Titubeos Julio Llorente

Uno sólo puede aspirar a capturar el momento a condición de que renuncie a la maravilla de vivirlo.

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En el amor, el tacto es el único sentido indispensable.

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La mayor parte de las veces que pedimos consejo apenas demandamos reafirmación.

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Hay que tenerse en muy buena estima para querer pensar por uno mismo.

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El mártir es ese hombre paradójico que elige la muerte por amor a la Vida.

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Lo peor de la culpa no es tenerla, sino negarla.

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Incluso nuestro afán de originalidad es mimético.

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La humildad consiste menos en valorarse poco a uno mismo que en valorar mucho a los demás.

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Dice Gómez Dávila que «la madurez del espíritu comienza cuando dejamos de sentirnos encargados del mundo». Yo discrepo. Comienza en el preciso instante en que nos sentimos encargados de los que vendrán.

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Las catedrales pretendían acariciar el cielo; los rascacielos se proponen asaltarlo.

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No agradecemos lo suficiente a Dios que desatienda según qué plegarias.

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Nostalgia: cuando la tristeza se venga de la alegría.

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El arte contemporáneo ha caído en la vulgaridad porque se ha desentendido del vulgo.

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El hombre introspectivo tiene superpoderes: incluso una celda puede convertirla en hogar.

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Pasear con auriculares: perderse la música.

Julio Llorente
Cofundador y editor de Ediciones Monóculo. Escribo en varios medios, me emociono con el Atleti e intento aprender de Chesterton.