Tener amigos

Hace poco escribí un artículo sobre ligar y ser libre que terminó publicado en la Neswletter de Javier García Herrería. Tiene truco, porque el artículo no es solo mío. Lo escribí yo, pero cuando lo terminé no estaba muy contento con el resultado. Lo mandé a cuatro amigos. Corco, Chema y Rafa respondieron enseguida. Los tres fueron críticos y destacaron los fallos, porque lo bueno no hay que cambiarlo. No esperaba tanta respuesta. Eran críticas profundas y atinadas. Cuando Pep Guardiola fichó a Lillo para el Manchester City dijo: Juanma es el mejor asistente que se puede tener en los malos momentos, y tienes que encontrar gente cercana para estos malos momentos. En los buenos, no necesito a nadie; solo a alguien que abra la botella de champán para celebrar».

No quiero escribir un artículo propio de LinkedIn. «Conoce tus debilidades para ser fuerte de verdad». Eso está muy visto. Lo que no está tan visto es la epidemia de soledad que ya ha empezado y que irá a más. Hay mucha gente muy sola. Es un problema grande, porque vivir sin amigos es vivir a medias. Sin embargo, todos los niños salen del colegio convencidos de que es fundamental tener una carrera profesional brillante, pero no parece tan obvia la necesidad de esforzarse para tener amigos.

La clave es conseguir tener buenos amigos buenos. O sea, que sean fieles y que te hagan mejor. Escuché hace poco que no hay amistades asépticas. Un amigo te mejora o te empeora. Nunca es indiferente. Si es indiferente no es amistad. Será compañerismo, camaradería o alguna variable menor. Las preguntas salen solas: ¿Me hacen mejor mis amigos? Y yo, ¿hago mejores a mis amigos?

No me importa morirme sin ser millonario. Ni me dolería llegar a viejo sin poseer tres casas, varios coches, caballos ni barcos. Pero quiero morirme con muchos amigos. Tampoco miles. Porque no puedes cuidar bien a miles de personas. Pero decenas sí. Incluso cientos. Leí que el funeral de Francisco Umbral estaba vacío. Pues, tío, habrás ganado el Cervantes, pero vaya final más triste para la obra de tu vida. Orson Wells explica muy bien en una entrevista que es mejor ser buen amigo que conseguir éxito profesional:

Entrevistador: ¿Alguna vez contrató a algún amigo en lugar de a la persona adecuada para un papel.
Orson Welles: Frecuentemente.
E: ¿Lo lamentó?
O.W: Frecuentemente.
E: ¿Volvería a hacerlo?
O.W: Sí… Porque no considero que el arte sea lo más importante. Prefiero cualquier otra forma de lealtad en la vida antes que el arte. Odio la concepción romántica sobre los artistas, que prevalece sobre de todo lo demás. Sin duda, la amistad es más importante que mi arte. Tengo un gran respeto por la gente que sí aprecia su arte de esa manera. Y creo que son, probablemente, los artistas más valiosos.
E: ¿Cree en hacer una contribución?
O.W: Sí.
E: ¿Cree que, al dividirse a usted mismo, diluye su contribución?
O.W: Probablemente.
E: ¿Cree que eso es algo malo?
O.W: No es malo para mí, quizá sí para el arte, pero como no considero el arte como lo más importante, ahí respondo a tu pregunta.
E: ¿Y a diablo con la posteridad?
O.W: Sí.

Otro que habló sobre amistad fue Jesucristo. Dios se hizo hombre y fue pobre toda su vida. No tenía palacios ni tesoros ni tierras ni mujer ni hijos biológicos. Tenía una madre, una túnica sin costuras y muchos amigos. Una de las últimas frases recogidas en su vida se refiere a la amistad: «No hay mayor amor que el que da la vida por sus amigos». Y en otro sitio dice algo parecido a esto: «¿De qué le sirve al hombre ganar al mundo si no tiene amigos?».