España anda aún de resaca por la falsa agresión homófoba de Malasaña, un caso que ha dejado al descubierto la campaña de agitación de la izquierda y el plan del Gobierno para ilegalizar a la oposición por supuestos delitos de odio utilizando a los homosexuales. Flaco favor nos han hecho, pero si algo positivo va a tener esa denuncia falsa es que muchos se van a pensar dos veces participar en la estrategia del PSOE y de Unidas Podemos que pretende colectivizar y convertir a los gais en víctimas.

“De los amigos me guarde Dios, que de los enemigos me guardo yo”. A  pesar de que nos encontramos en unos de los países más tolerante con el LGTBI, hay que recordar que sí se han producido un par de agresiones en los últimos días, pero nadie habla de ellas porque los agresores son musulmanes o porque el agredido es de VOX.

La violencia no existe cuando no da minutos en las televisiones ni votos en las urnas. Los gais somos dignos de desprecio si no nos entregamos a su ideología ni aceptamos ser sus monigotes. ¿Por qué la izquierda no enciende la calle con estos casos? ¿Por qué guarda la homofobia en el armario y la vuelve a sacar cuando coincide con su relato? ¿Los gais liberales y conservadores que votamos a la derecha valemos menos que los gais socialistas y comunistas?

La homofobia no tiene ideología

No hay un día que no se vean imágenes en las redes sociales de manifestantes con banderas arcoíris y camisetas con la cara del Che o con la hoz y el martillo, ignorando a las víctimas homosexuales en campos de trabajo comunistas para “hacerlos hombres”, el artículo 121 del Código Penal de la URSS en el que Stalin declaró la homosexualidad como delito o la situación actual en China, Corea del Norte, Venezuela, Cuba, etc.

También es frecuente presentar como excepción en el mundo la manida represión franquista, argumento que no se sostiene si miramos qué ocurrió en países libres como EEUU, los Disturbios de Stonewall 1969, o en el Reino Unido, el país del  Buggery Act o Ley de Sodomía de 1533 donde estuvo penalizada la homosexualidad bajo la Ley de Delitos Sexuales hasta 1967. Hay otros casos como el de Escocia (1980) o Irlanda del Norte (1967).

Los datos demuestran que la aceptación LGTBI ha llegado con los nuevos tiempos, no porque lo haya decidido la izquierda. Es más, dicha tolerancia está más vinculada al humanismo cristiano que a la colectivización victimista interesada.

Por qué voto a la derecha

No tendría que explicar el porqué de mi voto, pero hay muchos, de derechas y de izquierdas, que se preguntan qué mueve a homosexuales como yo a votar a partidos conservadores. La respuesta es sencilla y voy a hablar en primera persona porque, a diferencia de los zurdos, no somos una secta.

Voto a la derecha (PP y VOX) porque soy liberal, defiendo la propiedad privada, los bajos impuestos, el emprendimiento y el libre comercio. Porque soy patriota y me siento afortunado por haber nacido en el país más tolerante, algo que puedo afirmar por los viajes que he hecho con mi pareja dentro y fuera de España. Porque defiendo nuestras raíces cristianas y los valores que han hecho prosperar a Occidente, los que han librado a las mujeres del burka y a los gais de las horcas en las grúas. Porque defiendo la familia, la institución que nos libra de la dependencia del Estado. Porque defiendo la vida y la dignidad del individuo, especialmente de los más indefensos. Porque está muy bien el matrimonio homosexual, posiblemente lo único que hizo bien Zapatero (aunque sólo buscase votos), pero además hay que pagar hipotecas, seguros, sueldos, luz, comida, carburantes, etc. y ya he vivido tres crisis provocadas por las políticas socialistas del PSOE y la ruina total en Andalucía, su cortijo privado hasta hace unos años.

Reducirnos a nuestra condición sexual en países occidentales significa apartarnos de la normalidad, de los problemas reales que cualquier ser humano afronta.

Los verdaderos delitos de odio

Hago un llamamiento a la izquierda para que se ocupe de los verdaderos delitos de odio que ocurren en nuestro país, los causados por la hispanofobia. Me gustaría saber por qué este Gobierno permite homenajes a asesinos en serie como Henri Parot y se sienta en una mesa extraparlamentaria que hurta los derechos de los catalanes no separatistas y del resto de españoles. La izquierda debería explicar por qué apoya a los que agreden a guardias civiles o ponen alfombra roja en medios al que asesina a un hombre por llevar tirantes con la bandera de España. Debería explicar por qué impide a los niños estudiar en español, la lengua materna que los une con casi 600 millones de personas. Debería denunciar los privilegios de vascos, navarros y catalanes por poner poner bombas lapa, pegar tiros en la nuca, cortar autopistas, incendiar comisarías de Policía, etc.

Pido a la izquierda que deje de utilizarnos y ponga remedio a estos problemas reales porque, afortunadamente, España hoy es un templo para los LGBTI y lo seguirá siendo.