Los europeos del futuro nacen en África

SEGÚN las previsiones de la ONU, este 2022 seremos más de 8.000 millones de personas en el planeta. En concreto, de acuerdo con los datos de la organización internacional por antonomasia, se espera que la población mundial supere esa cifra el 15 de noviembre. La fecha y el número, por supuesto, son tan difíciles de determinar como para la burocracia sobreponerse a la naturaleza, por lo que ese hito puede haberse alcanzado hace tiempo.

Los mismos datos aseveran que la población mundial alcanzará los 9.700 millones de habitantes en 2050, 800 millones más de lo que se pensaba en 2002. La ONU prevé que un 43% del crecimiento demográfico de aquí a mitad de siglo acontezca de manera principal en cinco países: la República Democrática del Congo, Etiopía, Nigeria y Pakistán e India, que superará a China como país más poblado del mundo en 2023. Los Estados Unidos seguirán siendo el tercero en 2050, con 375 millones de habitantes, después de haber sumado otros 40 millones. Nigeria cuadruplicará esa cifra y desplazará a Indonesia como cuarto territorio más habitado.

A modo de contrapeso, se espera que 41 países pierdan más personas de las que ganan con los nacimientos y la inmigración durante este año. La población de Europa, la región más envejecida, con una edad media de 42 años, empezó a reducirse en 2020 tras alcanzar un máximo de 747 millones de habitantes. La ONU cuenta con que en 2050 seamos 40 millones de habitantes menos que en la actualidad, un dato que sirve de argumento para los promotores de la baja natalidad en Occidente y del gran reemplazo​​ o gran sustitución, el proceso evidente —que algunos todavía tachan de teoría conspirativa— ​​​​por el que​ la población europea, por lo general cristiana y blanca, va siendo sistemáticamente reemplazada por inmigrantes de fuera del continente, ajenos a la cultura y la forma de vida locales.

LOS SIGUIENTES 1.000 NACIMIENTOS

En paralelo, Stats of India ha realizado un estudio que detalla dónde nacerán los próximos 1.000 bebés en los cuatro minutos siguientes. Según el informe, el país en el que tendrán lugar más nacimientos es India con 172 nuevos bebés, seguida por China con 103, Nigeria con 57 y Pakistán con 47. Más abajo se ubican la República Democrática del Congo con 32, Indonesia con 31, los Estados Unidos con 30 y Etiopía con 25.

Un desglose por continentes muestra que 513 de esos 1.000 alumbramientos se darán en Asia, 326 en África, 106 en América (Norte y Sur combinadas), 52 en Europa (con Rusia) y tres en Oceanía.

Sólo en Nigeria, el país más poblado de África y en el que más crecimiento se espera, nacerán más bebés que en toda Europa. Una encuesta reciente del Pew Research estima que un 45% de los nigerianos adultos tienen previsto emigrar a otro país en los próximos cinco años. Una cifra muy superior a las de los siguientes países del continente: Túnez (24%) y Kenia (19%). En todos ellos, dos tercios de los consultados mencionaron el trabajo, la educación y la reunificación familiar como razones principales por las que emprenderían el viaje de salida de su lugar de origen. La violencia y la persecución religiosa también son un motivo determinante: muchos de los encuestados dicen escapar de Nigeria por los atentados, los asesinatos, los secuestros y los robos.

La distribución de la población en el mundo está cambiando y lo hará de forma aún más drástica en los próximos años. Europa inició su declive demográfico en la década de 1970, después de que el número de nacimientos por mujer cayera por debajo de 2,1. Desde entonces ha descendido a 1,5, lastrado por las políticas comunitarias y nacionales que fomentan la baja natalidad. En cambio, la fecundidad en África, la región más joven, es casi tres veces superior a la del viejo continente, y se calcula que no caerá por debajo de la tasa de reemplazo hasta 2090. Los nacimientos en África aumentarán incluso cuando el número de nacimientos por mujer disminuya. Así, en 2050, una cuarta parte de la población mundial será africana.

Hechos como la distancia creciente entre la fertilidad de los europeos y la de los africanos o la voluntad de estos últimos de abandonar su país hacia lugares con mejores condiciones de vida, unidos a que las previsiones económicas para África no auguran un crecimiento ni lejanamente paralelo al de su población, hace que el gran reemplazo sea día tras día, más que una teoría de la conspiración, una teoría de la confirmación.