Ya se va convirtiendo en un pequeño particular ritual el revisar los difuntos que el año nos ha ido dejando, día a día, mes a mes, en este final de la vuelta al sol. Tenemos difuntos particulares y privados entre la familia, los amigos, los hermanos y conocidos. Y tenemos difuntos, lejanos pero próximos en nombre, interés, lecturas o referencias.

Pensar, siquiera un momento, en la muerte, memento mori, creo que me ayuda a resituar el tiempo pasado, y el año que llega. A intentar poner las cosas en su sitio, no hacer en exceso sangre por lo que no he llegado, dar gracias por lo vivido, y por qué no, tomarse uno a sí mismo algo menos en serio. Todos acabaremos en el mismo sitio. Se trata de qué hacer con el tiempo que se nos regala. Pensar, alguna vez, en la muerte, ayudar a pensar, alguna vez, en la vida.

No deja de ser un acto de recuerdo y de oración también por todos ellos, quizás incluso por alguno nadie ha orado, y es una de las obras de misericordia espirituales.

San Agustín indicaba a la memoria, junto el entendimiento y la voluntad, como una de las potencias del alma que configuran al hombre como tal. La memoria entendida como una dimensión fundamental de quién es el ser humano, de cómo es el ser humano, de lo que construye su humanidad. Hacer memoria en un mundo que se empeña en el presentismo, que le quiere arrancar raíces, que desea al hombre ausente de sí mismo y centrado exclusivamente en el fuera de si —en el consumo, en el mercado, en la unidimensionalidad de la comodidad—, hacer memoria en este tiempo de ruinas de humanidad, es un acto profundamente resistente y subversivo. Hacer memoria construye, desarrolla, confronta, humaniza, diviniza. Hacer memoria como herramienta que nos acompaña a crecer, que nos ayuda a pensar quién somos, que nos recuerda dónde estamos, dónde queremos estar. Hacer memoria también como homenaje, como reconocimiento de quienes han caminado antes que nosotros.

Hagamos, pues, memoria de este 2022.

En enero, además del historiador José Miranda Calvo, el cineasta Peter Bogdanovich, el actor Sidney Poitier, el torero Jaime Ostos, la aristócrata Margarita de Saboya-Aosta, el especialista en Velázquez Jonathan Brown, el futbolista Paco Gento o el arquitecto Ricardo Bofill, el día 14 del mes, murió Alice von Hildebrand, filósofa, teóloga, escritora y profesora universitaria, nacida belga, nacionalizada norteamericana, esposa de Dietrich von Hildebrand, y miembro de toda esa generación de pensadores católicos de la segunda mitad del siglo XX que se mostraron entre críticos y esperanzados por los giros eclesiales que se vivieron.

En febrero, junto a la actriz Monica Vitti, el periodista Juan Pablo Colmenarejo, el lutier José Luis Romanillos o el paelolibertario Gary North, fallecía el día 12 el obispo auxiliar de Barcelona, con tan solo 49 años, monseñor Toni Vadell.

En marzo, sir John Elliot, unos de los grandes hispanistas del siglo XX, moría el día 10. Ese mes moría también el actor William Hurt, el tenor esposo de Monserrat Caballé, Bernabé Martí, la americana Madelein Albright, el traductor Rafael Llopis, el corrupto Luis Roldán, Günter Decker o el editor Mario Muchnik.

Abril nos trajo los decesos del entrenador de baloncesto y después político Javier Imbroda, del actor Juan Diego, el militar y académico Agustín Muñoz-Grandes Galilea, el cronista madrileño Enrique de Aguinaga, el pianista Radu Lupu, el profesor José Portolés o el teólogo Juan Antonio Sayés, y junto a ellos, y otros muchos, el día 27 del mes, el Cardenal Carlos Amigo Vallejo, obispo que fue de Sevilla y fraile franciscano.

En mayo, morían el músico Vangelis, el periodista Jesús Mariñas, el torero Miguel Báez “El Litri”, el actor Ray Liotta, el que fuera Secretario de Estado del Vaticano Angelo Sodano, el escritor extremeño Víctor Chamorro, la artista Ouka Lele, la soprano Teresa Berganza, Isabel Vigiola secretaria y esposa de Antonio Mingote, y el día 21, fray Tarsicio Azcona, fraile capuchino y el mayor historiador especialista en Isabel la Católica de España.

