de Bruce Chatwin (1940-1989), el célebre escritor de viaje, que en el verano de 1967 se encaminó a Praga para escribir un artículo acerca del coleccionismo del emperador Rodolfo II (1552-1612) y terminó conociendo al misterioso Kaspar Utz, el mayor coleccionista de Europa de porcelana de Meissen, el destino de cuya colección era un enigma desde que en Checoslovaquia mandaban los comunistas.

A partir de ahí, Chatwin describe la dignidad, la resistencia y la indómita fuerza de aquellos para quienes el comunismo no fue una liberación, sino una opresión que prolongó la de la nazis. Hay algo en el estilo susurrante de este libro que me atrae a sus páginas de nuevo cada otoño. Como El Señor de los Anillos en invierno y Los siete pilares de la sabiduría de Lawrence en verano, Utz tiene el ritmo de la estación en que los días se acortan y Europa Central gana en belleza y frío. En la soledad de Utz, en sus largas visitas a los museos de Dresde, en el tiempo gris del comunismo, respira algo de la tristeza y la esperanza de nuestro tiempo.

Antonio O’Mullony, editor | El hombre en busca del sentido

El hombre en busca del sentidoEl hombre en busca del sentido no es el libro escrito con más brillantez que leeremos, tampoco la narración más impredecible, siquiera el texto más iluminador que tendremos entre nuestra manos. Quizá un topicazo, «una de las obras más influyentes del siglo XX» y una de las más vendidas de siempre. No por ello menos recomendable si llega en buen momento.

Viktor Frankl lo escribió tras su paso por varios campos de concentración nazis, cuando fue desposeído de todo lo que amaba y le anclaba a la vida, y yo lo recibí en un tiempo en el que, también despojado, era mi propio carcelero. La lectura de El hombre en busca del sentido deja la noción del sufrimiento como trance humanizador, oportunidad de reconocernos criatura; la revisión como mito del anhelo, tantas veces superado antes de admitírnoslo; y la certeza de la libertad personalísima, última e innegable, de decidir cómo afrontamos el dolor.

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