El yihadismo, su importancia en la historia del islam o por qué golpea ahora en nuestras sociedades con la virulencia que lo hace son elementos habituales en los medios de comunicación; cuestiones aunque repetidas, ajenas a nosotros, que muchos, sobre todo mucho periodistas —especialmente ellos—, ignoran y deberían conocer.

La familiaridad con la Historia de la Yihad, desde Mahoma hasta el actual Estado Islámico, pasando por la Hispania visigoda, las cruzadas, el imperio otomano y la Guerra Fría, se revela necesaria para comprender la Europa de hoy y seguramente la España de mañana.

Valgan estas 20 verdades como introducción:

1  Eso que se llama «clérigos islámicos» no tiene el mismo sentido que en el cristianismo. Mahoma muere sin fundar una Iglesia. Los imanes, mulás, etc. son fieles como cualesquiera otros, pero más versados en las escrituras y, con frecuencia, especialmente piadosos… a su modo.

2  Como no hay Iglesia, no hay una jerarquía que todos deban reconocer: a efectos prácticos, lo mismo vale la palabra de un tosco ulema somalí criado en los Hermanos Musulmanes que la de un sabio erudito de Al-Azhar. En plata: nadie tiene poder para «excomulgar» a un yihadista.

3  Mahoma muere sin separar religión y política. No hay un «a Dios lo que es Dios y al César lo que es del César». Todo es lo mismo. Tienen razón los que dicen que el islam es una religión política. Por eso le es tan difícil integrarse en órdenes políticos no musulmanes.

4  Como el islam es una religión política, los musulmanes tienden a agruparse allá donde se encuentren para reconstituir su umma, su comunidad. Es ilusorio pensar en una «integración civil» de las comunidades musulmanes en sociedades laicas o cristianas. Ellos son su propio mundo

5  Esta tendencia comunitaria es fundamental para entender cosas como la importancia del velo, signo de identidad común, o la adhesión a la comunidad de esos musulmanes que aparentemente no son nada religiosos. En una religión política, lo político pesa tanto como lo religioso.

6  La fuente esencial del islam es el Corán, la revelación de Alá a Mahoma, pero además está la Sunna, compendio de dichos y hechos del Profeta, los hechos de los sahaba, los compañeros de Mahoma, y la tradición recogida de la vida en Medina, primera ciudad fundada por Mahoma.

7  Todas las fuentes doctrinales nos remiten al siglo VII. Ahí quedaron congeladas, porque Alá se manifestó a Mahoma de una vez y para siempre. Y como no hay Iglesia que pueda hacer evolucionar ese legado, todo el corpus doctrinal queda petrificado en la atmósfera de aquel tiempo.

Historia de la Yihad8  Del siglo VII viene también la división mayor del islam: los suníes, que a la muerte de Mahoma reconocen como califa (sucesor) a su suegro Abu-Bakr y los chiíes, que optan por Alí, sobrino y yerno del Profeta —por eso se llaman también Alíes o Fatimíes, por la hija de Mahoma—.

9  Según la tradición mayoritaria de los chiíes, después de Mahoma y Alí se sucedieron hasta doce imanes. El último desapareció en el año 874 y desde entonces se aguarda su regreso. Con el tiempo, el mundo chií quedó confinado en las áreas de cultura persa, no árabe (hoy, Irán).

10  Esa singularidad del mundo chií hace que ahí sí se haya desarrollado algo parecido a un clero: los ayatolás, hoyatoleshlam, etc., estudiosos cuya función es interpretar los signos que el imán envía desde algún punto más allá del tiempo, y que ejercen una autoridad política.

11  La oposición entre suníes y chiíes no es pasajera, sino esencial: son dos maneras irreconciliables de entender el islam y por eso llevan 1.400 años en guerra. Otra cosa es que, eventualmente, puedan entenderse frente a un enemigo común.

12  El salafismo no es una ideología política. Salaf quiere decir antepasado, predecesor, y el término se aplica a las tres primeras generaciones de musulmanes que vivieron el islam originario y también a los primeros autores que codificaron el islam desde principios del siglo IX.

13  El término salafismo nace en el siglo XIX y designa a los que predican un retorno a las fuentes originarias del islam. Pero esas corrientes están presentes desde muy temprano, aunque no se llamaran «salafistas». No es una desviación ni un «extremismo». Sí un fundamentalismo.

14  La Sharía (ley islámica) tampoco es una «interpretación» del islam: es, de hecho, la única interpretación posible para aplicar las reglas islámicas a la vida social. Por eso sigue vigente en el nivel popular incluso en aquellos países que han adoptado legislaciones modernas.

15  No es cierta la idea común de que «la marcha del progreso» terminará secularizando el islam como ha hecho con el cristianismo. Para empezar, porque la idea de «progreso» es un concepto íntimamente ligado a la visión cristiana de la Historia —en ninguna otra cultura existe—.

16  La realidad es que todos los intentos de secularizar a las sociedades musulmanas, muy intensos en el siglo XX, han fracasado: Irán, Irak, Siria, Egipto, Libia, incluso Turquía, etc. La reislamización del mundo musulmán es el hecho mayor del siglo XX en esa civilización.

17  El yihadismo no es una desviación o una anomalía. Yihad quiere decir «esfuerzo» (por la fe) y el concepto incluye tanto la conquista personal de la virtud como la imposición violenta de la fe. Está presente en el islam desde su origen y no es una «interpretación errónea».

18  El yihadismo implica considerar al infiel como a un ser inferior, desprovisto de dignidad humana, porque no forma parte de la umma (comunidad). Aniquilarlo no plantea problema alguno de conciencia. Eso se extiende también al apóstata, al musulmán considerado traidor.

19  El musulmán cree en la existencia de Jesús, pero no como Dios, sino como hombre. Creer en la divinidad de Cristo es una blasfemia que merece ser castigada. No es verdad que el islam sea compatible con el cristianismo.

20  Tradicionalmente, el islam reserva a cristianos y judíos, religiones nacidas del tronco de Abraham, un papel singular: la dhimmitud, esto es, respetar sus vidas a cambio del pago de un impuesto y de no hacer profesión externa de fe. No es verdad que el islam sea «tolerante».

Hay mucho más que decir, pero, de momento, baste esta lista para ilustrar sobre algunas verdades fundamentales del islam que todo el mundo debería conocer. Es una religión con su propia lógica, no precisamente la de las sociedades nacidas de la civilización cristiana.