Tras sufrir un bombardeo incesante por parte de los navíos y morteros británicos, el castillo de San Luis de Bocachica apenas se sostenía en pie. La gallarda y suicida defensa del fuerte al frente de Carlos Desnaux, había dejado exhaustos a los españoles. Sin más remedio, se retiraron en mitad de la noche hacia la ciudad para poder recuperar fuerzas y prepararse de nuevo para el combate. Blas de Lezo perdió cuatro de sus navíos, exactamente los que situó en la Bocachica para defender la entrada del enemigo a la bahía y apoyar a la fortaleza defendida por Desnaux.

Pero no sólo se registraron pérdidas en las filas españolas. Los ingleses no imaginaban al llegar a Cartagena lo caro que les iba a costar el sitio. Los cañones de los cuatro navíos de línea de Lezo, sumados a los del Castillo de San Luis de Bocachica hicieron bien su trabajo frente a los buques que los hostigaban causando graves daños en varios de ellos. La tropa invasora pronto empezó a acusar el efecto la estrategia del guipuzcoano: el alargue del conflicto lo máximo posible. El gran ejército que pretendía conquistar Cartagena necesitaba un avituallamiento correspondiente a su magnitud, por lo que los recursos almacenados en los navíos ingleses,fundamentales para la subsistencia como el agua potable, pronto empezarían a escasear. Con esto, entre los soldados al mando del general Wentworth, no tardaron en propagarse los casos de disentería, escorbuto y fiebre amarilla que menguaron de forma significativa la fuerza y la moral británica. A esto hay que sumar la guerra de guerrillas que los españoles, conocedores del manglar, hacían sobre sus enemigos mientras sitiaban el castillo de San Luis. Imagínense lo que pasaría por la cabeza de uno de estos caballeros acostumbrados al clima de Britania y teniendo que soportar el calor, la humedad, los mosquitos y al “Manolo” de turno dando por saco en el único momento que tenían para reponer fuerzas.

Durante la retirada hispana, en la que iban los grandes protagonistas de nuestra historia, Blas de Lezo realizó una maniobra que lo enfrentó al Virrey y que significó su defenestración por parte de Eslava. Barrenó los dos navíos de línea que aún quedaban a flote (el conquistador y el dragón) junto con algunos mercantes en la entrada a la bahía interior, último paso para llegar a la ciudad. Este movimiento no fue más que para impedir el paso de los buques de guerra ingleses y que tuviesen a tiro de sus cañones el Castillo de San Felipe. Maniobra arriesgada pero necesaria. Lo malo vino cuando los ingleses llegaron a dicho lugar y uno de los navíos barrenados no llegó a hundirse del todo, por lo que los ingleses pudieron retirarlo y entrar al puerto de la ciudad.

El ataque definitivo inglés

Una vez replegados los españoles en el Castillo de San Felipe de Barajas, los generales enemigos Vernon y Wentworth planteaban como lanzar el ataque definitivo que asestase el golpe definitivo a lo que quedase de la hueste española y hacerse con la ciudad. Para ello planearon tres posibles ataques:

    1. Por el oeste, bombardeando la ciudad desde el mar, entre los baluartes de Santo Domingo, San Ignacio y Santa Catalina.
    2. Por el sur, llegando por la playa de la Bocagrande desde el Castillo de Santa Cruz en Tierra Bomba.
    3. Por el este, por las islas del Manzanillo y Manga y conquistar el cerro de la popa y el Castillo de San Felipe de Barajas.

De estas tres opciones escogieron la última, por ser la más rápida y la menos arriesgada, ya que el mando británico tenía noticias del mal estado en el que se encontraba el fuerte y el peor estado de su artillería. Llegó el día del ataque, el 12 de abril se comienza a bombardear duramente la plaza y el ejército del general Cathcart desembarca con 9 000 hombres que ocuparían las islas del Manzanillo y la Manga. Éstos consiguen conquistar el cerro de la popa y su fuerte, donde enarbolan la Union Jack. El fin está cerca, viendo Vernon ondear al viento la bandera británica bajo cielo español da por hecha la victoria. Con esta suposición manda a Inglaterra un paquebote con sendos pliegos en los que especifica la victoria anticipándose a los acontecimientos. La soberbia anglosajona hizo que al llegar tales noticias a la metrópoli londinense se acuñasen unas monedas conmemorativas sobre la victoria inglesa, una gesta que jamás llegaría a producirse.

El 20 de abril los 500 hombres apostados en el castillo de San Felipe al mando del ingeniero militar Carlos Desnaux recibieron un pequeño refuerzo comandado por el gobernador Melchor de Navarrete. Este mismo día los ingleses lanzaron un ataque con 3 500 efectivos, entre ellos 6 compañías de granaderos, ante tal ataque los no más de 700 españoles que defendían el castillo en un acto nuevamente suicida y con un inconmensurable valor salieron a bayoneta calada para hacer frente a su enemigo. Aun existiendo una gran diferencia entre las fuerzas de cada contendiente, los españoles apenas tuvieron heridos contra los numerosos caídos y heridos de los británicos. Tal estupor causó la ferocidad con la que salieron los hijos de Santiago que los ingleses apenas pudieron reaccionar.

El 30 del mismo mes, los ingleses desisten de seguir atacando y se produce un intercambio de prisioneros, los días siguientes a esto navíos británicos reducen a escombros los fuertes que se encuentran a su paso mientras se retiraban de la bahía. Del 8 al 20 de mayo el contingente comandado por Edward Vernon se retira a Jamaica vencido, derrotado y humillado por la heroica e increíble victoria que consiguieron los españoles.

Hoy, 20 de mayo de 2021, se cumplen 280 años de una epopeya en la que España venció en una inferioridad de 30 contra uno y aseguró, entre otras cosas, que en toda Hispanoamérica se siguiera hablando la lengua de Cervantes.

Uno pasea por Londres y es digno de admirar la cantidad de monumentos y recuerdos de todas las hazañas conseguidas a lo largo de su historia. Todo el mundo conoce Portobello Road o la mítica marcha Rule Britannia, ambos reconocimientos del ataque que hizo Vernon a la ciudad panameña dos años antes de lo contado aquí. ¿Cuántos saben en nuestro país de estas historias? ¿Y si les hubiese pasado a los norteamericanos o ingleses que superproducciones no hubiesen hecho?

Leer la primera parte.