El mes de junio nos trajo las noticias de los fallecimientos del que fuera figura entre los obispos de la transición Gabino Diaz Merchán, del escultor salmantino Fernando Mayoral, y el 22 de junio del periodista director y presentador de la famosa «La Clave», José Luis Balbín.

Julio en sus comienzos, el día 3 nos sorprendió con la muerte del jesuita e historiador Fernando García de Cortázar, pero ese mes también se fue James Caan, actor del padrino, el entrenador de baloncesto Pedro Ferrándiz, el primer ministro japonés, asesinado, Shinzo Abe, el compositor del tema musical de 007 Monty Norman, la exesposa de Donald Trump, Ivana, el jefe de la casa imperial del Brasil Luis Gastón de Orleans-Braganza, el poeta Xavier Amorós, el organista y maestro de coro de la Catedral de Salisbury, Richard Seal, la violinista Alice Harnoncourt o el científico librepensador James Lovelock.

Agostó se llevó al político ruso Mijail Gorbachov, al filósofo Friedrich-Wilhelm von Herrmann, secretario de Heidegger, al bioquímico español Santiago Grisolía, al escritor David McCullough, la actriz Olivia Newton-John, Anne Heche, también actriz, Wolfgang Petersen, director de «La Historia Interminable», el sacerdote y teólogo español Santiago del Cura, el dominico Chus Villarroel o, ambos el mismo día 27, el humorista gráfico Martinmorales y el guitarrista flamenco Manolo Sanlúcar.

En septiembre falleció, el día 11, el escritor español, eterno candidato al nobel, Javier Marías, de nunca negada inclinación anglófila, coincidiendo en mes con el fallecimiento de la monarca británica Isabel II. También ese mes se llevó a la hija del fundador de la Legión, Peregrina Millán Astray, al director de cine Jean Luc Goddard, la actriz y cantante Irene Pappas, o el obisp o monseñor Antonio Ceballos.

Octubre vió el fallecimiento del periodista Jesús Quintero, del músico Jerry Lee Lewis, la actriz Angela Lansbury, y del filósofo francés Bruno Latour. También en octubre fallecieron el actor Robbie Coltrane, el científico Cesar Nombela, el empresario Andreu Rabasa, fundador de Derbi Motoreta, o, el día 18, del famoso sacerdote y experto biblista John P. Meier autor de «Un judío marginal. El Jesús histórico». También el profesor francés Maurice Olender.

En noviembre fallecieron, entre muchos otros, el economista Javier Benjumea, Udo Walendy, la aristócrata y escritora Frances Campbell-Preston, el cantautor Pablo Milanés, el fascinante explorador y botánico especialista en flora sudamericana Walter Rausch, el teólogo e historiador David Ray Griffin, el entrenador de baloncesto Miguel Ángel Martín y el día 24, el mismo día que el escritor Hans Magnus Enzensberger, moría el escritor Christian Bobin.

Y en este Diciembre ha fallecido el comprometido escritor Raul Guerra, el también escritor Dominique Lapierre, Joop Glimmerveen, el famoso compositor para cine Angelo Badalamenti, Jian Zeming, mandatario chino, el escritor e historiador Joaquín Bochaca, el sacerdote José Morales Marín, el historietista creador de Cuttlas, Eduardo Pelegrín «Calpurnio», el arquitecto y monje benedictino Gabriel Chávez de la Mora, el filósofo Dieter Henrich especialista en el idealismo y el subjetivismo, el poeta cordobés Antonio Romero Márquez, y, al cierre de este artículo, el futbolista Pelé… mientras oramos por Joseph Ratzinger, papa bajo el nombre de Benedicto XVI.

Que Dios les dé el descanso eterno a todos y cada uno de ellos. Descansen en Paz.

Vicente Niño
Fr. Vicente Niño Orti, OP. Córdoba 1978. Fraile Sacerdote Dominico. De formación jurista, descubrió su pasión en Dios, la filosofía, la teología y la política. Colabora con Ecclesia, Posmodernia, La Controversia y la Nueva Razón.