El eco de la literatura mexicana ha vuelto a cruzar el Atlántico. Gonzalo Celorio (Ciudad de México, 1948), narrador, ensayista, maestro de generaciones y actual director de la Academia Mexicana de la Lengua, ha sido distinguido con el Premio de Literatura en Lengua Castellana Miguel de Cervantes 2025, el reconocimiento más alto de las letras hispánicas. El jurado lo ha definido como un «escritor integral, creador, maestro y lector apasionado», un autor que ha levantado, con su prosa, una casa para la memoria y la emoción del idioma.
El galardón otorgado por el Ministerio de Cultura de España, distingue cada año la trayectoria de un autor cuya obra haya contribuido de manera decisiva al patrimonio literario común. En el fallo leído por el ministro, el jurado subrayó la «excepcional obra literaria y labor intelectual» de Celorio, «constructor de un legado invaluable que honra la lengua española y la mantiene viva en su forma más alta: la de la palabra que piensa, siente y perdura».
Urtasun destacó también su doble condición de escritor y maestro, capaz de conjugar «la lucidez crítica con una sensibilidad que ilumina los matices de la identidad, la educación sentimental y la pérdida». Su literatura —añadió— «es una memoria del México moderno y un espejo de la condición humana», en la que conviven «la ironía, la ternura y la erudición».
La elegancia de una voz mexicana universal
Formado en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), donde es profesor desde hace más de medio siglo, Celorio representa una rara síntesis de erudición y cercanía. Doctor en Lengua y Literaturas Hispánicas, especializado en literatura hispanoamericana, ha alternado la docencia con una intensa labor de gestión cultural. Fue secretario académico y director de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM, coordinador de Difusión Cultural de la universidad, director de Literatura del Instituto Nacional de Bellas Artes y, entre 2000 y 2002, director general del Fondo de Cultura Económica, la editorial pública más importante de América Latina.
En la actualidad dirige la Cátedra Extraordinaria Maestros del Exilio Español en la UNAM, un proyecto que refleja su convicción de que la lengua española es un territorio compartido, donde la historia del exilio y la creación son inseparables. Miembro de número de la Academia Mexicana de la Lengua —que preside— y correspondiente de la Real Academia Española y de la Academia Cubana de la Lengua, Celorio ha sido un puente constante entre América y España, entre la tradición y la renovación del idioma.
Un legado literario de introspección y memoria
Su obra narrativa y ensayística traza un mapa de las pasiones, las contradicciones y las pérdidas del individuo contemporáneo. Entre sus títulos más reconocidos figuran las novelas Amor propio, El viaje sedentario, Y retiemble en sus centros la tierra, El metal y la escoria y Mentideros de la memoria, junto a ensayos de referencia como Los subrayados son míos y Cánones subversivos.
En ellos late una escritura que combina rigor y belleza, erudición y emoción, una prosa que observa con melancolía el paso del tiempo y que interroga la identidad latinoamericana desde la literatura, la ciudad y la experiencia personal. Como ha dicho en alguna ocasión, «la palabra es el único territorio que no admite exilio».
Un reconocimiento al idioma compartido
Con la elección de Celorio, el Cervantes reitera su vocación de premiar una literatura que une a las orillas del español. El escritor sucede en el palmarés al leonés Luis Mateo Díez, galardonado en 2023, y se une a una larga nómina de autores hispanoamericanos distinguidos con el premio, entre ellos Carlos Fuentes, Octavio Paz, Sergio Pitol, Elena Poniatowska o Cristina Peri Rossi.
El jurado que lo ha distinguido ha estado presidido por María José Gálvez, directora general del Libro, y formado, entre otros, por Aurora Egido (RAE), Bruno Rosario Candelier (Academia Dominicana de la Lengua), Ana María Gallego Cuiñas (CRUE), Raquel Caleya (Instituto Cervantes), Karmentxu Marín (FAPE), Manuel Rico (ACE) y Constantino Bértolo (Ministerio de Cultura).
El fallo reconoce así no sólo la obra de un autor, sino también la vocación de un lector apasionado y un maestro de la palabra, alguien que ha hecho de la literatura un espacio de resistencia frente al olvido. Con Gonzalo Celorio, el Cervantes vuelve a mirar hacia el corazón de la lengua: a ese territorio donde la escritura es, todavía, un acto de fe en la palabra.
