Hace poco me topé con una entrevista a Higinio Marín sobre la muerte. Apunté varias ideas sugerentes, por ejemplo: «De la muerte y del muerto ya no se habla. El muerto es periférico en la sala del velatorio. La disposición de esa sala es un reflejo del lugar que la muerte tiene en la conciencia contemporánea. Los muertos no consiguen protagonizar ni su propia muerte».
Poco después de ver el vídeo digo en clase que nosotros elegimos nuestra vida. Los animales viven pero no son conscientes. No tienen biografía. Para explicarlo utilizo una pregunta que hace un personaje conocido en redes sociales: «Si tu vida fuera una película, ¿la verías?». Explico que no me parece una prueba muy fiable. Yo vería encantado películas que no me gustaría vivir (y viceversa). Así que propongo una mejor: «¿Si tu vida fuese una película, serías el protagonista?».
Discutir ejemplos es una de las actividades favoritas de mis alumnos. Hace poco puse como ejemplo el ColaCao para explicar que cuerpo y alma son una sola sustancia (leche y colacao forman una sustancia y no puedes distinguirlos cuando lo bebes). En los seis grupos me recordaron que siempre hay grumos y me propusieron varias bebidas alternativas. En esos casos procuro no atascarme. Digo «es cierto que el ejemplo es limitado» y sigo adelante.
El caso es que enseguida encuentran varias fallas a mi ejemplo. «Siempre eres el protagonista de tu película, ¿no?». Digo que hay mucha gente que vive su vida como un personaje secundario. Joan Tubau lo expresó en un texto inmortal: «Escoge carrera, encuentra trabajo, busca novio, firma hipoteca, produce bebés y deja de molestar. Nada más salir de la universidad, la princesa exigía posición en el Consejo. Sirviendo cafés en Londres comprendió la realidad: su talento no era único ni especial. Pero, con 22 años, seguía en posesión del recurso más valioso, nuestro era el tiempo para quemar la ciudad. Un día duró la épica. Me miraste con ojos de cambiar el mundo y la mañana siguiente firmabas con Deloitte. Si la vida es un partido de fútbol, tú saliste a empatar. BlackBerry, Casual Friday y formación en Madrid, escogiste el camino fácil y desperdiciaste tu última oportunidad».
No consigo transmitir a mis alumnos qué es vivir como un personaje secundario. Así que les leo el texto de Tubau. Alguien resume el párrafo en una frase: «Ah, eso es vivir como un NPC». Un NPC es un autómata en un videojuego. Un personaje sin vida propia. De repente todos lo entienden.
Eso es vivir una vida sin ser protagonista. ¿Y quiénes son protagonistas? Pues los que cogen el toro por los cuernos. Como los artistas que hicieron una canción que se convirtió en himno y levantaron a un pueblo harto de opresión. O los chavales que se lanzan al barro de la DANA con palas, guantes y ganas de ayudar. Hay muchos ejemplos de gente que protagoniza su peli. No podemos elegir todo lo que nos pasa, pero siempre podemos elegir qué hacemos con lo que nos pasa. Quizás no podamos ser productores, guionistas y directores de nuestra vida. Pero siempre podemos ser actores principales. Dicen que uno muere como ha vivido. Supongo que si protagonizas tu vida es más fácil protagonizar tu muerte.