La editorial Homo Legens ha traducido al español y publicado muy recientemente el libro autobiográfico de la actual presidente del consejo de ministros italiano, Giorgia Meloni, Yo soy Giorgia. Con prólogo en la edición española del líder de Vox, Santiago Abascal, este texto que causó gran conmoción en Italia y ayudó al rápido crecimiento electoral de su partido, muestra de primera mano no sólo el recorrido vital de la por entonces única líder de la oposición frente a gobiernos amplios y técnicos al dictado de Bruselas, sino la experiencia política de un área en permanente construcción como es el de la destra italiana. Una derecha muy poco homologable, hasta hoy, con el significado que nosotros le dábamos a ese espacio político y que surge, no hay que negarlo, desde el post-fascismo de diversos rostros y corrientes del MSI posterior a la caída del ventennio de Mussolini hasta llegar, tras muchas vicisitudes y evoluciones, a un conservadurismo de nuevo tipo pero firmemente anclado en unas raíces sólidas, sociales, populares y soberanistas de los Fratteli d’Italia (FdI), hoy primera fuerza política del país.
Para un lector que desconozca la historia de la derecha italiana y de sus diversas corrientes, siempre con un pie en el orden y el otro en posiciones revolucionarias, este libro de Meloni le permitirá reconocer las grandes similitudes entre los problemas a los que se enfrenta la sociedad italiana al mismo tiempo que las grandes diferencias con que se afrontan, salvo en espacios aún minoritarios aquí en España.
La tradición militante de los viejos militantes misinos, curtidos en mil batallas en las calles y con un profundo arraigo entre las clases populares italianas le ha permitido a FdI afrontar una exitosa travesía en el desierto como un auténtico partido del pueblo alejado de las élites, capaz de sumar y construir mayorías de gobierno recogiendo los anhelos e ilusiones de gentes de diversas procedencias. Un partido serio, ajeno a estéticas trasnochadas, estridencias inútiles y superador de antiguas divisiones históricas, que no reniega ni su tradición ni sus historias, pero capaz de unir a muchos diferentes en el partido de los patriotas que no deja de repetir Giorgia Meloni. ¿Les suena la hoja de ruta hacia el éxito?
La frase con que se presentó en un mitin en 2019 «Yo soy Giorgia. Soy una mujer, una madre, soy italiana, soy cristiana. No me lo vais a quitar» vertebra todo el libro y sirve para explicar una trayectoria política consecuente con una romana de barrio obrero —la Garbatella que tanto le gustaba a Nanni Moretti en Caro diario— comprometida con sus orígenes, su identidad y con una visión de país alejada de las élites progres y liberales (de izquierdas o de la otra autodenominada derecha) que desde sus magníficas villas y sus buenos puestos al servicio de la grandes empresas nacionales y multinacionales están intentando desmontar las últimas posibilidades de frenar la destrucción de la industria, del sentimiento de comunidad y de convivencia de un civilización en peligro por los intereses mercantiles de uniformadores y globalistas.
La historia que nos cuenta Giorgia, sus inicios en la militancia estudiantil y todos los pasos que dio desde la convulsa política italiana desde los años 90 hasta hoy, es la historia de profundos cambio sociales y culturales en la sociedad y de la resistencia de quienes supieron renovarse para no perder la esencia ni los valores. No esconde ni sus miedos, sus raíces ni tampoco escurre el bulto de los temas más polémicos de actualidad, que van del Covid, a la inmigración, los subsidios, el mercado, la UE o el aborto y la maternidad.
Para quienes no sepan nada de la realidad política italiana y sólo se hayan informado por los titulares y editoriales de los medios de comunicación sistémicos, oír hablar de Meloni es escuchar «extrema derecha, fascismo, racismo»…, si hacen el ameno ejercicio de leer este libro, salido directamente de sus palabras y sus manos, les surgirá un profundo sentimiento de zozobra intelectual y se cuestionarán las razones del porque etiquetan con palabras gruesas lo que es un amplio y compartido sentido común. Precisamente eso define el pensamiento de Meloni y la derecha que lidera, en Italia y en Europa: lo común. Ser y representar sin complejos a la gente común, a sus valores, sus sentimientos y sus necesidades.
En el prólogo que firma Santiago Abascal recoge una frase que explica claramente por qué el fenómeno Meloni no es fruto de un día ni de una casualidad: «Sus ideas, sus empeños y sus afectos nacen de experiencias cotidianas en entornos naturales, del calor del roce con su pueblo; y esa es la razón por la que Giorgia Meloni resulta tan atrayente para los italianos y tan difícil de clasificar para los periodistas, académicos o tertulianos».
Merece la pena atreverse a conocerla. Y de paso a reflexionar sobre lo que piensa, dice y hace.