Ya se va convirtiendo en un pequeño particular ritual el revisar los difuntos que el año nos ha ido dejando, día a día, mes a mes, en este final de la vuelta al sol. Tenemos difuntos particulares y privados entre la familia, los amigos, los hermanos y conocidos. Y tenemos difuntos lejanos, pero próximos en nombre, interés, lecturas o referencias.
Pensar, siquiera un momento, en la muerte (memento mori) ayuda a resituar el tiempo pasado y el año que llega. A intentar poner las cosas en su sitio, no hacer en exceso sangre por lo que no he llegado, dar gracias por lo vivido, y por qué no, tomarse uno a sí mismo algo menos en serio. Todos acabaremos en el mismo sitio. Se trata de qué hacer con el tiempo que se nos regala. Pensar, alguna vez, en la muerte, ayudar a pensar, alguna vez, en la vida.
No deja de ser un acto de recuerdo y de oración también por todos ellos, quizás incluso por alguno nadie ha orado, y es una de las obras de misericordia espirituales.
San Agustín indicaba a la memoria, junto el entendimiento y la voluntad, como una de las potencias del alma que configuran al hombre como tal. La memoria entendida como una dimensión fundamental de quién es el ser humano, de cómo es el ser humano, de lo que construye su humanidad. Hacer memoria en un mundo que se empeña en el presentismo, que le quiere arrancar raíces, que desea al hombre ausente de sí mismo y centrado exclusivamente en el fuera de si —en el consumo, en el mercado, en la unidimensionalidad de la comodidad—, hacer memoria en este tiempo de ruinas de humanidad, es un acto profundamente resistente y subversivo. Hacer memoria construye, desarrolla, confronta, humaniza, diviniza. Hacer memoria como herramienta que nos acompaña a crecer, que nos ayuda a pensar quién somos, que nos recuerda dónde estamos, dónde queremos estar. Hacer memoria también como homenaje, como reconocimiento de quienes han caminado antes que nosotros.
Hagamos pues memoria de este 2024. El año pasado lo hicimos en Posmodernia (2023), los dos anteriores (2021 y 2022 ) en LA IBERIA.
En Enero, el día 3, murió el cómico de nuestra niñez, Arévalo; el 4, David Soul, el rubio de Stursky y Hutch; el día 5 el filósofo germano-americano Nicholas Rescher; el 7 el futbolista Franz Beckenbauer, el Kaiser; el 9 el escultor tinerfeño y poeta Fernando Garciarramos; el día 9 el que fuera director de la Guardia Civil en tiempos de Aznar, Santiago López Valdivieso; el día 10, César Alierta, quien fuera presidente de Telefónica; el 15, el filósofo italiano Sossio Giameta; el 19, la Contralto absoluta, Ewa Podles; el 20, Norman Jewison, director y productor de cine; y el 23 de enero el pensador y académico Juan-Ramon Capella… entre muchos otros, como cada mes, como cada día.
Febrero vio morir el día 3 al aristócrata italiano Víctor Manuel de Saboya, hijo del último rey de Italia; el día 4, en un solo día, tres grande figuras de la cultura europea fallecían: el filósofo y maestro de pensadores Rafael Alvira; el historiador y Gran Maestro de la Orden del Santo Sepulcro, Agostino Borromeo; y el historiador del arte experto en museos, que llegó a dirigir los Museos Vaticanos, Antonio Paolucci. El día 5 murió el etnólogo, geógrafo y editor francés Jean Malaurie; el 16, en extrañas circunstancias, el opositor ruso Aleksei Navalni; el 17, el que fuera obispo de San Sebastián en convulsas épocas Juan María Uriarte; el 18, la arqueóloga e historiadora María Eugenia Aubet; y ese mismo día el ballenero noruego y político Steinar Bastessen; el 19, la aristócrata Ira von Furstenberg; el 23, la tiradora de esgrima y medallista olímpica italiana Irene Camber; el 26, el 4º Barón Rotschchild, Jacob; que Dios le haya perdonado.
