Al igual que los reyes han inspirado muchas más historias que los presidentes, las guerras, aceptémoslo, son un material literario y cinematográfico mucho más valioso que las elecciones. Pero como últimamente parece que vivimos en una campaña interminable, conviene reponer fuerzas a través de algunos clásicos que han mirado a la fiesta de la democracia —¡disculpen la expresión!— desde la literatura o el cine. Mítines, encuestas, confeti de colores, juego sucio, héroes y traidores. Inspírense y voten bien el 23 de julio.

1  Todos los hombres del rey, de Robert Penn Warren

Novelón por longitud (¡más de 700 páginas!), por calidad y por ambición, Todos los hombres del rey cuenta la historia de Willie Stark, el Jefe, un humilde abogado que, con talento, determinación y una pizca de suerte, se convierte en gobernador de Luisiana. A su alrededor orbita un buen número de personajes, todos interesantes, casi todos tridimensionales. Uno de esos libros de los que uno sale un poco más sabio. Editado recientemente en español por Anagrama.

El mensajero del miedo (1962)

Hay pelis con mala suerte. Este thriller político se estrenó justo antes del asesinato de J. F. Kennedy, lo que, por razones obvias para quien lo vea, la convirtió en una producción maldita. The Manchurian Candidate (su título original) es una fábula sombría, inteligente y afilada sobre la política y el poder, más verosímil de lo que uno pudiera pensar.

Frank Sinatra demuestra que es, entre otras cosas, un actorazo, y también brilla Angela Lansbury, que se llevó el Oscar. La dirección de John Frankenheimer es, como siempre en su caso, elegante y precisa. Ahora mismo no se puede ver en ninguna plataforma disponible en España. No quiero decir que sea cosa de una conspiración, pero…

Caballero sin espada (1939)

Se equivocará quien piense, al primer vistazo, que esta es una película ingenua o naif. Las historia de Jefferson Smith (James Stewart) es, por el contrario, ingeniosa, divertida y potente. Hay muchos que no perdonan a Frank Capra que creyera en algo, que no fuera un cínico amargado, pero, desde luego, en Podría ser peor no somos de esos. Se puede ver en Filmin.

Nuestra marca es la crisis (2005)

Viví tres años en Bolivia, así que pude conocer muchos de los escenarios de esta historia, e incluso a algunos de los protagonistas. Porque la historia real: este documental narra la campaña electoral boliviana de 2002, la que enfrentó a Goni Sánchez de Lozada, Evo Morales, Manfred Relles Villa y Jaime Paz Zamora. Pero el foco no está en esos primeros espadas, sino en los fabricantes de reyes entre bambalinas: las consultoras políticas, y especialmente una, estadounidense, que diseñó la campaña del ganador. El documental está en Vimeo. La adaptación al cine de ficción de 2015 (con el mismo título) es mucho menos interesante, pese a la presencia de Sandra Bullock, pero se deja ver (en Amazon Prime).

Un plan irresistible (2020)

La historia comienza después de las presidenciales de 2016 que llevaron al poder a Donald Trump, en plena depresión demócrata. Cuando un veterano de guerra se vuelve viral por un video en el que defiende a los inmigrantes en un pequeño pueblo de Wisconsin, un cerebro de la maquinaria del partido del burro tiene una inspiración: es el candidato ideal a alcalde. La campaña pronto convertirá sumergirá el pueblo en el caos.

Puede que sea involuntario (segurísimo que es involuntario: ¡la dirige Jon Stewart!), pero esta peli, protagonizada por Steve Carrell, es una de las sátiras más feroces del mundo progresista en los últimos años. Quizás por eso, como muchas otras buenas producciones, gustó mucho más a la audiencia que a los críticos, como reflejan las cifras de Rotten Tomatoes (un consejo: esa ratio críticos-público es un barómetro inmejorable para decidir si ir al cine o no). No es una película de gags ni de carcajadas —de hecho, cuando intenta recorrer ese terreno es cuando más flojea—, sino una historia que se sigue con una sonrisa irónica. El mensaje: la comunidad por encima de los intereses de partido.

En la línea de fuego (1993)

Clint Eastwood interpretó con pocos años de diferencia dos thrillers «presidenciales»: este, dirigido por Wolfgang Petersen en 1993, y la soberbia Poder absoluto, de 1997, dirigida por él mismo, que no incluyo en la lista por no ser, estrictamente, una peli electoral. En la línea de fuego es la historia de una segunda oportunidad: la de Frank Horrigan, un viejo agente del Servicio Secreto que todavía no se ha recuperado del balazo de Kennedy, muchos años atrás, cuando le encargan proteger al actual presidente de unas amenazas creíbles. La tensión entre la seguridad y las necesidades de la campaña de relección no le pondrán las cosas fáciles.

El duelo con John Malkovich es de lo mejor de la película, que cuenta también con un guion sobrio y ágil, una fantástica escena de persecución y una factura clásica que hace que brille por encima de otras producciones de su década. Cine de entretenimiento del bueno, del de siempre.

El disputado voto del señor Cayo, Miguel Delibes

Nadie hablaba de «España vaciada» cuando Delibes publicó esta novela, en 1979, pero el pueblo del señor Cayo, en un rincón de Castilla, estaba ya muy vacío. A la localidad llegan unos jóvenes propagandistas políticos decididos a hacerse con el voto de su anciano vecino. Lo que peor ha envejecido del libro es su parte más coyuntural e ideológica, que aparece hacia los tres cuartos -no concreto para no destripar-. Por lo demás, los diálogos entre Cayo y los activistas son literatura de muchos quilates. Editado por Austral.

La cortina de humo (1997)

Faltan solo unos días para las elecciones presidenciales en Estados Unidos y al líder del mundo libre le pillan en una situación, ejem, comprometida. El truco para disimular lo hemos visto muchas veces en la política real, aunque nunca de forma tan gamberra: montar un conflicto bélico. En concreto, en Albania. El guion es de un humor tan afilado que casi corta. La ofrecen Amazon Prime y Rakuten.

El último testigo (1974)

Seattle, años 70. Un candidato a senador es asesinado a tiros en plena campaña. La conclusión del comité que investiga el crimen: obra de un chalado, ninguna conspiración, nada que ver por aquí, circulen. «Siempre hay algún loco que mata al mejor hombre de la nación». Cuando el periodista de investigación Joseph Frady (Warren Beatty) empieza a indagar en el asunto, ve que hay muchas piezas que no encajan, y pronto se cruza con una empresa, Parallax, con un extraño modelo de negocio.

Alan J. Pakula, director especializado en historias conspiranoicas, exige toda la concentración del espectado —a ratos la trama se vuelve un poco confusa—. A cambio ofrece mucho suspense, una escena extrañamente bella y perturbadora —el vídeo «educativo» de Parallax— y un final vibrante. Disponible en Filmin.