Durante cuatro décadas, la vida pública española estuvo determinada por la figura de Francisco Franco. Su muerte, largamente anticipada y cuidadosamente planificada desde las estructuras del régimen, no fue sólo el fin biológico de un hombre, también el de su gobierno, y el detonante de una operación política sin precedentes. La madrugada del 20 de noviembre de 1975 se puso en marcha un engranaje diseñado para preservar el orden.
23.30 | El último parte
La noche del 19 de noviembre cae sobre el Hospital La Paz con el país en vilo. A las 23.30, la Casa Civil y Militar difunde un nuevo comunicado: «El estado del Caudillo continúa evolucionando desfavorablemente». Franco, de 82 años, agoniza tras semanas de intervenciones fallidas. No aparece en público desde la manifestación del 1 de octubre. En los despachos provinciales ya circulan instrucciones funerarias desde hace días. El final es inminente.
02.00 | El corazón se detiene
En la UVI, el doctor Vital Aza observa cómo el electrocardiograma se convierte en una línea inerte. Los intentos de reanimación fracasan. A las 03.40, el equipo médico confirma la muerte del dictador. Minutos después, vehículos oficiales acceden discretamente al hospital. En toda España, responsables civiles y militares descolgarán el teléfono para escuchar una única palabra: «Ya».
04.20 | Juan Carlos recibe la llamada
El Príncipe de España, de 37 años, es informado de la muerte por el general Juan Castañón de Mena. Pregunta a qué hora debe presentarse. Le citan a las 08.30. Ordena que lo despierten una hora antes y vuelve a dormirse, según ha relatado en sus memorias recientemente publicadas.
04.58 | El teletipo que anuncia el fin
En el exterior, el periodista Mariano González identifica varios coches de autoridades y sospecha lo evidente. Contacta con Europa Press. Tras consultar con sus fuentes, la agencia autoriza el envío del mensaje que recorrerá el país:
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05.00-05.30 | El embalsamamiento
En el intervalo entre la muerte y la comunicación oficial, un grupo de forenses inicia el embalsamamiento, previsto desde hace semanas. Uno de ellos había guardado el material en el maletero de su coche durante un mes. El proceso dura alrededor de dos horas. A las 05.30, exhausto, el cardiólogo Cristóbal Martínez-Bordiú abandona La Paz para comunicar la noticia a Carmen Polo.
06.12 | La noticia oficial
El ministro de Información, León Herrera, anuncia por Radio Nacional la muerte del Jefe del Estado. Desde ese momento, piezas de artillería disparan salvas cada quince minutos en señal de duelo.
07.00-08.30 | Las últimas tareas
Un coche fúnebre se detiene ante La Paz mientras el escultor Santiago de Santiago recibe la orden de acudir urgentemente para realizar la mascarilla mortuoria. Logra modelar el rostro y una mano; la otra queda pendiente por falta de tiempo. A las 08.30, Juan Carlos llega al hospital siguiendo el protocolo previsto. Paralelamente, Arias Navarro recibe el texto mecanografiado del llamado «testamento de Franco».
09.00 | El Consejo de Regencia echa a andar
En el Palacio de las Cortes se constituye el Consejo de Regencia, órgano indispensable para garantizar la continuidad hasta la proclamación del nuevo Rey. La ceremonia será el sábado 22 a las 12.30. El telegrama que convoca a los procuradores especifica la etiqueta: traje oscuro y corbata negra; los militares, sin condecoraciones. Las camisas azules deben quedar en segundo plano.
09.50 | Arias Navarro pronuncia la frase
En una sala del Congreso, el personal se reúne ante un televisor. Aparece el presidente del Gobierno. Tras un emocionado «¡Arriba España!, ¡Viva España!», anuncia oficialmente la muerte del dictador y lee sus palabras de despedida: «Franco ha muerto». Pliega el papel, lo guarda en un sobre y lo introduce en el interior del traje. Nunca volverá a verse.
11.38 | El féretro llega a El Pardo
A hombros de seis enfermeros, el ataúd de caoba abandona La Paz. Un Dodge Dart acristalado lo conduce hacia El Pardo, escoltado por quince vehículos. Allí lo recibe la guardia del Jefe del Estado. Franco había habitado ese palacio desde 1940; ahora regresaba para su último tránsito.
12.15 | El acta de defunción pasa al heredero
En el despacho del dictador, el ministro de Justicia recibe el parte médico y, como Notario Mayor del Reino, certifica oficialmente la muerte. De las cuatro copias del acta, la primera se entrega al Príncipe Juan Carlos.
13.35 | La misa en la capilla real oficiada por Tarancón
Se celebra la primera misa «corpore insepulto» en la capilla real de El Pardo. La oficia el cardenal Vicente Enrique y Tarancón, presidente de la Conferencia Episcopal y figura clave en la Iglesia postconciliar. Su homilía evita el elogio y apela a la reconciliación nacional. Al finalizar, ni la familia ni Arias Navarro le estrechan la mano.
Tarde del 20 | La corona se prepara
Tras el oficio religioso, los príncipes regresan a La Zarzuela. Juan Carlos repasa el discurso que deberá pronunciar al ser proclamado Rey. Su secretario, Joaquín Puig de la Bellacasa, pule el texto, cuyo eje es una frase que mirará al futuro: «Hoy comienza una nueva etapa en la historia de España».
21 de noviembre. 08.00 | La capilla ardiente
En el Salón de Columnas del Palacio Real se abre la capilla ardiente. Decenas de miles de ciudadanos desfilan ante el féretro del dictador. España se despide del hombre que la gobernó durante casi cuarenta años mientras una nueva etapa, aún incierta, empieza a insinuarse.
Las horas que siguieron a la muerte de Franco mostraron el poder de una estructura institucional construida para acabar pasando «de la ley a la ley». Se puso en marcha la Operación Lucero, el plan secreto que debía gestionar la muerte de Franco. Aquella madrugada del 20 de noviembre de 1975 marcó el final del franquismo y abrió, sin solución de continuidad, la puerta de la Transición.


