Frank Gehry, el arquitecto que encorvó la silueta del mundo

El último gran pionero de una generación que entendió su arte como un territorio en permanente revolución

|

Frank Gehry, uno de los arquitectos más influyentes del último siglo y autor del Museo Guggenheim de Bilbao, ha fallecido a los 96 años en su casa de Santa Mónica (California) tras una breve enfermedad respiratoria. Su muerte cierra la trayectoria de un creador que redefinió la arquitectura contemporánea e hizo del titanio en un lenguaje universal.

Nacido en Toronto en 1929 y establecido en los Estados Unidos desde finales de los años cuarenta, Gehry abrió su propio estudio en Los Ángeles en 1962. Desde allí desarrolló una obra que pronto rompió con los cánones modernistas: casas y museos concebidos como esculturas habitables, fragmentadas, tensas, vibrantes, que desafiaban la estabilidad visual y proponían una arquitectura convertida en experiencia.

En los años setenta empezó a llamar la atención por el uso de materiales inesperados (cartón, malla metálica, chapa ondulada) y por su aproximación lúdica al diseño, visible también en líneas de mobiliario como Easy Edges. Pero sería a partir de finales de los ochenta cuando su nombre quedaría unido al deconstructivismo, corriente que abrazó la complejidad formal y el rechazo a cualquier diseño lineal.

Bilbao, el icono definitivo

El Guggenheim de Bilbao (1997) no solo fue su obra cumbre: fue un acontecimiento cultural global. Aquella estructura de titanio, curvas imposibles y luz cambiante redefinió la imagen de la ciudad, impulsó su regeneración urbana y convirtió a Gehry en un referente del «efecto Bilbao», término usado desde entonces para describir cómo la arquitectura puede transformar un territorio.

Su firma quedó también en proyectos como la Casa Danzante de Praga (1996), el Walt Disney Concert Hall de Los Ángeles (2003), el Museo Vitra Design en Alemania (1989), el Centro Stata del MIT (2003) o la torre Opus Hong Kong (2012). En España, además del Guggenheim, dejó una huella singular con las bodegas Marqués de Riscal en Elciego, inauguradas en 2006.

Un creador incansable

Gehry mantuvo una intensa actividad hasta el final de su vida, involucrado en proyectos como la sede californiana de Meta, el Eisenhower Memorial en Washington o nuevas torres residenciales en Berlín.

Su trayectoria fue reconocida con más de un centenar de premios, entre ellos el Pritzker (1989), el Praemium Imperiale (1992), la Medalla Nacional de las Artes de Estados Unidos (1998) o la Real Medalla de Oro de la arquitectura británica (2000). En 2014 recibió el Premio Príncipe de Asturias de las Artes.

Más allá del campo profesional: fue objeto de estudios, debates y hasta películas, como el documental Sketches of Frank Gehry, dirigido por Sydney Pollack y presentado en Cannes en 2006.

Con su muerte desaparece el último gran pionero de una generación que entendió la arquitectura como un territorio en permanente revolución. Queda su legado: edificios que parecen moverse, respirar y recordar que la imaginación también puede ser una estructura habitable.

Resumen de privacidad

Esta web utiliza cookies para que podamos ofrecerte la mejor experiencia de usuario posible. La información de las cookies se almacena en tu navegador y realiza funciones tales como reconocerte cuando vuelves a nuestra web o ayudar a nuestro equipo a comprender qué secciones de la web encuentras más interesantes y útiles.