El abandono de X (Twitter) por parte de Luis Sanz (@MagistraThor) es una señal de que peligra la libertad de expresión dentro y fuera de la red. Jurista intachable y tuitero activo, MagistraThor se ha venido expresando con corrección y libertad en todos los asuntos en que le ha parecido oportuno. Sólo faltaría que por ser juez o magistrado uno tuviese que estar callado.
No entraré a justificar lo justo y razonable de su intervención de la semana pasada porque no se trata de eso. No se trata de presencia en uno u otro lugar, sino de que sus palabras molestaban a un sector ideológico que se ha acostumbrado a la cancelación, la censura y el linchamiento en las redes sociales, a la difamación, al insulto y a argumento ad hominem. Baste advertir que todo lo que dijo fue cierto: el asalto al Poder Judicial —y en particular al sistema de acceso a la judicatura— supone un peligro para el mantenimiento de una Justicia independiente y profesional.
Con la marcha de MagistraThor perdemos todos, pero especialmente aquellos cuyo derecho a recibir y difundir información y opiniones en libertad se ve ahora coartado porque la voz de Luiz Sanz se apaga en X. Muchos vamos a sufrir esa falta. Hay otros jueces y magistrados que han sufrido linchamientos semejantes y han tomado la misma decisión, que es absolutamente comprensible y legítima. Otros resisten y siguen hablando, escuchando y debatiendo con argumentos y razones.
La partida de MagistraThor es un episodio triste para la libertad de expresión en España, pero también es una advertencia sobre lo que nos está sucediendo como sociedad: no es ya que políticos —por ejemplo, un ministro— se dediquen a hostigar a jueces y magistrados, sino que se les pretende privar de un derecho que tienen hasta los prevaricadores, los colaboradores con banda armada y los terroristas que, a pesar de sus delitos, siguen en la vida pública española.
El silencio se impone según quién sea uno y según incomode o no al poder. Por eso se hace más necesario que nunca hablar, escribir y alzar la voz allí donde se pueda. MagistraThor se atrevió y ha sufrido un linchamiento atroz y todo linchamiento es siempre una injusticia.
Nunca imaginé que alguna vez escribiría en defensa de los jueces. Tampoco imaginé que alguna vez sentiría peligrar de este modo la libertad de expresión e información en España. Nunca pensé que sería tan necesario hablar como lo es ahora. Ojalá regrese MagistraThor.