Poner los cuernos

Una clave para evitar ser infiel es saberse débil. El truco no es superar la tentación, sino evitarla

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El otro día salió el tema de poner los cuernos. Una chica me dijo: «A ver, tú eres perfectamente capaz de… identificar el perfil de chico que pone los cuernos». Dije que lo del perfil no lo veo claro. Pero sí me creo capaz de ser infiel. Ella se sorprendió.

Durante la misma semana Juanan contó una historia de un amigo suyo. El amigo comenzó a trabajar de distribuidor de bebidas en discotecas y bares. Durante un mes llegó borracho a casa todos los días y luego dejó el trabajo. «Si sigo en este plan mi matrimonio durará dos telediarios». Tiene sentido. Noche. Alcohol. Chicas guapas… El hombre prefirió defender su matrimonio y dejó ese trabajo.

Recordé un vídeo de una estrella de la música hablando sobre el mismo tema: «Si empiezas una relación no sales de fiesta porque te puede gustar alguien. Pero tú no quieres nada y te frenas. Entonces, para estar frenando mejor no salir de fiesta. Yo con el tipo de vida que tengo no veo descabellado tener una relación más abierta o con más libertades». El cantante había llegado a la misma conclusión que el distribuidor de bebidas: si sigo con esta vida no puedo tener una familia estable. La solución es distinta. El cantante no quería cambiar de vida y prefería intentar experimentos afectivo-sexuales.

Supongo que una clave para evitar ser infiel es saberse débil. El truco no es superar la tentación, sino evitarla. No me planteo liarme con otra en una discoteca a las tres de la mañana porque nunca estoy en una discoteca a las tres de la mañana.

El típico ejemplo es el Rey David. David, el elegido de Dios, sedujo a una mujer casada y después ordenó que abandonasen a su marido en el frente de batalla y lo dejasen morir. Pero el pecado de David empezó antes: «Al año siguiente, en la época en que los reyes suelen ir a la guerra, David envió a Joab con sus servidores y todo Israel. Masacraron a los amonitas y sitiaron a Rabá, mientras David se quedó en Jerusalén. Una tarde David se levanto de la cama y se puso a pasear por la terraza del palacio. Desde allí divisó a una mujer que se estaba bañando, de aspecto muy hermoso». La historia sigue y termina en tragedia. Pero el mal de David empieza por no ir a la guerra. Se queda en su palacio mientras sus hombres mueren en batalla… Ahí está todo.

Otro ejemplo: si vas a un programa que se llama La isla de las tentaciones a beber alcohol y bañarte con modelos que tienen como objetivo seducirte, ya has empezado a ser infiel. La postura o hasta donde llegues es lo de menos.

Último ejemplo. Mi amigo Chema estuvo en una charla la semana pasada (se ve que fue el tema de la semana) en la que un matrimonio contaba su testimonio de superar una separación de varios años. Chema me retransmitió la charla y me pareció más interesante que escuchar un partido de fútbol. El marido contaba que su mujer se fue de casa, pero reconocía que él había sido infiel primero. Había sido infiel porque trabajaba diez o doce horas al día y eran horas que le quitaba a su familia.

Otro tema es si se puede perdonar una infidelidad. Solo puedo decir que me supera el tema y que lo ideal es no llegar a ese punto. Pero dejo aquí el testimonio de un matrimonio que cuenta su experiencia.

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