La primera semana de diciembre verán la luz las memorias del Rey honorífico Juan Carlos I bajo el título Reconciliación, editadas en español por Planeta. El lanzamiento en el idioma y el país del monarca será después de que la obra se publique en Francia el 12 de noviembre. Un acontecimiento editorial sin precedentes: nunca un rey de la España contemporánea había relatado en primera persona su vida y su reinado.
El texto ha sido redactado con la colaboración de la escritora e historiadora francesa Laurence Debray, quien ya había retratado la figura de Juan Carlos en un ensayo previo, y combina recuerdos íntimos con episodios clave de la historia reciente, en un arco narrativo que se abre con el exilio en Estoril y concluye con su actual residencia en Abu Dabi. Entre ambos extremos temporales transitan personajes y momentos decisivos: desde la transición hasta los episodios más controvertidos de su vida pública y privada.
En un fragmento adelantado por Planeta, Juan Carlos I justifica su decisión de escribir: «Mi padre siempre me aconsejó que no escribiera mis memorias. Los reyes no se confiesan. Sus secretos permanecen sepultados en la penumbra de los palacios. ¿Por qué le desobedezco hoy? Porque siento que me roban mi historia». Se trata, por tanto, de un ejercicio no sólo de memoria personal, sino también de reivindicación de su papel en las últimas décadas de España.
El título elegido, Reconciliación, no es casual: remite tanto a la superación de la Guerra Civil —que marcó su infancia— como al deseo de un último entendimiento con el país que le vio reinar casi cuarenta años. «No tengo derecho a llorar», escribe el monarca, «pero tengo derecho a buscar mi anhelada reconciliación con el país que tanto amo y añoro».
En Europa, la tradición de las memorias reales no ha sido precisamente reconciliadora. Mientras Isabel II mantuvo un férreo silencio hasta el final de sus días, otros como el rey Constantino de Grecia o el príncipe Harry en el Reino Unido, han dejado testimonio escrito de su experiencia. En España, en cambio, el gesto adquiere un carácter inédito y simbólico, por la mezcla de relato personal e historia nacional que representa.
Reconciliación promete convertirse en un fenómeno editorial y mediático. No sólo por lo que pueda aportar a la comprensión de la figura de Juan Carlos I, sino, sobre todo, porque dará lugar a debates —con suerte, alguno bienintencionado— en torno a la memoria reciente del país y al lugar que el rey honorífico ocupará en él.