Sota, caballo y rey

¿Soy querido? ¿Estoy haciendo lo que debo? ¿Hay algo más?

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Hay días que uno se levanta con la sensación de que ya lo ha pensado todo. No porque lo sepa todo o porque haya llegado a alguna conclusión decente sobre nada, sino porque las preguntas son siempre las mismas. Como si lleváramos dentro un pequeño mazo de cartas con solo tres figuras posibles: sota, caballo y rey. Y con eso bastara.

Uno da vueltas, cambia de ciudad, de trabajo, de amigos, incluso de evangelio preferido. Y, sin embargo, ahí siguen: las tres cartas de siempre. ¿Soy querido? ¿Estoy haciendo lo que debo? ¿Hay algo más? A veces tienen otros nombres, otras caras, otros escenarios. Pero el corazón reconoce enseguida el truco: es la misma pregunta disfrazada otra vez.

Hay quien lo llama obsesión, quien lo llama neurosis, y quien lo llama fidelidad. Yo no sé cómo se llama, pero sí sé que la vida, cuando se vive despacio, empieza a parecerse más a un rezo que a una película. Porque rezar no es inventar nada, sino repetir con sentido. Y vivir, a ratos, también.

Y está bien. No estamos aquí para jugar a las siete y media ni a la escoba. Esto va de otra cosa. De mirar las mismas cartas de siempre con más luz, con más paz. De ver en la sota una ternura que antes no veíamos. De entender que el caballo no es quien llega primero, sino quien carga con otros. De aceptar que el rey no somos nosotros.

A veces pienso en Totò, aquel niño de Cinema Paradiso que aprendió a mirar el mundo desde la butaca de un cine de pueblo. Él también jugaba siempre con las mismas cartas: ¿quién me quiere?, ¿qué debo hacer?, ¿hay algo más? Con los años cambió de ciudad, de oficio, de piel, pero las preguntas seguían allí, disfrazadas. Como nosotros. Quizá crecer no sea inventar nuevas películas, sino volver a ver las de siempre con otra luz, como hacía Totò al reencontrarse con su propio final.

Quizá eso es crecer: no cambiar de cartas, sino aprender a perder con ellas. Y aún así, volver a barajarlas cada mañana, por si hoy —por fin— toca una partida distinta.

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