Durante el mes de marzo, el día 1, murió el primo del rey don Felipe, Fernando Gómez Acebo; el 4, el fotógrafo Ramón Masats; el 13, Philippe De Gaulle, hijo de Charles, político y soldado como su padre; y también ese día, el Patriarca de la Iglesia Ortodoxa Búlgara, Neófito; el 20, el romanista, miembro de una excelsa estirpe de intelectuales, Javier D`Ors; el 23, la actriz y presentadora, Silvia Tortosa; el 24, el que fuera presidente del Real Betis Club de Fútbol, Manuel Ruiz de Lopera.
En abril, murió el 3 el organista y compositor finlandés Kalevi Kiviniemi; el 5, la pintora Gloria Alcahud; el 8, el político vasco José Antonio Ardanza; y ese mismo día, el carlista leal a la tradición y a don Sixto de Borbón, Luis Infante Amorín; el 9, el dramaturgo Jaime de Armiñán; el 10, el deportista, actor y mediático personaje, O.J. Simpson; el 12, el diseñador Roberto Cavalli; ese mismo día, la guionista y esposa del director, Eleanor Coppola; el 19, el filósofo de la ciencia y la conciencia Daniel Dennett; el 17, Francisco Rico, filólogo y Académico de la Lengua Española, esposo de Victoria Camps, experto en El Quijote; el 30, el escritor Paul Auster, eterno aspirante a Nobel, y de tan buena memoria en sus libros.
Mayo vio morir, el día 1 a la periodista Victoria Prego, que nos acercó la transición a una generación que no la vivimos en primera persona; el 5, el futbolista y entrenador, Menotti; el 9, el director de cine de terror, famoso por las adaptaciones de las obras de Alan Poe, Roger Corman; el 12, el misionero, farmacéutico, enfermero, escritor e historiador y sacerdote hospitalario José Luis Martínez Gil; el 13, la canadiense premio Nobel de Literatura, a esta sí, Alice Munro; el 22, el biblista jesuita Natalio Fernández Martos, SJ; el 23, John Boardmann, uno de los últimos clásicos arqueólogos helenistas ingleses; el 31, el mercenario sudafricano Lionel Dick, que intervino en las guerras de descolonización africanas y que inspiró tantos personajes de ficción literaria, cinematográfica… y periodística.
En junio, el día 3, falleció el teólogo Jürgen Moltmann; el día 6, el editor francés vinculado con las OAS Eric Aliano; el 7, el filósofo norteamericano libertario David Boaz; el 8, el periodista italiano Pippo Corigliano, que trabajó tantos años para la Prelatura del Opus Dei; el 11, la cantante francesa Francoise Hardy; el 20, el actor Donald Shuterland; el 24, el médico neurólogo que tanto bien ha hecho con sus investigaciones, José Manuel Martínez-Lage; el 25, la escritora de viajes Ana Briongos, especialista en el Asia Central; el 27, la política española Cristina Alberdi.
Julio, con el estío, vio la muerte, el día 1, del escritor Ismail Kadaré, durante tanto tiempo el único albanés conocido internacionalmente junto a la Madre Teresa de Calcuta; el 6, el ingeniero y empresario Juan Miguel Villar Mir; el 7, uno de los poetas de los nueve novísimos José María Álvarez; el 8, Marta Ferrusola, esposa que fue del molt honorable Jordi Pujol; el 12, el videoartista y creador Bill Viola; el 13, la actriz de nuestra adolescencia de Sensación de Vivir, y más tarde de Embrujadas, Shanen Doherty; el 17, el historiador carmelita Teófanes Egido; y ese mismo día, la escritora y traductora Rosa Regás; el 19, el matemático austríaco y filósofo católico, de honda herencia aristotélico tomista del realismo, y cercano al tradicionalismo, Wolfgang Smith; el 20, el jesuita entomólogo y botánico, Manul Laínz; el 21, el periodista estadounidense Walter Shapiro; el mismo día, la poetisa Julia Uceda; el 24, el dibujante de cómic clásico y tebeos españoles, García Pizarro; el 26, el sociólogo español Salustiano del Campo; el 27, el histórico atleta español, Mariano Haro; el mismo día, la escritora irlandesa Edna O`Brian; el 28, el aristócrata griego e historiador, Miguel de Grecia; el 29, el torero Paco Camino; y el mismo día, secretario -que viene de secreto, de Isabel II de Inglaterra, Barón Robert Fellows.
