El ciclismo vive esta semana un gran campeonato inédito. Desde este domingo 21 y hasta el 28 de septiembre, Ruanda es el epicentro del pelotón internacional al acoger el primer Campeonato del Mundo de Ciclismo en Ruta celebrado en África. Un hito que refleja el crecimiento en el continente de un deporte hasta hace mucho inédito.
Kigali es la ciudad anfitriona de un Mundial que lleva preparándose, entre la UCI y las autoridades nacionales, durante años, con una notable inversión en infraestructuras y en la promoción del ciclismo como deporte nacional. La elección no es casual: Ruanda ya es conocida por su Tour, una carrera que desde hace dos décadas ha ido ganando prestigio y atrayendo a equipos internacionales. Ahora, el país de las mil colinas se pone a prueba como sede de la máxima cita mundialista.
Las carreteras de África aparecen por fin en el mapa de las principales competiciones del ciclismo, y lo hace con unos recorridos que no conceden tregua, marcados por la altitud y una orografía sin un kilómetro llano. Tampoco al que para muchos es el mejor corredor de la historia, el esloveno Tadej Pogačar, como ha evidenciado en la contrarreloj masculina al ceder ante el intratable Remco Evenepoel sobre los 40,6 km con casi 700 metros de desnivel que le dieron al belga su tercer título en la especialidad.
Las mil colinas, de la guerra al ciclismo
El apodo de Ruanda, «el país de las mil colinas», estuvo durante décadas asociado a uno de los episodios más oscuros de la historia reciente: la guerra civil y el genocidio de 1994, que dejaron cicatrices profundas en su población y en esas mismas laderas que hoy se llenan de público y banderas. Tres décadas después, esas colinas se presentan no como escenario de conflicto, sino como símbolo de un país que busca mostrarse al mundo a través del ciclismo.
La prueba reina masculina, el domingo 28, cubrirá 267,5 kilómetros y más de 5.400 metros de desnivel acumulado, con pasos por lugares ya icónicos como el Mur de Kigali (400 metros al 11%) o la Côte de Kigali Golf (800 metros al 8,1%, en parte sobre adoquines).
Favoritos con el reto de África
El gran duelo en la prueba en ruta, como en la crono, se anticipa entre Tadej Pogačar, vigente campeón, y Remco Evenepoel, sobre todo después de su exhibición. Francia, Dinamarca y Australia tendrán mucho que decir. Juan Ayuso lidera una selección española dirigida por Alejandro Valverde en la que también formarán Marc Soler, Iván Romeo o Roger Adrià. La dureza del terreno parece adaptarse a sus condiciones, aunque la incógnita de la climatología determinará la carrera.
Más allá de los favoritos europeos, este Mundial ofrece una oportunidad histórica a los ciclistas africanos, que correrán en casa. Nombres como el del eritreo Biniam Girmay, ganador de etapa en el Tour de Francia, simbolizan la irrupción de un ciclismo que reclama su lugar en la élite. El impacto de ver a corredores del continente disputar medallas en sus carreteras puede inspirar a toda una generación.
Más que un campeonato
El Mundial de Kigali no será recordado sólo por los maillots arcoíris que se entreguen el fin de semana, también por la confirmación del ciclismo en África. Lo que ocurra en las carreteras ruandesas marcará el inicio de una etapa nueva, en la que las mil colinas quedarán en la memoria como el escenario de un Mundial histórico.
En este proceso de transformación, el Tour de Ruanda ha jugado un papel central. Creado en 1988 y profesionalizado bajo el paraguas de la UCI en 2009, la carrera se ha convertido en una referencia continental. Su carácter montañoso, con etapas cortas y explosivas, lo ha convertido en un laboratorio de resistencia y espectáculo que ha atraído a formaciones de todo el mundo. Para Ruanda, su vuelta no es sólo un evento deportivo, también una cita que llena las calles de público y ha apoyado la unidad nacional y la proyección internacional del país. El Mundial que ahora acoge Kigali es, en cierto modo, la consecuencia natural de ese proceso.