Este año vuelvo a hablar de afectividad en clase. Pongo un video de Marian Rojas y una chica pregunta: «¿Cómo sabes cuando estás enamorada del todo?» Me bloqueo y pruebo con una fórmula típica: «Es difícil de explicar, pero cuando llega lo sabes». No me quedo satisfecho con la respuesta. En la comida lo cuento y empieza un debate encendido. Un profesor cita a Aristóteles y a Carl Schmitt. Otra despotrica de Marian Rojas y otras tres profesoras hablan al mismo tiempo y me dicen lo que tengo que decir en la próxima clase. Salgo con ideas revueltas y muchas dudas.
Luego me acuerdo de Adela. La conocí un domingo por la mañana en una residencia de ancianas. La idea era pasear hasta el Retiro y volver. Pero Adela se cansa en la primera esquina y nos sentamos en un banco. El sol calienta sin quemar. Hablamos de lo típico mientras ella andaba enredando el cable del respirador. Después del parloteo de rigor (hijos, trabajo, de dónde es usted), Adela me pregunta: «Bueno, qué, ¿y tú no tienes novia?». No me lo creo… ¡mi tema favorito! Le digo que ni a tiros. Luego se puede matizar, pero de primeras es más jugoso el discurso del fracasado.
Adela me ve en apuros y me da una clase. «A ver, chico, te tiene que gustar. Si no, te acabarán gustando todas menos ella. Tampoco tiene que volverte loco. La cosa es estar a gusto con la otra persona. Luego el tiempo y el trato generan afecto. Yo no estaba loca por mi marido al principio, pero entendí que era bueno y nos fue bien. Eso sí, importante que sea formal. Busca alguien con pasado limpio. Si un hombre es mujeriego luego una no está tranquila. A mí me tiraba los tejos un chico de León. Tenía una joyería. Pero yo no quería nada con él, porque todas estaban enamoradas y se paseaban por delante de la joyería para verlo. Claro, así una no está tranquila».
Después de dar consejos más generales, Adela baja más al terreno. «Puedes buscar una de ocuna. O acuna, no me acuerdo bien del nombre. Vienen los sábados por la mañana. Chicas muy jóvenes, majas y formales». Creo que se refiere a Hakuna. Aunque yo pensaba que nadie iba a Hakuna a ligar… Al final me anima. «Si tienes claro qué quieres te irá bien. Los problemas vienen cuando la gente no tiene claro lo que quiere».
A Marian Rojas le pagan por decir cosas muy parecidas (aderezadas con palabras como dopamina o cortisol). Pero vaya, que no hace falta escuchar a Rojas si puedes escuchar a Adela un rato. Pasa igual con Aristóteles o Carl Schmitt. Cualquier biblioteca se vuelve pequeña ante Adela contando su experiencia. Qué más me dan los tipos de amor si Adela me cuenta lo que la vida le ha enseñado.
Desenredamos el cable del respirador y volvemos a la residencia. Ella canta una canción antigua mientras paseamos cincuenta metros. Sólo recuerdo una frase de la canción: «Si Adelita se fuera con otro». Antes de despedirnos le doy un beso y prometo que si conozco a una chica maja volveré a la residencia para presentarla. Seguiremos informando.