En agosto, falleció, el día 1, Barbara Sowa, última superviviente del levantamiento polaco de 1944 contra los alemanes en Varsovia; el 7, el periodista económico, Miguel Ángel Belloso; el 11, la autora francesa de obras de espiritualidad, Annick de Souzenelle; el día 12, el aristócrata español de la familia del Rey Felipe, Juan Gómez Acebo; el 14, la diva del Hollywood dorado, Gena Rowlands; el 15, el banquero y miembro de saga de banqueros, Jaime Botín; el 16, la gastrónoma española Clara María González de Amezúa; el 18, el actor francés Alain Delon; el 19, en un extraño naufragio, el magnate británico Michael Lynch; el 21, el actor americano, John Amos; el 24, filósofo y teólogo griego, Jrsitos Yanaras; el 26, la empresaria y personaje público Caritina Goyanes; el mismo día, el historiador quebecuá, Marcel Tessier; el 30, el rey Maorí de Nueva Zelanda, Tuheitia Paki.
Durante el mes de septiembre, el 8, el poeta y columnista Antonio Hernández; el 9, el actor James Earl-Jones; el 11, el político peruano, Alberto Fujimori; el 11, Chad Macqueen, hijo de Steve, y actor en Karate Kid; el 16, el periodista Andrés Luis Cañadas; el 17, inclasificable, Jimmy Giménez-Arnau; y ese mismo día, el que fuera personaje marbellí, ex marido de Gunilla von Bismarck, Luis Ortiz; el 24, el político y exmarido de Isabel Pantoja, Julián Muñoz; el 27, Hasán Nasrala, de Hezbolá, en ataque israelí; ese mismo día murió la actriz británica, Maggie Smith; el 28, el actor y músico country Kris Kristoferson.
Octubre, asistió al fallecimiento, el día 2, del filósofo tomista Alejandro Llano; el 6, del futbolista holandés, Johan Neeskens; el día 8, el obispo lefebriano de la Fraternidad de San Pío X, Bernard Tissiers; el 13, la presentadora televisiva Mayra Gómez Kemp; el 15, el escritor Antonio Skármeta; el 16, el cantante de One Direction, Liam Payne; el 17, el sacerdote húngaro Imre Kozma, tan vinculado a la resistencia anticomunista y a la Orden de Malta en su país; el 18, el periodista de tantos heterónimos, Víctor de la Serna; el 20, el sacerdote y poeta navarro, Jesús Mauleón; el 22, el teólogo dominico, padre de la Teología de la Liberación, Gustavo Gutiérrez, OP.
En noviembre, el 1, el filósofo de la política francés, Bernard Manin; el 3, el productor musical Quincy Jones; el 6, el empresario de Freixenet, José Ferrer Sala; el 7, la empresaria y bioquímica, Ana María Lajusticia; el 10, el empresario y mecenas, fundador de Alfaguara, Jesús Huarte; el 11, el pintor cordobés Mariano Aguayo; el 16, el también pintor, escultor y arquitecto, Javier de Villota; el 20, la historiadora revisionista alemana, Úrsula Haverbeck, sin ceder en su honor.
Diciembre, al terminar este año 2024 de aciaga memoria, vio la muerte, el 14, de Isak Andic, empresario textil; el 15, el historiador Luis Suárez; el 16, el príncipe alemán Wittkund Adolf Waldeck; el 17, la actriz Marisa Paredes; el 19, el político que en tantos lugares estuvo, Federico Mayor Zaragoza; ese mismo día el filósofo hispanista chileno, Juan Antonio Widow; el 23, el maestro de politólogos, Dalmacio Negro; el 25, la arabista Carmen Barceló; el 29, el expresidente de los Estados Unidos, Jimmy Carter.
Que Descansen en Paz.